Si cruzáis el relato inconexo de este ex concursante del Gran Hermano sobre cómo le drogaron en una fiesta (y no recuerda prácticamente nada) y lo que sabemos de la homosexualización imperante en el mundo del espectáculo, entenderéis muchos de esos procesos.
Les drogan, se aprovechan de esa persona homosexuales, y a partir de ahí, sin saberlo, le convierten en un gay; es decir, invierten su deseo sexual.
Leed con mucha atención. Esta es la realidad de la mafia gay: así extiende sus redes.