Estaba claro que en los días en los que la «administración Biden» vaya a detentar aunque sea limitadas partes del poder, iba a intentar provocar una guerra, y aquí nos llega el primer aviso.
Ayer, un avión que volaba desde Denver a Honolulu explotó en pleno vuelo y tuvo que hacer un (exitoso) aterrizaje de emergencia. En el último informe de la web de filtraciones rusas Whatdoesitmean se conecta este hecho (de manera difusa) con la muerte de un espía australiano en Siria, que investigaba los asesinatos perpetrados por los cuerpos de élite australianos y norteamericanos en Afganistán. El 10 escuadrón de las fuerzas especiales del ejército de tierra trabajaba con la CIA en Siria e Irak, y por lo visto ha formado parte de esos escuadrones, que, desde la «asunción de Joe Biden» están dejando de proteger los pozos de petróleo en la zona para centrarse en apoyar a un grupo relacionado con Al Qaeda que está preparando un ataque químico de bandera falsa, para echarle la culpa al gobierno sirio y así intentar generar una guerra entre Rusia y Estados Unidos. La general del ejército australiano Susan Coyle parece formar parte de ese operativo.