Primera noticia (que yo sepa) que saca a relucir el fenómeno de los trolls pagados para desacreditar a una persona como una tendencia real, y no sólo una «conspiranoia».
Un periódico digital norteamericano revela el testimonio de un troll al que le pagaban 100 dólares a la semana por escribir comentarios difamatorios contra Sanders, pagado por la agencia de relaciones públicas al servicio de Hillary Clinton.