A lo largo de todos estos años, lo que he pretendido es que vayáis por la calle con los ojos bien abiertos para que diferenciéis los cambios originados por los seres humanos (los genuinos) de aquellos generados por nuestros esclavizadores, que muchas veces se disfrazan de «actos benéficos». Porque, de repente, la realidad cambia delante de nuestros ojos con una nueva tendencia… que nadie sabe de dónde ha salido.
Fue en Barcelona hace dos semanas cuando me encontré con anuncios del «Black Friday» (como sabéis, un día de grandes descuentos)… un día antes de que se generara un Viernes Negro… en París.
La verdad es que no le di más importancia, hasta que llegué a Valencia y me encontré con que había carteles del Black Friday en todas las cadenas de tiendas… y unos días después, hallé Madrid plagado de los mismos carteles.
OK, aquí está pasando algo raro. De repente, todas las grandes cadenas de comercio se ponen de acuerdo para realizar unas rebajas brutales bajo un apelativo tan aparentemente satánico como «Viernes Negro» (que supuestamente nace de los «números negros» de la contabilidad, entendiendo éstos por beneficios).
Y entonces es cuándo tenemos que hacernos preguntas. Preguntas para las cuales es posible que no tengamos respuestas.
¿De dónde ha nacido esta iniciativa? ¿Cómo se han puesto de acuerdo todas las marcas que son competencia entre sí? ¿Qué sentido tiene que hagan esto unos días antes de Navidad, el periodo en el que más ganan y adelantándose a las propias rebajas postnavideñas? (¡Están dinamitando su propio negocio!) ¿Por qué dicen que es un «viernes» y en realidad el periodo de rebajas abarca varios días? ¿Qué sentido tiene, entonces, llamarle «viernes negro»?
Y, acto seguido, hay que pensar en las consecuencias; en los perjudicados por esta decisión. El pequeño comerciante. Me queréis decir qué pequeño comerciante va a poder aguantar semejantes rebajas, prácticamente permanentes?
Por ahí creo que podemos empezar a entender la cuestión.
Aquí hay una guerra, una guerra comercial encubierta. Sin saberlo de cierto, estoy por asegurar que el «Black Friday» se está instalando simultáneamente en todo el mundo.
Y me parece a mí que es la pataleta final del sionismo por la pérdida del poder sobre la emisión de la moneda. Porque os tengo que contar (si no lo sabíais ya) que marcas como Mango, Desigual, Hugo Boss, El Corte Inglés o Carrefour están en mano de los sionistas. Un elevado número de las cadenas de distribución están en sus manos, como ya pudieron comprobar los venezolanos: y ahí pueden hacer mucho daño.
Estamos asistiendo al mismo movimiento que la caída de los precios del petróleo provocada por Arabia Saudita, con el fin de tumbar a Venezuela y Rusia: la llamada «estrategia Sansón» de la Biblia. Es decir: «yo muero, pero vosotros morís conmigo».
Recordad que los gobiernos de Argentina y Venezuela sufrieron sabotajes en las cadenas de distribución del mercado minorista, que los llevaron a su desestabilización.
No lo puedo asegurar todavía al 100%, pero me da que el Black Friday es una -postrera- exhibición de fuerza del sionismo. Una señal de que todavía pueden causar mucho caos, incluso aún a costa de llevar sus empresas a la quiebra (ver las petroleras USA que han cerrado en los últimos meses).
Habrá que estar muy atentos.
PD: Por supuesto, no veréis ningún comentario ni análisis sobre el Black Friday en periódico masivo alguno porque ¡todos tienen publicidad de esas rebajas! (Echad un vistazo a la prensa nacional).
