En las giras de presentación de los libros hablo con mucha gente interesante y despierta, que me van contando sus experiencias y sus opiniones, de manera que palpo cómo va evolucionando la realidad.
En una de las últimas ciudades en las que estuve, un chico me contó cómo su madre -devota del pensamiento positivo- le echaba en cara que no encontrara trabajo «porque no visualizas correctamente la realidad que quieres crear». Es decir, porque no hacía los suficientes esfuerzos con el pensamiento.
A esto es a lo que lleva el fanatismo de ciertas técnicas new age que deforma y exagera ciertas verdades espirituales y científicas. Da igual la realidad de la crisis: si no «creas tu realidad» es que no haces correctamente los pasos de materialización.
La paradoja es que esas mismas personas que no creen en la «culpa» ¡al final se hacen responsables -o culpan a los demás- de cosas de las que no tienen culpa!
¿Veis a donde lleva el fanatismo de la negación de la mente y unas cuantas memeces que están contando unos cuantos gurus new age? O sea, que para encontrar trabajo no importa la situación económica del país, no: todo está en la mente.
Tanto lo uno («todo está en la mente») como el otro extremo («la mente es mala y no tienes que utilizarla») son las dos caras de la moneda del extremismo new age. Y ya sabéis la enorme diferencia entre ser un radical (va a la raíz de las cosas, bueno) y un extremista (llevar la contraria a tu «enemigo», malo).
La realidad es que la mente es nuestro vehículo para movernos en esta realidad: tanto es así que cualquier cosa que hagas -aunque no te acuerdes- primero la has pensado. Lo único es que (cuando estás ensamblado con tu corazón) esas decisiones no recontrapensandas sino espontáneas fluyen con la vida y se convierten en aciertos. ¡Lo cual no quiere decir que la realidad de «ahí fuera» no influya! ¡Por favooorrr!
La mente es lineal y está todo el rato funcionando: tanto es así que cuando la mente deja de funcionar, estás clínicamente muerto, fíjate por dónde.
Te despiertas por la mañana y (salvo que tengas un problema grave, como el Alzheimer o mucho estrés/presión), te colocas en el punto en el que lo dejaste el día anterior. ¡Qué fuerte! ¡Después de ocho horas durmiendo, te acuerdas de todos los asuntos que dejaste pendientes!
Incluso durante el día, tus pensamientos siguen un orden y te van llevando de unos a otros en función de las decisiones que tu mente tome y las experiencias que vayas teniendo (ir al trabajo, quedar con fulano, hacer la compra en determinada tienda, etc).
El problema, como comentaba ayer mismo, es que el orden monetario que padecemos nos impulsa a luchar unos con otros por sobrevivir, por el dinero, de manera que el «otro» se convierte en nuestro enemigo y nosotros, a su vez, acabamos convirtiéndonos en depredadores… para que no nos coman. Nuestra mente está llena de «virus depredadores del otro» creados por los Ingenieros Sociales y la gente que percibe esa malicia en su mente (pero que no sabe que no es suya) ha decidido «tirar el bebé con el agua sucia de la bañera»). En lugar de estudiar la Conspiración de la Historia, mediante la cual sabrían cuáles de esos mensajes han sido implantados externamente, tiran por la borda uno de nuestros sensores para captar la realidad.
Los pensamientos negativos están fluyendo por el ambiente en forma de facturas, traiciones, deslealtades, malentendidos por culpa de la presión, discusiones a causa de esos malentendidos, por lo que nuestra mente, a la que le toca resolver problemas constantemente, se ha acostumbrado a anticipar problemas para tenerlos resueltos cuando surjan, con lo que nos saca de la realidad diaria, del ahora.
Y eso no lo soluciona el libro de El Secreto, amigos, eso lo soluciona el BRICS, el patrón-oro y el jubileo.
Para evitar esos momentos en los que el virus de la negatividad se apodere de nosotros, un día nos inventamos un pensamiento-ancla que evitaba esa contaminación y al mismo tiempo nos daba fuerzas.
Ese pensamiento puede estar relacionado con la comida, la droga, el deporte, las películas de evasión, el whasapp, el facebook, el porno, la obsesión por la ropa, la estética, etc, etc. Las adicciones.
Otra forma más sutil de hacer lo mismo son los pensamientos que nos decimos a nosotros mismos para que no nos dañen, algunos de cuyos ejemplos son los típicos «memes» del pensamiento positivo («no hay culpa», «yo creo mi realidad», «vivir en el ahora») u otros más sutiles como «todo va a ir a peor», «no se puede confiar en nadie», «es imposible que la Humanidad derrote a los malos», «va a venir el apocalipsis», en el caso de los conspiranoicos más recalcitrantes. Si en el caso positivista, el pensamiento positivo te separa de la negatividad, en el de los escépticos, ese pensamiento les blinda de la decepción, de la desilusión.
En cualquiera de los casos, esos pensamientos nos separan de la realidad, de la mente objetiva que juzga en virtud de los hechos y discrimina la influencia de cada cosa sobre lo que acontece con la mente fresca y no en base a PRE-JUICIOS (pensamientos repetitivos).
Ejercicio:
-¿Qué pensamiento repetitivo tiene en la cabeza una feminista o un gay para mantenerse en su cárcel?