Como muchos sabréis, mi página sufrió un ataque ayer por parte de unos hackers israelíes: borraron todos los archivos. Gracias a que había una copia de seguridad en el servidor… (Por eso hoy veis los artículos sin acentos de hace una semana).
El caso es que me que dé totalmente tranquilo. Si me llega a pasar hace unos años, en los que me mi página era prácticamente la única que daba este tipo de información, me da un patatús, pero ahora, con tantos blogs haciendo tan admirable trabajo… Bueno, «pues si se acaba, se acaba», pensé, «la labor está prácticamente terminada».
Viendo lo que está sucediendo en Egipto, donde la mecha de la revolución ha prendido y han tenido que bloquear todas las telecomunicaciones para impedir lo inevitable (una rebelión similar a la de Túnez), siento que, por fin, ha llegado el momento. La misma rabia ante la injusticia se apodera del Planeta y los cambios de regímenes son inevitables.
Con esa sensación de final de ciclo, voy a comenzar a escribir un relato sobre estos 12 años de investigación y batalla por Internet en el que contaré cómo viví todos estos años interiormente y cuáles han sido mis trucos para sobrevivir a tantos ataques. Se va a llamar: «El libro de magia de Rafapal: cómo sobrevivir a los ataques psíquicos y cumplir con tu misión». Va a ser un regalo que me voy a hacer a mí mismo y una manera de recopilar truquitos que tengo un poco olvidados…
Eso será, por supuesto, cuando pase el Congreso del Amor, al que ya sólo le queda un mes y medio (12 de marzo en Madrid, recordadlo). La semana que viene estará dispuesta la web y comenzaremos a vender entradas, a pegar algunos carteles por la calle y a repartir los marcapáginas que la simpar Iris Aneas ha diseñado para la ocasión. (Para que os hagáis una idea: el cartel lleva el titular «Ha llegado el momento de Amar»).
Por fin, he conseguido recuperar parte de las fotografías de la India y me ha dado mucha alegría conectarme a esos momentos. Es curioso, aún siento que estoy un poco allí.
Bueno, pues una de las fotos que tenía allí es la de la capilla donde está enterrado Cristo, en Cachemira, que os pongo más abajo, con el mensajito que los jefes de la mezquita han puesto allí, negando la versión conspiranoica. Ahí va, dirigido especialmente a aquellos, como el arqueólogo jefe de Egipto, que nos ocultan información histórica. (Ojalá que caiga el régimen).
Más abajo, como os comentaba ayer, la foto que me hice con la camiseta de la svastika, cortesía de los rusos, que son los únicos que se atreven a llevar este símbolo milenario del sol central de la galaxia, y que aparece como signo de protección en millones de hogares y templos de la India. Que conste que todavía soy un cagueta y la absurda presión psicológica sobre este símbolo hizo que no me atreviera a comprar la camiseta. Pero, ¿a que es bonita?