[Dado que las absurdas leyes imperantes, hacen que en algunos países no se puede ver este vídeo por el fragmento musical que he incluido, he vuelto a subirlo sin esos compases para que lo podáis ver en todos lados. Pincha aquí si las leyes de tu país, te impide verlo].
Como algunos habéis observado, la serie de vídeos «Dinero y dios» marcó un cambio de tendencia en mi trabajo.
Yo lo considero la cumbre de todo el trabajo que vengo desarrollando pues conseguí conectar el tema más espiritual (dios, en minúsculas) con el más material (el dinero), demostrando que el poder y el (falso) espíritu están relacionados.
Una vez conseguido el objetivo (pese a quien le pese), he podido, por fin, dedicarme a hablar aquello de lo que tantas amigas (sobre todo) me habéis pedido en estos años: mi particular visión sobre la vida y las soluciones a los problemas cotidianos, desde la experiencia y la observación de la realidad en estos casi 45 años de correrías por el mundo.
Son cosas que quería decir hace muchos años pero la urgencia de detener la conspiración y denunciar la mentira, me impedía meterme en temas más «positivos», más filosóficos, espirituales y psicológicos.
La particularidad de esta serie de vídeos que he llamado «Principios para un Nuevo Mundo» y que van a ocupar mi tiempo durante unos meses es que no nacen del pensamiento positivo de alguien que no quiere ver la realidad sino de quien ha bajado hasta los infiernos para encontrarse cara a cara con el Demonio. No hay Verdad más grande que la de aquel que conoce la Mentira a fondo: es desde ahí como se puede encontrar la manera de unir a grupos aparentemente irreconciliables.
En este caso, os invito a ver un vídeo en el que indago sobre el sentimiento nacional y patriótico, los conflictos nacionalistas y muestro el camino (filosófico-espiritual) para solucionarlos.
Entiendo que el título no es que tenga mucho gancho (era difícil encontrar un titular que sintetizara su contenido por lo heterodoxo que es) pero ya veréis que es mucho más divertido de lo que el título sugiere. Y, sobre todo, útil.