Mucha atención a esto, que me llega desde la isla de Formentera (antiguo caladero de piratas, al igual que todas las islas mediterráneas), según me aseguran, son los primeros documentos de aseguradoras. Es decir, el origen de este negocio, con lo que podemos entender muchas cosas, porque la palabra «securities» (seguridades, o seguros, en inglés) denomina a los valores de bolsa.
El documento fechado en 1347 es un contrato de seguro para un velero que cubre la ruta Génova-Mallorca por el que el mallorquín le paga al genovés 107 liras; el italiano deberá reembolsar el doble de la cifra que le dejaron en caso de que el barco no llegue a su destino. Dado que el barco se llama «Santa Chiara», se entiende que contiene una carga que el mallorquín compró y a la que el genovés se compromete a dar seguridad. De todos es conocido que en aquella época la piratería campaba por sus anchas en esta parte del Mediterráneo con los famosos «condottieri», de manera que el mallorquín está comprando la protección, LA SEGURIDAD, al mafioso, al pirata.
El segundo documento es todavía más claro pues, fechado en 1467, describe un seguro de vida por primera vez, un seguro de vida de una esclava embarazada, entre el amo de la esclava y el médico que se ocupará del parto.
Si, de acuerdo a lo que me cuentan, estos documentos son los primeros contratos de seguro que se conocen, estaríamos ante la prueba de lo que vengo proponiendo desde hace algunas semanas: el negocio de los seguros fue una derivación de las órdenes de piratería, cuyas ramificaciones todavía vemos hoy día en cómo los narcos y mafiosos de Latinoamérica cobran impuestos para que a los negocios del barrio donde operan no les pase nada (lo mismo que el primer seguro descrito más arriba). La bolsa de valores o «securities» en inglés sería otra derivación de este mismo negocio mafioso: cuando los piratas se pusieron traje y corbata y legalizaron su extorsión.
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