Ayer continuó el aluvión de documentos desclasificados sobre todo tipo de temas, conjuntamente con una serie de informaciones y hechos que nos indican que febrero va a ser un mes muy movido.
Lo más importante es que ayer hubo un golpe de estado en Mianmar (antigua Birmania), que vino precedido por un corte en las telecomunicaciones.
Uno de los canales de Telegram ligados a Q publicó que Estados Unidos había dejado de reconocer a la República popular China (comunista) como legítimo representante del pueblo chino, después de que ese gobierno violara los tratados sobre Taiwán, al incursionar en su espacio aéreo. De esa manera, la enorme deuda contraída por el Tesoro norteamericano con el gobierno comunista pasa a dejar de tener valor alguno, puesto que el acreedor pasa a ser el legítimo gobierno chino de Taiwán. Esto va a provocar, a corto o medio plazo, la bancarrota del sistema financiero del país comunista.
Minutos después, nos enteramos de que, en virtud del decreto-ley sobre interferencia electoral, el gobierno norteamericano congelará los bienes en ese país de los actores implicados en el fraude electoral, extranjeros o internos. Dado que el primer plazo de 45 días para publicar el informe se cumplió el 18 de diciembre, el segundo plazo de 45 días para ejecutar las medidas punitivas se cumple hoy 1 de febrero. Por ello, es de esperar que empiecen a caer gobiernos implicados en ese fraude, particularmente, los de Alemania, Italia, China e Irán, puesto que una buena parte de su riqueza se verá congelada.
Pero eso no es todo, la prestigiosa web ZeroHedge está contando, como se recoge en el siguiente vídeo, que los brokers que están luchando contra los manipuladores del precio de las cosas, en torno a la aplicación «Robin Hood», han comenzado a dirigir su atención hacia la corrección del precio del oro y la plata, particularmente el segundo. Según cuentan, el poderosísimo banco JP Morgan es el mayor manipulador de este precio, y se arriesga al colapso cuando este ejército de pequeños inversores «descubran» el precio real, que se mantiene excepcionalmente bajo mediante oscuros movimientos especulativos del gran capital.