Según las informaciones que reúne la polémica web «whatdoesitmean«, el contraataque de los servicios secretos rusos a los sucesivos atentados ordenados por la CIA en el metro de Moscú y otras periferias en forma de suicidas islámicos, se está resolviendo favorablemente con la consecución del derrocamiento de los gobiernos pro sionistas de Tailandia y la república islámica de Kirgistán. Aunque las noticias actualmente todavía no aclaran si se ha producido el cambio de gobierno, lo cierto es que ambos movimientos se relacionan, pues el país del sudeste asiático vivió una de esas revoluciones de colores manufacturadas por los ingenieros sociales sionistas, al igual que Ucrania(naranja), Georgia (rosa) y la propia Kirguistán (tulipán) en un intento por robar áreas de influencia a la potencia euroasiática.
En el centro de estas operaciones, está el intento por controlar las bases de Don Muang Royal Thai Air Force Base: Tailandia y Ganci Air Base: Kirgizstan. La segunda, vital para el control de los recursos energéticos y, aparte de ello, una posición privilegiada para controlar la producción de heroína en Afganistán por parte de las potencias sionistas y con las que están invadiendo tanto Rusia como China.
De acuerdo a esta información, ambas potencias se habrían unido para contrarrestar esa guerra sucia y estarían usando conjuntamente su poder de influencia sobre territorios en su área de influencia.
Siempre de acuerdo a esas informaciones, los últimos atentados en Rusia habrían sido la respuesta al posicionamiento ruso en contra de la producción de heroína en Afganistán y su lucha contra la droga, que estaría perjudicando severamente esta vital fuente de financiación de la CIA.
Sin embargo, de acuerdo al politólogo Lyndon Larouche, serían los servicios secretos británicos quienes estarían liderando esa producción, con destino, no sólo Rusia, sino también Irán.
