¡Un fin de semana entero sin entrar en internet ni conectar el teléfono móvil! ¡Cuánto tiempo hacía de eso! ¡Jajaja!
Bueno, por fin, comienzo a tener una vida «normal» y no la de un adicto a la información.
A las órdenes de mi amigo Mario T., cortamos las maderas y montamos el domo en dos sesiones de mañana y tarde, en un ambiente festivo y de compadres: ¿habrá influido la propia energía que contiene la cúpula geodésica para que todo se haya desarrollado con tanta armonía… o habrá tenido que ver la paella y el cocido campestres que nos hemos metido al cuerpo?
Bueno, en unos días veréis un pequeño vídeo que os mostrará cómo se puede montar una estructura como la que estáis viendo en sólo dos días, con lo que, si tenéis un terrenito, podéis conseguir un espacio cargado de una especial energía para meditar, un invernadero, un lugar de trabajo, una sala de fiestas o… ¡lo que se os ocurra!
Por el momento, recién llegado del evento os puedo decir que el fenómeno de las cúpulas geodésicas se va a extender tanto como en su día pasó con las orgonitas: ¡exhala magia sideral!
(Como muchos conoceréis, esta estructura fue descubierta por el genio Buckminster Fuller a partir de la molécula que lleva su nombre, que se encontraba en un meteorito; es pues, una estructura cósmica).