Arte — 6 diciembre, 2015 at 9:57 am

Sugarman: La Historia de un genio de la canción llamado «Rodríguez», ninguneado, engañado…. ¡y resucitado!

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Venía pronosticando durante estas semanas de presentaciones de «El Asesinato de la música» que pronto descubriríamos artistas de grandísimo valor sepultados por la industria musical en las pasadas décadas. Un razonamiento a partir de la evidencia de que la industria musical ha censurado a prácticamente todo aquel que tuviera un mensaje de enaltecimiento de la humanidad, frente a la decadencia propuesta. Yo no tenía ni idea de la existencia de Rodríguez, el cantautor norteamericano de finales de los sesenta cuya extraordinaria historia vais a conocer a continuación.
Y el caso es que una amiga me recomendó este estupendo documental hace dos días, el mismo día en que me enteré de la injusta crítica que la revista Mondo Sonoro ha realizado de mi libro «El Asesinato de la música», con la tonelada de datos que doy, al que mete en el mismo saco del hoax de que Paul McCartney es un clon (¿entendéis ahora por qué se lanzó ese bulo que algunos habéis contribuido a extender? ¡Claro! ¡Para desprestigiar la existencia de una conspiración en la industria musical! ¡Obvio!).
Por supuesto, yo comprendo que el periodista tiene que cargar contra la Verdad porque la existencia de «una justicia musical», por la que triunfan los buenos artistas, cae por completo al comprobar la malignidad de esa industria, capaz de asesinar a sus propios hijos. Por eso, la historia del estupendo Rodríguez (¡en la que mi amiga vio una correlación con mi propia vida!) ha sido un auténtico regalo; una de esas felices sincronías con las que la vida me regala.
Hay mucho que comentar sobre este documental pero no quiero «chafároslo» porque es realmente buenísimo. Aprovechad a verlo, que está subtitulado, y ganó el Oscar del 2013.

Searching for Sugar Man (2012)- part.1 por DrizztSword


Searching for Sugar Man (2012)- part.2 por DrizztSword

Muchísimas son las enseñanzas que se pueden extraer de la historia de Rodríguez, pero la más obvia es la existencia de una conspiración para eclipsar a todo aquel que tenga un mensaje de elevación de la Humanidad y, sobre todo, esté cercano al pueblo, a la realidad. Rodríguez es lo que Bob Dylan nunca fue*: un verdadero poeta de la calle, del pueblo trabajador, que ha conocido de primera mano las miserias de la vida y ha vivido con dignidad y heroísmo, a pesar de ellas. Un ejemplo a seguir.
Y lo que no quiere el sistema son personas cuyas vidas nos inspiren a ser mejores sino que nos conduzcan por el desagüe de la autodestrucción (véase Lou Reed, Eric Clapton, Mick Jagger Keith Richards y un largo etcétera de vendidos al Sistema que han pretendido ser «libres»: ¡jaaaa!).
La vida del gringo-mexicano es un ejemplo de que el arte no se vende y que, posiblemente, la fama masiva está reñida con el verdadero arte, pues a su vez es incompatible con la libertad. Por el contrario: el artista lo sigue siendo aunque no haya triunfado ni pueda vivir de su arte y, por el contrario, hay mucha gente que vive de la música y no son verdadero artistas.
El éxito de Rodríguez en Sudáfrica a través del «boca a boca» demuestra que la gente tiene en muchas ocasiones mucha más sensibilidad que los propios críticos musicales. Véase, líneas arriba.
Sobre el robo que sufrió el artista: más evidencias de que el negocio musical es un nido de víboras.
*En mi libro demuestro que «Bob Dylan» no es sólo un pseudónimo sino una ficción absoluta: se inventó su historia de cantautor auténtico, que había vivido en la carretera junto a los bluesmen. Dylan es un fake total.