La aparición de una mancha solar característica sobre la faz del Sol marca el
inicio del nuevo ciclo de actividad solar.
Enero 10, 2008: Cuelgue su teléfono celular: un nuevo ciclo solar acaba de
comenzar.
«El 4 de enero de 2008, una mancha solar con polaridad invertida apareció en
el disco del Sol, lo cual indica el inicio del ciclo solar número 24», dice
David Hathaway, del Centro Marshall para Vuelos Espaciales.
La actividad solar aumenta y disminuye en ciclos o períodos de 11 años.
Recientemente experimentamos la época de disminución de dicha actividad, la
cual se caracteriza por «muy pocas llamaradas, manchas o actividad de
cualquier tipo», dice Hathaway. «El mínimo solar está con nosotros».
El ciclo solar previo, el número 23, tuvo su máximo de intensidad entre 2000 y
2002, con muchas furiosas tormentas solares. Ese ciclo decayó, como se
esperaba, hasta llegar a la quietud actual, dejando a los físicos solares sin
mucho para hacer, excepto preguntarse ¿cuándo comenzará el nuevo ciclo?
La respuesta es: ahora.
«Los ciclos solares nuevos siempre comienzan con la aparición de una mancha
solar con polaridad invertida y de alta latitud», explica Hathaway. «Polaridad
invertida» significa que la mancha solar en cuestión tiene una polaridad
magnética opuesta a la de las manchas solares del ciclo previo. «Alta latitud»
se refiere a la posición de la mancha en la malla de latitud y longitud del
globo del Sol. Las manchas solares del ciclo anterior se congregan cerca del
ecuador solar. Las del nuevo ciclo, en cambio, aparecen a una altura mayor, en
latitudes de 25 a 30 grados.
La mancha solar que apareció el 4 de enero cumple con ambos criterios. Fue de
alta latitud (30 grados Norte) y magnéticamente invertida. La NOAA
(Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, en idioma español) nombró a
la mancha como AR10981, o «mancha solar 981», para abreviar.
La mancha solar 981 fue pequeña -apenas tan ancha como el planeta Tierra, lo
que en términos de la escala del Sol es realmente pequeño- y ya desapareció.
Pero su aparición, de tres días de duración, entre el 4 y el 6 de enero, fue
suficiente para convencer a la mayoría de los físicos solares de que el ciclo
solar número 24 ha comenzado.
Doug Biesecker, del Centro de Pronósticos del Clima Espacial (Space Weather
Prediction Center, en idioma inglés) de la NOAA, en Boulder, Colorado, compara
a la mancha solar 981 con «el primer petirrojo de la primavera. Todavía hay
nieve en el suelo, pero las estaciones ya están cambiando». El año pasado,
Biesecker dirigió el Debate sobre Pronósticos del Ciclo Solar 24, un grupo
internacional de expertos de muchas universidades y agencias gubernamentales.
«Nosotros predijimos que el ciclo solar 24 comenzaría alrededor de marzo de
2008 y, al parecer, no estábamos tan alejados de la respuesta correcta», dice.
El comienzo del nuevo ciclo solar es significativo ya que la sociedad cada vez
depende más de la tecnología espacial.
«Las tormentas solares pueden inutilizar los satélites de los que dependemos
para pronosticar el clima o para que funcionen los sistemas de navegación GPS
(Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma
español)», dice Hathaway. Las interferencias de radio que provienen de las
llamaradas solares pueden afectar directamente la recepción en los teléfonos
celulares, mientras que las eyecciones de masa coronal (coronal mass ejections
o CMEs, en idioma inglés) que golpean la Tierra pueden causar cortes de
energía eléctrica. «El ejemplo más famoso es el apagón que tuvo lugar en
Quebec, en 1989, el cual dejó a algunos canadienses sin energía durante seis
días».
El tráfico aéreo puede resultar afectado también.
Cada año, vuelos intercontinentales con miles de pasajeros a bordo cruzan los
polos terrestres. Es la distancia más corta entre, por ejemplo, Nueva York y
Tokio o Beijing y Chicago. En 1999, la aerolínea United Airlines realizó
apenas 12 vuelos sobre el Polo Norte. Para 2005, la cantidad de vuelos se
había incrementado a 1.402. Otras compañías aéreas informan sobre aumentos
similares en la frecuencia de sus vuelos.
«Las tormentas solares tienen un gran efecto sobre las regiones polares de
nuestro planeta», dice Steve Hill, del Centro de Pronósticos del Clima
Espacial. «Cuando los aviones vuelan sobre los polos durante las tormentas
solares pueden experimentar suspensiones en las transmisiones de radio,
errores de navegación o puede ocurrir que sus computadoras se reinicien, todo
esto ocasionado por la radiación espacial». Evitar pasar por los polos durante
las tormentas solares resuelve el problema, pero «tomar el camino largo»
incrementa los tiempos de vuelo y, en consecuencia, aumenta el gasto de dinero
y de combustible.
Y ahora las buenas noticias: que haya más tormentas solares también significa
una mayor cantidad de auroras boreales -«el espectáculo más grande del mundo».
Durante el pasado máximo solar, las auroras boreales se vieron a latitudes tan
bajas como las de Arizona, Florida y California. Hasta hace poco tiempo, los
únicos que podían disfrutar de ellas eran los turistas que visitaban el
Ártico, pero al incrementarse la atención que se da al clima espacial y con el
constante mejoramiento de los pronósticos, millones de personas de todas las
latitudes sabrán cuándo salir a ver el cielo.
Mucho de lo que aquí se relata está aún a algunos años de distancia. «La
actividad solar intensa no va a comenzar inmediatamente», hace notar Hathaway.
«En general, los ciclos solares tardan algunos años en incrementar su
intensidad desde el mínimo solar (en el que estamos ahora) hasta el máximo
solar, que se espera se produzca en 2011 ó 2012».
Es un largo camino, pero ya hemos comenzado a andarlo.
Extraño pero cierto: Mientras que el ciclo solar 24 ya comenzó, el ciclo solar
23 todavía no terminó. Ambos ciclos coexistirán durante algún tiempo, tal vez
por un año o más, mientras que uno termina de morir y el otro termina de
nacer. En los próximos meses, podríamos ver en el Sol, al mismo tiempo,
manchas solares del ciclo pasado y manchas solares del nuevo ciclo.