Construir infraestructuras que conecten a la gente (sus economías) y así se generen intercambios: esa es la base de la creación de riqueza.
Todo aquel que haya vivido en España en los años 80 sabrá que el secreto del enorme despegue vivido en esos años fue la creación de una buena red de autopistas y la mejora en los transportes urbanos, tren y metro.
La manera en que el Bloque de 180 países que componen el BRICS van a poner en marcha la Edad de Oro es esa: construyendo infraestructuras.
Por cierto, vamos a aclarar de una vez por todas que el «concepto BRICS» va mucho más allá de los cinco grandes países que lo lideran. Si os fijáis mínimamente cada uno de ellos representa a un área cultural planetaria. Brasil (Iberoamérica), Rusia (¡Europa!), India y China (Asia y sudeste asiático) y Sudáfrica (África negra). Hay una clamorosa falta, obviamente, el mundo musulmán, un puesto que, lógicamente, deberían ocupar o Egipto o Turquía. De cualquier manera, que os quede bien claro que si sólo aparecen estos 5 países es porque si mañana digamos que Bolivia dice unirse al BRICS, le montan un golpe de estado. Estos 5 grandes países son tan poderosos que se pueden permitir decir abiertamente que «se han salido» del viejo orden mundial. Y, de hecho, ya lo han hecho, porque las obras que van a comenzar a realizarse en la moneda china (y seguramente, intercambiando por oro), generarán una economía, por ejemplo, entre Tanzania y Nigeria, que hará que los trabajadores que participen en esas obras gasten en otro tipo de bienes lo que generará otros negocios, más puestos de trabajo… ¡Sin pasar por el dólar! De manera que, en los próximos meses, y como anticipaba Willie, la Reserva Federal quedará cada vez más aislada de la economía mundial. Los 20 0 30 países que queden fuera del BRICS se quedarán aislados y, al final, las grandes empresas se moverán al yuang chino… o fallecerán. ¿De qué te servirá tener todo tu capital en dólares si esa moneda ya no se utiliza? De nada, ¿verdad?
Mientras escribo estas líneas, se deben estar realizando negociaciones en diferentes países para comenzar unas gigantescas obras que conecten zonas deprimidas mediante trenes (¿magnéticos?) y así sacar del atraso a millones de seres humanos con esta sencilla manera: conectar sus economías productivas, para así generar intercambios y de esa manera generar riqueza, que revierte en una mejor educación y así acceder a las nuevas tecnologías a los hijos de esas familias.
Yo mismo, y todos los que me leéis, somos producto de esto mismo. La mayor parte de nuestros abuelos (o bisabuelos) emigraron un día a las grandes ciudades y con lo que ganaron, pagaron una mejor educación para sus hijos… y nietos. Es así de fácil.
La conexión de las culturas lleva a un mejor entendimiento entre las gentes y, de resultas de ello, a la eliminación de la guerra.
De donde se deduce que la UNIÓN, que genera el transporte, es la base, no sólo de la economía sino de la paz y la riqueza. Lo podríais ver como una gran matriz cuyos puntos se interconectan en una tupida red: cuanto más tupida es la red, más prosperidad y más paz.
Si os fijáis, la abolición en los años 70 del patrón-oro y la instauración del petrodólar llevó aparejadas muchas cosas, muchas nuevas tendencias.
-La destrucción de la familia con la introducción del feminismo y el movimiento gay que llevó a la generalización de la soledad.
-La introducción del sexo y la violencia salvajes en las películas, y la progresiva introducción de esas temáticas en los noticiarios hasta llegar a donde estamos ahora.
-La generalización de la droga.
-La explosión del terrorismo y la delincuencia no reprimida por el gobierno sino que éste acabó siendo el nido de los propios bandidos.
-La era del fútbol-espectáculo, los grandes ídolos y la violencia en los estadios.
-Las bandas juveniles, en principio, generadas por la música rock y las tribus urbanas.
Todos estos elementos se proyectaron conjuntamente con la falsificación legalizada del dinero por medio del dinero-deuda y tuvieron como resultado la desvertebración de la sociedad, convirtiéndola en una jauría depredadora (todos contra todos) para conseguir los restos del saqueo de la moneda propiciado por los rabinos de Yahvé.
De manera que si el mal se extendió con la falta de unidad, es la Unidad lo que nos puede salvar del mal.
Los líderes de muchos países están dando gigantescos pasos en ese sentido pero me da pena que los seres humanos no les estén siguiendo. La mayor parte de los utopistas que un día creyeron en el 2012 permanecen aletargados, particularmente en Hispanoamérica: ¡No hay un sólo movimiento por parte de los ciudadanos para reclamar la unidad de todos esos países que comparten una cultura común y, además, sus líderes lo están propiciando!
Realmente, los iberoamericanos deberían dar ejemplo al resto de la Humanidad y posicionarse como el primer pueblo que reclama la Unidad, y así abrir el camino al resto de la Humanidad.