Viendo la que le espera a Irlanda, a Portugal y posiblemente, España, es decir, la intervención de sus economías por parte del FMI, y sabiendo lo que ha ocurrido delante de nuestras narices, podemos comprender ahora ya, por fin, cómo se gestó la famosísima DEUDA DEL TERCER MUNDO. ¿Os acordáis? La década de los ochenta y los noventa dándonos el coñazo y con el famoso «remedio» ñoño del 0’7%…
Bien, vayamos a Africa, que será más fácil a partir de ahí extraer correlaciones con América Latina, sobre todo los países más pobres, pero también Argentina.
Al obtener su independencia en los años 60, los países africanos se vieron en la tesitura de avanzar en el desarrollo ellos solitos… sin un sólo franco. Imaginaos esos países cuyas poblaciones en muchos casos estaba saliendo apenas del analfabetismo y/o del periodo del «taparrabos», comenzar a lidiar con el mundo del progreso. Se marcharon los europeos y les dejaron alguna carretera y el tren para sacar los productos que les interesaba a la costa, y poco más. ¿Cómo iban a pagar las carreteras, los aeropuertos, las vías del tren, los hospitales, los colegios, las telecomunicaciones? Sencillamente, no podían. Lo único, en principio, que tenían para comerciar eran sus alimentos que, en el mercado, valen mucho menos que una excavadora o un tractor. Lo que de verdad vale son los alimentos procesados, que llevan un «valor añadido» de una industria, algo que ellos no tienen porque no pueden pagar las máquinas. El otro elemento que pone valor al producto agrícola es el distribuidor, el que lo lleva en barco, avión o camión, y ellos no tienen de esas cosas porque no tienen ni carreteras.
Entonces es cuando les llega el ejecutivo de la United Fruit de turno y ofrece al gobernante de turno hacerles una carretera a pago aplazado a cambio del control de estas plantaciones (véase Guatemala) y a partir de ahí, la compañía empieza a hacer y deshacer en el país, comenzando con los gobiernos. Una vez que el gobierno empieza a hacer «concesiones» y comienza a endeudarse con los bancos de su anterior colonia (como sabemos, a los gobiernos no se les permite crear dinero. En el caso del Africa francesa, la moneda continuó siendo el franco CFA dependiente de París y en las ex colonias inglesas, una variante de la libra esterlina. A través de la moneda, siguieron controlándolos), el proceso es sencillo. ¿No tienes dinero para pagar la deuda?
-Receta del FMI: liberaliza tus materias primas.
-¿CÓMO?
-Que les regales por cuatro pesos a las multinacionales la producción de petróleo, gas y minerales preciosos.
Como ese país no tiene maquinaria para extraer esos recursos, el ejecutivo de turno llegará con un buen sobre al gobernante del momento para «convencerle» de la idoneidad del trato. En la práctica, como ya sabemos, es un saqueo del país, como antes hacían los antepasados de las multinacionales, los piratas del Caribe: o te vendes o te montamos un golpe de estado. Armas para una guerrilla inexistente, conflicto armado, cambio de poder.
Si hablamos de un país más desarrollado, tipo Argentina o, ahora, Irlanda, Portugal, España (o cualquier otro) el proceso para justificar la intervención del FMI consiste en provocar el endeudamiento del país que, como cualquier familia, se consigue elevando el nivel de sus gastos por encima del de sus ingresos. Aquí es donde juegan un papel importantísimo los partidos de izquierda, que siempre fomentan el gasto público, aún a costa del endeudamiento del estado, lo que a los banqueros les encanta claro: por eso prefieren a los gobiernos de izquierda en el Poder.
Aunque los gastos militares pueden ser muy adecuados para conseguir esto (simulando un posible conflicto que genere esa absurda necesidad), la mejor herramienta para conseguir esto es LA CORRUPCIÓN. Corromper las instituciones hasta que la Opinión Pública (por medio de la acción concertada con los medios de comunicación) decida que es mejor privatizar las líneas aéreas, recursos energéticos, las telecomunicaciones, la television, las autopistas… o la policía y los militares (tranquilos, que lo intentarán) para justificar su privatización. Eso fue lo que hicieron, simultáneamente, en todos los países del mundo cuando acababa el siglo XX. No pudo ser por casualidad: tuvo que ser una acción concertada.
¿Y cómo se corrompe un país? Muy fácil:
-Oiga usted, señor concejal (o encargado de asignar tal concurso de obras o de dejar pasar la cocaína por la aduana), si usted asigna a mi empresa este proyecto, usted no sólo se va a llevar este sobre sino que cada vez que mi compañía gane un contrato, se llevará otro.
El rumor pasa por las oficinas y, viendo que el compañero sale de rositas, se empieza a escuchar el rumor «marica el último». Incluso, en el caso de la droga, cuando una gran cantidad de los funcionarios de una aduana están «pringados» en el asunto, llegarán a amenazar al funcionario decente. Como nunca sacarán estos casos en los medios de comunicación, la corrupción avanzará y avanzará hasta que lleve a la bancarrota al estado y lo deje listo para LA INTERVENCIÓN DEL FMI. Fácil, ¿verdad?
Es muy recomendable ver en estos momentos el vídeo «Memoria de un saqueo», en el que se explica cómo se gestó el corralito argentino. La ventaja de la situación que vivimos actualmente es que tenemos Internet y las potentes redes sociales mediante las cuales, la sociedad se puede movilizar en cuestión de horas. Hay que estar preparados porque la situación en Europa es muy similar a la que se vivió en Argentina hace menos de una década (2001): una demolición controlada de la economía de un país.