Uno de los más bochornosos y esclarecedores asuntos que prueban porqué el periodismo tal y como lo conocemos debe desaparecer ha ocurrido recientemente en España. La Prensa española sin excepción calificó de asesino y pederasta al padrastro de una niña de tres años que había muerto. Sin esperar a sentencias ni a que se esclareciera el caso (en realidad, su herida se originó al caerse de un columpio), los medios de comunicación publicaron su cara y los gritos de una señora (en TV) que le llamaba «asesino y bandido» a la puerta de una comisaría. Ahora se sabe que también los gritos que publicaron todos los medios fueron provocados por la prensa (imágenes de agencia, compradas por todas las televisiones: ninguna estuvo en el lugar de los hechos. Una prueba más de que los presentadores hablan de «oídas»). Sin duda, una gran parte de los periodistas de este país deberían dimitir después de este asunto, comenzando por el director del diario ABC, que publicó una portada espeluznante sobre este inocente.