Si te mueves entre gente con conciencia y después, te metes en la web de algún medio oficial, te parecerá estar viviendo en dos realidades paralelas. Ayer estuve en el centro social autogestionado «La Tabacalera» en Madrid, compartiendo un rato con unos amigos que han hecho un «escenario móvil llevado por bicicletas» y pude comprobar cómo la gente despierta está deseando compartir y hacer cosas por amor al Arte.
Uno de esos proyectos es el del pueblo de luz que la asociación ARPA en colaboración «Budas Factory» va a montar en una aldea abandonada de Galicia. Más información, aquí: quienes queráis vivir allí, encontraréis modos de contactar.
Bueno, mientras estas cosas se van desarrollando, hace un par de días me topé con la declaración del guardaespaldas de Britney Spears acusándole de «acoso sexual«. No tiene desperdicio, os lo aseguro.
¿Y la tele? Tras siete meses oficialmente ya sin tele, sigo su degeneración a través de algunas páginas web que comentan lo más destacado. Lo que me encuentro es que las presentadoras enseñan las tetas (camuflado de accidente). Ya ha habido varias así. Los actores porno ahora se han hecho presentadores y la que salta, montan escenitas.
Sin duda, esto es consecuencia de que la tarta publicitaria está disminuyendo cada vez más y, a eso unimos que cada vez más gente está abandonando este medio, la batalla por la audiencia es cada vez más cruenta. Ante eso, la solución siempre es la misma: atacar a los primeros chakras y las emociones más básicas: sexo y violencia.
Es tal la debacle que una cadena de TV española (Telecinco) ha comprado otra (Cuatro), disminuyendo así los canales previamente fijados.
Por otro lado, hace unos días el mandamás de The New York Times anunció que «en unos años, el periódico dejará de editarse en papel». Hablan del 2015, pero creo que será bastante antes…
