General, Opinión y Noticias Externas — 9 febrero, 2014 at 7:31 pm

El origen de la neurosis judía: Yahvé ordena a Abraham sacrificar a Isaac (padre de los judíos)

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Si quieres entender lo que anida en el corazón de un judío, tienes que comenzar por este pasaje: para convertirse en el «niño mimado» de su «patrón», su Padre Abraham tiene que sacrificar a su propio hijo EN HOLOCAUSTO, es decir, en honor a Yahvé.
Ahí comienzan y termina (rán) todos los traumas judíos: la neurosis judía que da origen al psicoanálisis y a la locura moderna, pues hemos ingerido la neurosis judía a través de su cultura: Hollywood y la TV.
Sí, es cierto, en el último momento Yahvé le dice que no, que sólo quería probarle pero, lo mires como lo mires, Yahvé se porta como un cabrón, como un hijoputa.
Si esto que digo, te escandaliza, cambia de situación: imagínate que un día te invitan a entrar en un club y, como prueba de fidelidad a la causa, te piden que sacrifiques a tu propio hijo… (Por cierto, ¿sabes que en unas cuantas sociedades secretas, la prueba para entrar es, precisamente, realizar un asesinato? ¿Y la cantidad de estrellas del star system que han perdido, en circunstancias poco claras, a su primogénito….?). ¿Qué pensarías de esa sociedad? ¿Qué pensarías del líder de esa secta?
La prueba irrefutable de que esta escena es el origen de la neurosis judía es su mejor representante, Woody Allen: el hombre que la expresa abiertamente. He seleccionado tan sólo dos escenas de una película (Delitos y faltas) y de un monólogo, que expresan el trauma generado por esa escena (leedlo al final).
Delitos y Faltas
¿Cuál es una de las primeras cosas que Dios pide?
Profesor Levy: El caso es que los primitivos israelitas
concibieron un Dios protector. Que protege, pero que al
mismo tiempo exige rectitud moral. Pero ahí está la paradoja.
¿Cuál es una de las primeras cosas que Dios pide? Lo que
Dios le pide a Abraham es que sacrifique a su único y amado
hijo. En otras palabras, pese a milenios de esfuerzos no
hemos conseguido crear una imagen real y completa de un
Dios amante. Eso va más allá de nuestra capacidad de
imaginación
.

Y si queréis más, contemplad esta escena de la película «El Creyente» sobre un judío que se hace… nazi. Mirad lo que lo provoca.

Dice la Biblia «Dios hizo al Hombre a su imagen y semejanza» y replican los ateos «El Hombre crea una imagen de Dios de acuerdo a su nivel de conciencia».
«Me da igual que me da lo mismo»; es decir, es como afirmar que el vaso está medio lleno o medio vacío.
Un dios que se comporta como un chantajista cabrón genera unos seguidores que se comportan como chantajistas cabrones. Unos seres humanos que eligen comportarse como chantajistas cabrones eligen a un dios a su propia altura. Yahvé no ama a los judíos sino que los chantajea, los utiliza para mantener al resto de la humanidad, esclavizada, y como consecuencia, los judíos no aman a la Humanidad, sino que la chantajean, sabedores de que ellos sí pueden mentir y manipular y matar sin justificación, mientras que la ética cristiana, lo reprueba. Unos combaten con misiles y nosotros, con espadas de papel. Es fácil saber quién saldrá ganando.
Todos los judíos tuvieron (y tienen) la oportunidad de «cambiar el chip» cuando apareció su esperado Mesías y les dijo:
-¡Que noooo, que no era el Padre el que así hablaba, era el impostor! ¡Que Dios no exige sacrificios! ¡Y como prueba, Yo, que soy su Hijo, me sacrifico! ¡Para que lo entendáis!
Y los que quisieron, lo entendieron, y los que querían seguir teniendo carta blanca para matar, mentir y manipular (los mercados) siguieron haciéndolo.
Algún seguidor de la Biblia me dirá (y con razón) que Yahvé reprende en varias ocasiones, por medio de sus profetas, el sacrificio de primogénitos en honor a Baal (que se realizaba en los altozanos).
Eso es cierto: pero el asunto es que prohíbe el sacrificio de esos primogénitos propios (que paradójicamente él había exigido a Abraham!!) ¡pero no los de los no judíos!
Y aquí reside la clave de todo el pastel. Para el judío, el no judío es ganado, no es un Ser Humano, porque no es de su secta, la secta en la que se entra despojándose de toda moral (no hay Bien ni mal, recuerda, como los new age) y ofreciéndose a hacer lo que sea para llegar arriba, para ser apreciado por el que está arriba de la pirámide, el Ojo que todo lo Ve. Lo vemos más claro con los masones («hermanos pequeños de los judíos»): los masones forman una nación independiente, más allá de fronteras, y se ayudan entre ellos. Y pobre del que se quiera salir… (Lo estamos viendo con los banqueros «suicidados» y lo vimos con masones asesinados por su hermanos como el General Prim o el banquero Michele Sindona).
La neurosis judía nace de la creencia en un dios perverso, y genera una mente perversa como la de Woody Allen: un padre que abusa sexualmente de sus hijos. En su mente inconsciente (¡qué poco te sirvió todo el dinero que gastaste en psicoanálisis!) está ese dios que se quiso cargar a su antepasado.
¿Y qué decir del odio al patriarcado?
Si el Patriarca de los pueblos semitas fue capaz de sacrificar a su propio hijo, ¿no vendrá de ahí el odio al Padre que encarnó en el feminismo?
¿Sabías que la fundadora de la primera organización feminista, Bertha Pappenheim, fue la primera paciente de Sigmund Freud, aquejada de histeria, que pasó a la historia como «Anna O».
Evidentemente, estaba histérica porque su Padre no la quería (y, de paso, su tío, otro «Woody Allen», abusaba sexualmente de ella, claro).
¿Os dais cuenta de que todos los trastornos de nuestra civilización proceden de ese miserable chantajista que es Yahvé?
Porque los cristianos también hemos mamado, aunque indiretamente, de esa paranoia, por supuesto.
Por no hablar de la gente que se ha hecho atea o satánica… ¡Huyendo de Lucifer en al creencia de que era el verdadero Dios!
¡Ojo! quien se piense que los judíos no tienen una moralidad, se equivoca. El Deuteronomio dicta unas normas de comportamiento muy estrictas (y loables)… pero sólo para con los judíos. Yahvé no es el Dios de toda la Humanidad sino de los judíos… y de los cristianos acomplejados porque Cristo era judío y el Gran Sanedrín ordenó matarle. Testigos de Jehová, Mormones, Opus Dei, Legionarios de Cristo, Anglicanos y un sinfín de sectas protestantes se plegaron a los asesinos de su propio Profeta, escupiendo, virtualmente, sobre su memoria, al silenciar los pasajes en los que denuncia claramente cuál es el origen del Mal en el Planeta. Todos ellos, en la práctica, veneran a Lucifer puesto que callan la verdad y se han rendido ante los asesinos de Cristo. (Otro día seguimos analizando a Yahvé).

Antes de leer este importante pasaje de un monólogo de Woody Allen, reparad en que el humorsita judío intuye que el que habla, a lo mejor, no es Dios, sino un impostor.

El creyente no hace preguntas, extraído del monólogo de Woody Allen, Los Pergaminos

• .Y Abraham se despertó en mitad de la noche y dijo a su único
hijo, Isaac:
—He tenido un sueño en que la voz del Señor me ha
ordenado que sacrifique a mi único hijo, así que vete poniendo
los pantalones.
E Isaac tembló y repuso:
—Y qué has dicho tú? Quiero decir, cuando El te ha
presentado esa papeleta.
—~Y qué iba a decir? —contestó Abraham—. Estaba allí, a
las dos de la madrugada, en ropa interior ante el Creador del
Universo. ¿Iba a discutir con El?
—Bueno, ¿dijo El por qué desea que me sacrifiques?
—preguntó Isaac a su padre.
Pero Abraham replicó:
—El creyente no hace preguntas. Y ahora vamos, que
mañana me espera un día muy ajetreado.
Y Sarah, al escuchar los planes de Abraham, se irritó y dijo:
—¿Cómo sabes que era el Señor y no, pongo por caso, ese
amigo tuyo al que le gustan tanto las bromas pesadas? Porque el
Señor detesta las bromas pesadas, y todo aquel que gaste una será
entregado a sus enemigos, puedan éstos o no pagar los gastos de
envío.
Y Abraham respondió:
—Porque yo sé que era el Señor. Era una voz profunda,
resonante, bien modulada, y nadie en el desierto es capaz de
retumbar de esa forma.
Y Sarah insistió:
—~ Y pretendes consumar ese acto insensato?
Pero Abraham respondió:
—Francamente, sí, porque poner en duda la palabra del
Señor es una de las peores cosas que puede hacer un hombre,
sobre todo estando como está la economía.
Y así llevó a Isaac a cierto lugar y se dispuso a sacrificarle,
pero en el último momento el Señor detuvo la mano de Abraham
y dijo:
—¿Cómo puedes hacer semejante barbaridad?
Y Abraham protestó:
—Pero Tú dijiste…
—No importa lo que Yo dijera —tronó el Señor—. ¿Prestas
atención a todas las ideas absurdas que se te presentan?
Y Abraham se sintió avergonzado.
-Ejem, no, en realidad, no.
-Te sugiero en broma que sacrifiques a Isaac y te falta tiempo para poner manos a la obra
-Y Abraham cayó de rodillas.
-Mira, nunca sé cuando hablas en broma.
Y El Señor estalló:
-No tienes sentido del humor. No puedo creerlo.
-Pero, ¿no prueba eso que te amo? Estaba dispuesto a entregarte a mi único hijo según tu capricho.
Y el Señor contestó:
-Eso prueba solo que algunos hombres obedecen cualquier orden, por cretina
que sea, mientras la formule una voz resonante y bien modulada.
Y con esto, el Señor ordenó a Abraham que se fuera a descansar y volviese
a despachar con El, al día siguiente.