[Lo siento, chicas. George Clooney dice a la revista Esquire que es «gay, gay«].
Este post apareció hace días en burbuja.info, de un insider español que ha participado en las reuniones de los asesores de bancos centrales para «atajar el Bitcoin«. Después de leerlo, las dudas que todavía podríais tener sobre que son ellos mismos quienes lo han creado, desaparecerán. El bitcoin (y las criptomonedas) es software libre y la batalla que se establece es la misma que la de windows frente al «open source».
Como sabéis, ha bajado últimamente mucho su cotización y tiene su lado bueno: los especuladores han huido y ahora se abre un periodo PEDAGÓGICO en el que, gracias a las criptomonedas todos podremos aprender lo fácil que es crear una moneda. Para mí, el bitcoin forma parte del proceso para prepararnos para un nuevo sistema monetario sin inflación.
Dicho esto, y a unas horas de la presentación en Madrid del libro en el que desvelo el verdadero propósito de la industria cinematográfica, os cuento que durante estas semanas mi sempiterno sueño de la «vuelta al instituto o la universidad» ha vuelto a reaparecer.
Os lo he contado varias veces: el sueño comenzó a aparecer cuando acabé la carrera y consistía en que, de repente, «encontraban» que se habían equivocado con mi expediente en el instituto y tenía que repetir una asignatura, y volver a 2º de BUP, a 3ª, o a la Universidad… El sueño ha tenido una evolución a lo largo de estos últimos veinte años, en los que, con la publicación de cada libro, me encontraba más cerca de licenciarme… hasta ahora.
En los días previos a la presentación en Barcelona, el sueño reapareció: iba en un autobús, con mis compañeros de instituto (pero con la edad de ahora) y nos parábamos en una gasolinera, a sólo unos metros de la meta, y yo decía «para lo que queda, puedo ir andando» (recordad mi atasco a la entrada de Bombay) pero mis amigos me respondían.
-No, tenemos que llegar todos juntos, Rafa, es una fiesta.
Esta semana he soñado, también, con diversos compañeros del instituto (particularmente, los que denominábamos «políticos», que podrían ser el equivalente de la ultraizquierda feminista) y venían a hablar conmigo a que les contara la verdad (entregados) pero la fiesta no acababa de arrancar. Anoche mismo, la sensación generalizada es que no había suficiente gente para la fiesta, la música no era la de aquellos años y por eso, teníamos que movernos (no sé a dónde).
Sé que muchos habéis soñado el mismo sueño de la «asignatura pendiente» y resulta tremendamente fácil de interpretar. Es lógico pensar que el sueño reaparece cuando estás a punto de cumplir una «asignatura pendiente» y llegar a tu meta.
En mi caso, lo habré soñado no menos de 40 veces y por ello me siento tremendamente cómodo cuando lo sueño porque sé que mi inconsciente me está guiando en el sentido de que voy bien encaminado a la meta: lo cerca que estaba de «graduarme» es lo cerca que estaba de cumplir con mi misión.
El hecho de que, por primera vez, no vuelva al instituto para aprobar una asignatura sino para reunirme con mis compañeros DE FIESTA significa que la labor ya está hecha y, de hecho, el próximo libro que escriba será DE HUMOR. El que aparezcan compañeros que hoy podríamos llamar «izquierda feminista» significa que ya está claro que teníamos razón.
Sin embargo, el que la fiesta todavía no tenga «suficiente gente» me parece la señal que yo necesitaba para enfocar el próximo año.
Sólo falta que seamos suficientes los que sabemos que esta pesadilla ha terminado.
El tiempo que falte en que el nuevo sistema monetario ponga en marcha la Liberación de la Humanidad es el tiempo que se necesita para que un número suficiente de gente pueda acudir a la fiesta «fin de curso» y comienzo del nuevo.
Por eso digo que el mayor valor del Bitcoin es el aspecto pedagógico.
Os espero este viernes a las 20 horas en la Plaza Ópera 1.
