El mundo al revés. Si queréis una prueba más de que al que hace el bien le crucifican, leed esto.
El informático que consiguió los datos de los facinerosos evasores de divisas en Suiza, procesado y extraditado a España… mientras los mafiosos son exonerados de sus penas.
Los malos, perdonados y el bueno, procesado. ¿Alguien niega que esto es un signo del Final de los Tiempos? ¿Os basta con Obama, hablando con el presidente de Turquía con un bate en la mano? Poco subliminal, ¿verdad?
Bueno, pues el otro día hablaba con mi amigo Diego, artista 3D que ha estado trabajando con artistas de la talla de Alan Parsons y, por causalidades de la vida, se fue a trabajar a Ginebra, Suiza, un añito. Allí conoció a algunos millonarios y artistas de ese extraño país.
-¿Y qué te pareció?, le pregunté.
-Es el país más pobre de la Tierra -me contestó-. Pobre de espíritu. A unos artistas les dieron la oportunidad de hacer una exposición sobre dibujos de Dalí y no eran capaces de variar nada. Así de cuadriculados son. Los millonarios se aburren mucho y el karma del sucio dinero de Suiza, evidentemente, les pasa factura.
Otra de las cosas que me describió, después de vivir allí un año, es la artificialidad del propio estado, que no tiene nada que ver la parte alemana, de la francesa y la italiana. Evidentemente, como ya conté en «Cómo nos robaron la salud…», Suiza fue creada como centro de operaciones de la mafia mundial.