Ayer, hablando con Gustavo, en «la Zebra Coja» (que el próximo viernes toca con su grupo, Omega Power, en «La boca del lobo») me sorprendía una vez más con este comentario:
-Cada uno de nosotros somos una nota, una nota musical, lo que tiene que hacer cada uno es sonar bien y el conjunto estará en armonía.
Eso me dio que pensar, sobre que el gran problema que vivimos es que la igualdad, lejos de armonizar, obliga a cada uno a ser «peor de lo que uno es» para no destacar, para ser igual. Y, curiosamente, ahí comienza la competitividad, porque si cada uno fuera su Esencia, aquello que es, no habría tal competencia, simplemente, porque sería esa nota diferente, «esencial». Si cada uno «es lo que es», no hay competitividad posible porque la competencia nace cuando dos o más personas luchan por un mismo espacio. Si cada uno lleva su propio camino, no hay competencia, no hay lucha.
Estamos llenos de valores que se creen positivos pero que nos llevan al polo opuesto. Hace ya tiempo que vengo denunciando que el histerismo del pensamiento positivo lleva, precisamente, a lo contrario, a la negatividad. Desde un punto de vista estrictamente electromagnético, los electrones (carga negativa) y los protones (carga positiva) tienen que estar siempre equilibrados: tanta carga positiva, tanta carga negativa. Si una persona se instala en la carga positiva (¡Qué feliz soy!, ¡todo es maravilloso!, ¡qué guay!) está obligando a otros a entrar en la negatividad y la explicación viene por la carga eléctrica reseñada más arriba, ni más ni menos. Cada colectividad o, incluso, cada conversación humana (incluida la pareja) es una unión electromagnética, con su carga positiva y negativa. Por algo las mayores pasiones de pareja se convierten en los mayores odios… (Han creado su propia negatividad con un exceso de positividad).
Así pues, «el buenismo» de tantos cristianos, new ages, ecologistas y puritanos de la corrección política está CREANDO SU OPUESTO. El exceso de pensamiento positivo crea la negatividad y, seguramente, el buenismo de la Iglesia católica ha creado su opuesto… (Y toda la depravación dentro de la Iglesia).
En la misma conversación arriba mencionada, Amaranta, que era la tercera que charlaba, contaba que una amiga el otro día no paraba de decir «qué feliz soy, qué fenomenal, qué bien me lo paso…» Y ella estaba jodida, y decía «estoy hecha una puta mierda….». Cuanto más decía la primera lo bien que estaba, más la «obligaba» a la otra a hacer sentir su hastío…. Es decir, que lo estaba «Creando» con su «buenismo». Pero lo mejor de todo es que, a la cuarta ocasión en que el «partido de tenis» («Qué bien estoy/ Qué mal estoy») se repitió, la «buena» le dijo:
-¡Ya está bien, me estás hartando!
¡Genial, no? ¿Quién es la buena? ¿Quién la mala?
Os tengo que decir que las veces en que más odio he sentido ha sido en reuniones de la Nueva Era en las que competían (sin comillas) por ver quién era más feliz y más bueno. ¡Yo no sabía por qué me sentía tan mal! Pero ahora sí… ¡Me estaban obligando a sentirme Mal! Terrorismo de la positividad, le llamaría yo.
Amigos míos, la rabia y el cabreo son necesarios. Estoy harto de ver a gente de la «Nueva Era», con su Luz y su Rayo Violeta, echos polvo, sufriendo una barbaridad. Conozco casos de las personas que más sonrisas, abrazos y besos dan… que mienten, roban y se comportan, en realidad, como demonios. Seguramente, si se dejaran expresar tal como son, con su «oscuridad», no serían así.
La rabia bien canalizada es un motor fantástico y más, en los tiempos que corren. Ved si no, lo que ha hecho el rapero por antonomasia de España, Rabasco, en su último disco, con discurso de Estulín incluido. Una joya.
PD: Por si alguien tiene dudas, la Energía Libre descansa en el Punto Cero, es decir, el espacio donde no hay ni positivo ni negativo. En la Nada…