General, Historia oculta — 9 mayo, 2008 at 4:07 pm

Descubierta la tumba de la reina de Saba

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Arqueólogos alemanes desvelan
el misterio de la Reina de Saba. En su palacio reposó durante mucho tiempo el Arca de
la Alianza que contenía las Tablas de la Ley de Moisés

(Esta civilización estuvo relacionada con el culto a la constelación
de Sirio y muy probablemente con los visitantes estelares de Sirio)

Berlín, 8 may (EFE).- Un equipo de arqueólogos alemanes de la Universidad de Hamburgo ha conseguido acabar con uno de los mayores misterios de la antigüedad al encontrar los restos del palacio de la legendaria reina de Saba en la ciudad santa de Axum, en el estado federado etíope de Tigray (norte).

El profesor Helmut Ziegert, del Instituto de Arqueología de la Universidad de Hamburgo, que dirige el equipo, está además convencido de que en un altar levantado en el palacio y orientado hacia la constelación de Sirio reposó durante mucho tiempo el Arca de la Alianza que contenía las Tablas de la Ley de Moisés.

«Todo cuadra. Los detalles, la datación y la orientación del edificio», dijo Ziegert, cuyo equipo realizó el descubrimiento durante la actual campaña de excavaciones de primavera en la antigua capital de un imperio que abarcó desde Yemen hasta el este de Sudán, controlando el comercio entre África y Asia.

Datada hace unos 3.000 años, la residencia de la reina Makeda, como se llama a la reina de Saba en Etiopía, ha sido hallada bajo los muros del palacio de un antiguo rey cristiano en la capital de la iglesia ortodoxa etíope y la ciudad mas sagrada del país.

El mayor tesoro que albergaba el palacio de la legendaria reina era probablemente el Arca de la Alianza, un cofre de madera de acacia negra recubierto de oro en el que, según fuentes históricas y religiosas, se guardaban las tablas con los Diez Mandamientos que Moisés recibió de Dios en el monte Sinaí.

Ziegert subrayó que su equipo ha dedicado los últimos nueve años a investigar como llegó el judaísmo a Etiopía en el siglo X antes de nuestra era, a la vez que trata de localizar el emplazamiento actual del Arca de la Alianza.

Añadió que las investigaciones han revelado que el palacio original de la reina de Saba fue trasladado poco después de su construcción y levantado de nuevo orientado esta vez hacia la estrella de Sirio.

El equipo de científicos de Hamburgo presume que Menelik I, rey de Etiopía e hijo de la reina de Saba y del rey Salomón de Jerusalem, según la tradición de la iglesia ortodoxa etíope, fue quien ordenó levantar el palacio en su emplazamiento final.

Las numerosas ofrendas que los científicos germanos encontraron en torno al lugar donde debió de estar el altar han sido valoradas por los expertos como una clara señal de que la especial relevancia del lugar se ha transmitido a lo largo de los siglos.

Los últimos resultados de las investigaciones realizadas en Axum indican que, con el arca de la Alianza y el judaísmo, llegó a Etiopía el culto a Sothis, que se mantuvo hasta el siglo VI de nuestra era, explicó Ziegert.

Dicho culto, relacionado con la diosa egipcia Sopdet y la estrella Sirio, traía consigo que todos los edificios de culto se orientasen hacia el nacimiento de esa constelación.

El jefe del equipo de arqueólogos y científicos alemanes subrayó que los restos encontrados en las excavaciones de sacrificios de reses vacunas son una característica también del culto a Sirio practicado por los descendientes de la reina de Saba.

El Antiguo Testamento habla de una reina de Saba, cuyo nombre propio omite, que visitó Israel y regaló grandes tesoros al rey Salomón, del que le impresionó su sabiduría y que le hizo convertirse al monoteísmo y ensalzar a Yavéh.

La tradición religiosa etíope asegura que de la breve relación entre la reina de Saba y el rey Salomón nació un hijo, que posteriormente sería conocido como Menelik I, rey de Etiopía, quien presuntamente se llevó el Arca de la Alianza desde Israel a su país.

Dicha tradición asegura que el arca se encuentra actualmente en la Iglesia de Nuestra Señora de Sión en Axum, donde es custodiada por la única persona autorizada para verla o tocarla, un sacerdote descendiente directo de los levitas, la tribu de Israel responsable de su cuidado desde que fue construida para acoger los Diex Mandamientos.