Según la crónica de Real Raw News, un sólo testigo y su propio testimonio, han bastado para que un tribunal militar compuesto únicamente por mujeres declarara a Liz Cheney, hija de Dick Cheney, culpable de traición y condenada a ser ejecutada.
El testigo que trajo el fiscal Crandall fue su secretario de comunicación Adler, quien declaró que Cheney odia a muerte a Trump y el fiscal Crandall por haber ejecutado a su padre (sucedido en enero 2021), y previamente orquestó el robo electoral en el estado de Wyoming, manipulando papeletas a favor de Joe Biden, a pesar de que ella es supuestamente republicana. Cuando vio aparecer a su más estrecho colaborador para declarar contra ella, los ojos de Cheney estallaron de ira, y estuvieron a punto de taparle la boca con esparadrapo.
El propio secretario de Liz Cheney confesó que ella estaba obsesionada con asesinar a Donald Trump y al fiscal Crandall.
En ese momento Cheney se levantó de la silla y lo confirmó en voz alta: «nada os puede proteger. Moriréis vosotros, vuestras familias y hasta tu nieto que está a punto de nacer, estáis todos muertos desde el momento en que matásteis a mi padre», dijo al fiscal, y añadió mirando al tribunal. «Y vosotras también, moriréis todas».
Estas palabras bastaron al fiscal para pedir un receso en el juicio y pedir al jurado la sentencia de muerte contra la acusada por la traición al pueblo de Estados Unidos.
El jurado asintió y Liz Cheney será ahorcada en breve.
