Media — 13 junio, 2016 at 11:56 am

El fenómeno sociológico de los YouTubers: vuelco a la Opinión Pública

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Hace dos años, la hija de uno de mis mejores colaboradores andaluces me habló por primera vez del fenómeno de los YouTubers y me mostró a los dos que más le gustaban por aquel entonces: Dallas Review y Auronplay. Por aquel entonces, sus vídeos alcanzaban el medio o el millón de espectadores, lo cual ya vi que era un fenómeno sociológico en toda la regla. Cosa que confirmé cuando hablé con uno de mis mejores amigos de toda la vida (alto ejecutivo en una TV) cuando me contó que sí, que conocían el fenómeno pero que habían intentado incluir a alguno de ellos en algún programa «y no había funcionado».
Dos años después, el fenómeno se ha multiplicado exponencialmente, gracias, entre otras cosas, a que el público hispanohablante de un lado y otro del Atlántico a descubierto YouTubers de otros países, con lo que las audiencias han aumentado hasta alcanzar los 18 millones de suscriptores de gente como El Rubius, 3 millones de Auronplay o 2 de Dallas Review.
Estamos pues ante un tremendo salto sociológico que es preciso analizar puesto que, aunque hasta el momento se limiten a hablar de tendencias sociales, el paso a que estos auténticos líderes de opinión de la gente menor de 25 años, es casi ineludible que algunos de ellos se conviertan en comentaristas de la actualidad política. De hecho, también hay jóvenes youtubers conspiranoicos como Perlinda Gómez, CSI Juan o este Bytheworld95, algunos de cuyos vídeos os sonarán a cosas que yo mismo he dicho.
La primera consecuencia que se ha de extraer de esta tendencia es que la generación menor de 25 años ya no ve la televisión. Le aburre. No se identifica con los estereotipos que allí se muestran, obviamente, porque son degradantes: en suma que los vientos que los ingenieros sociales han sembrado con la telebasura de los reality shows se han convertido en tempestades y hay ya una generación y media que, simplemente, busca sus referentes en Internet, no en la controlada televisión.
Y lo peor de todo (para ellos) es que estos líderes de opinión no les necesitan porque ganan suficiente dinero para que vayan a un programa como el de Buenafuente o el de Risto Mejido (ver vídeos) y no tengan por qué «chuparles el culo» como hacen el resto de estrellas mediáticas del cine, la música o la propia TV. No siguen sus broma. No se dejan comprar. Conservan su inocencia, su frescura. Ved si no, el espantoso ridículo del propio Risto Mejido intentando sonsacar a Auronplay cuanto gana (sin duda, por envidia).


El asunto, claro está, es que estos líderes de opinión, tienen muchos más seguidores que los presentadores de estos programas (y más jóvenes), razón por la cual, no necesitan de la televisión. Tenemos pues que se está generando una opinión pública (unos nuevos líderes) no controlados por el sistema.
De momento, toda esta masa de la población parece claro que está votando a Podemos, pero el hecho de que se informen por Internet hace que el fenómeno conspiranoico también esté muy extendido en ese segmento de edad (aunque por supuesto, no es un tema recurrente, salvo con Dallas Review que sí habla abiertamente del feminismo).
Como digo, estamos ante el emerger de una nueva Opinión Pública, de la que se pueden extraer muchas enseñanzas, comenzando por la confirmación de que los líderes son connaturales al Ser Humano. Este es un fenómeno totalmente espontáneo, debido a la necesidad de expresarse en unos tiempos de degradación absoluta, que confirma, como digo, que las personas necesitan referencias de los que saben más. De ahí que los mozos y mozas de hoy en día [el vocablo «adolescente» es peyorativo, significa «que adolece»] estén buscando la referencia de los que tienen unos pocos años más que ellos.
Esto (cortar la referencia con la generación anterior) fue lo que los Ingenieros Sociales pretendieron al mandar asesinar a los ídolos del rock e introducir masivamente la droga entre la población desde los años 70: evitar que las generaciones se comunicaran entre ellas para que supieran el secreto del funcionamiento del sistema.
Parece del todo lógico que estas nuevas generaciones tarde o temprano accederán a la información de la Conspiración, puesto que muchos son hijos de conspiranoicos y, por pura lógica, como digo, o bien alguno de esos YouTubers empezará a revelar información o bien, algún joven conspiranoico como los citados (o algún otro) conseguirá llegar a todo ese público potencial.
Puede que una eventual desclasificación de los papeles del 11-S suponga el principio de ese movimiento.
A nivel político, a medio plazo, nos encontramos un panorama en el que los periódicos ya no cuentan como generadores de opinión (salvo la gente muy mayor) y las televisiones dejarán de ser importantes, puesto que, como digo, esta gente simplemente no ve la televisión. No conecta con su lenguaje y, muy probablemente, nunca lo hará. La democracia basada en los medios de comunicación «unilaterales» (emisores no receptores), tendrá que darse la vuelta a una democracia basada en la interacción con el ciudadano, a modo de YouTube.
Creo que ni siquiera Podemos o las CUP aguantarán este reto: su planificada aparición ha sido, sin duda, el último intento del sistema por canalizar a un sector de la población que ya no se informa por los medios tradicionales.