Pura poesía. El hada reportera hizo grande al guardameta milagroso que protegió la meta de todo Mal y el príncipe, finalizada su misión, besó en la boca al hada. El día después de que el Plan Iluminati de separación de los hermanos iberos viviera su momento culminante, un pequeño albaceteño (español) criado con amor en la Masía catalana (Iniesta) dio el triunfo a la selección española de fútbol.
El día después del Jaque Iluminati al Amor ibérico, más de 75.000 personas vibraron en el centro de Barcelona reivindicando su unión con el resto de los pueblos ibéricos. Decididamente, el fútbol acabó con la conspiración separatista de las huestes masónicas de Rockefeller y Rothschild.
Pero hay más. Como os comentaba hace días, la depresión económica se fundamenta en el miedo al futuro (instigado por los medios de comunicación) que paraliza el consumo y de allí, toda la economía (paro, deflación, etc). Bien, los estadísticos han comprobado que una victoria en un Mundial apunta el Producto Interior Bruto de un país un 0’7%! Así que, la victoria en el Mundial puede haber acabado con los planes del Club Bilderberg…. ¡pergeñados, precisamente, en Cataluña!
El hada, el guardián de la puerta, el pequeño Mowgli, los conspiradores, el amor a la unidad… ¿No es todo lo que atañe a este país, épico, es decir, de película?
Ayer, volviendo de casa de mi hermana, donde vi el partido, Madrid vibraba como nunca. No eran sólo los españoles de nacimiento, no, los caribeños cubanos y dominicanos, los peruanos y los ecuatorianos, los polacos, los indios y bangladesíes, los marroquíes y los argelinos: todos los que sienten suya esta Tierra se dieron un atracón de alegría, en medio de la paranoia de la crisis. ¡Tendríais que haber visto al camión de la basura engalanado con la bandera y los currantes con bocinas y cantando! ¡Nos lo teníamos merecido!
Pero ayer, lo importante no se libraba en Madrid: lo importante era Barcelona. Aquí podéis ver como se vibró la final cerca del Monte judío (Mont-juic) de la ciudad condal, reivindicando, si leéis las pancartas, su condición de españoles, es decir, su unidad con el resto de pueblos ibéricos.