Estamos viviendo el momento en el que la serpiente se muerde la cola: el preludio de su autofagocitación.
Ayer mismo, un canal de televisión español emitía un falso documental sobre el golpe del 23-F de 1981 alrededor de la evidencia de una conspiración (desvirtuándola). Sin duda que muchos os habréis enfadado pero, miradlo de este modo: están tan presionados que se ven obligados a contar la verdad… ¡para luego desmentirla!
Hace también pocos días, el gobierno masónico de España anunciaba que iba a exigir a Google que pagara una tasa a los periódicos españoles por su servicio «Google news»; un rescate en toda la regla para los comunicadores de la mentira, que han entrado en un colapso total. La respuesta (muy lógica, por cierto) de Google ha sido: «si no queréis que indexemos vuestras noticias, decidlo, y dejaremos de hacerlo». (Con lo cual, perderían más audiencia, claro).
Bueno, salvando las distancias, la afirmación de Fulford de que la mafia sionista ha amenazado con asesinar a 1200 altos ejecutivos de la banca que conocen como se manipulan los mercados de divisas va en el mismo sentido: se sienten tan presionados que ya ¡asesinan hasta a su propia gente!
El periodista canadiense afirma que la sociedad del dragón blanca ha ofrecido protección a esta gente, mientras China y Rusia se preparan para devolver el golpe ejercido por los sionistas en Ucrania, donde las huestes de George Soros han depuesto al legítimo presidente para que este país se integre en la Unión Europea*.
Sin duda alguna, los recientes disturbios en Venezuela y Ucrania se han desarrollado durante los Juegos Olímpicos de Rusia porque los sionistas sabían que Putin estaba demasiado concentrado en impedir atentados como para atender otras cuestiones pero la cosa puede cambiar en unos días.
PD*: Sin duda el más grande error que he cometido estos años fue dejarme cegar por la belleza de la política ucraniana Yulia Timoshenko y no haber sabido ver que Putin y Rusia eran los buenos en esta pelea.
PD2: Aquí está ya, traducido al castellano.