Política actual — 1 marzo, 2016 at 11:49 am

Lo que sucedió ayer en Moscú: un trauma colectivo

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Os comentaba ayer mismo que estas semanas previas a la posible explosión del conflicto en Siria van a ser de gran tensión y, ya por la mañana, nos encontramos con lo que sucedió en Moscú. Voy a utilizar esta paráfrasis porque es tan duro, tan demencial, que solo nombrar el hecho en sí nos hace daño a todos como seres humanos.
Porque lo que sucedió ayer en Moscú fue un trauma para la Humanidad, para sus valores y su dignidad como especie. Un trauma colectivo a través de un hecho propagandístico, como expliqué la semana en una serie de vídeos.
No es sólo un ataque (un aviso) contra Putin y Rusia sino contra toda la Humanidad.
Si de verdad hubiera un mínimo de decencia y sentimientos, hoy deberíamos estar viviendo un día de luto mundial decretado por la ONU en el que nadie iría a trabajar y nos uniríamos para derrotar al Mal, a los satánicos, a los ingenieros sociales que han ideado este acto freudiano, destinado a paralizarnos.
Es posible que, como yo mismo, vieras el titular y lo pasaras por alto de la repugnancia que te produjo, pero el impacto para el inconsciente está ahí, lo queramos o no. Las ganas de llorar y la parálisis muscular que un hecho como ese produce en nuestro inconsciente puede provocar contracturas, problemas con el sueño o digestivos, como fue mi caso esta noche.
Me desperté a mitad de la noche con unas ganas locas de beber agua, tras tener un sueño en el que escapaba, como Tarzán, por los árboles, seguido de una serie de monos que me querían matar (iba con alguien). La verdad es que en ningún momento me sentí realmente amenazado, y me escapé rápidamente hasta que llegué a una ciudad y pregunté cómo se iba a no sé dónde… Para mí, el sueño estaba expresando la involución a la parte animal del ser humano que un hecho como este sugiere: la vuelta al «Planeta de los simios» donde los animales se han hecho con el poder.
Sin duda alguna, lo sucedido ayer en Moscú es la prueba defintiva de que el Mal sí existe, y que está conectado con la magia negra (también llamada Ingeniería Social) y que trata de traumatizarnos.
Por otro lado -y aún sabiendo que esa mujer estaba teledirigida por estos magos negros- lo sucedido ayer en Moscú también es una muerte para el movimiento feminista, pues la mujer que decapita a la niña es una demostración, freudiana, de que la mujer también es capaz de generar el mal y que mata a la inocencia (la niña).
Otra prueba más de que estamos viviendo las paranoias de Sigmund Freud.