General — 8 diciembre, 2009 at 11:40 am

Caso real en un colegio español sobre paranoia feminista esquizoide

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Lo he sacado de un comentario a una noticia en el diario Público. La locura a la que ha llegado el virus feminista supera a la peor de las pesadillas orwelianas: así están las chicas más jóvenes absolutamente desestructuradas y los chicos… HACIÉNDOSE HOMOSEXUALES. ¿No te volverías gay después de esto que relata un profesor? Sin duda, la peor de las guerras que los Iluminati han creado: la de sexos. ¡Qué bueno sería que las mujeres pidieran unánimemente perdón a los hombres por no haber aceptado que las trataran bien! (Ergo, el razonamiento que han hecho muchos ha sido: «si no quiere que la trate bien, entonces quiere que la denigre y la maltrate». Esa es la consecuencia de la doctrina feminista: que las mujeres acaben buscando hombres que las maltraten porque el cariño masculino y la atención caballerosa está prohibida por las mentes que dictan la doctrina de esta peligrosísima secta). Lo siguiente lo escribe un profesor de un colegio de algo que ha visto y vivido.

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Aclarando la noticia: Esta convención, loable donde las haya, pide más fondos para fomentar el NEGOCIO DE LOS MALOS TRATOS. Una pregunta que deberíamos exigir la respuesta ¿por qué los engranajes de protección a la mujer tienen el privilegio de estar exentas de auditorias? Me niego a que mi dinero (impuestos) sufragen una organización parasocial.
Hay que luchar desde el sistema eduativo (termino la frase) según digan unas pocas. Soy docente y tengo una batallita. Un chico abre la puerta a una chica por cortesía y ella le reprende en queeso es violencia psicológica porque atenta a su integridad como persona pues ella lo ve como un ataque a su capacidad de abrir la puerta… que quedé a cuadros. Intenté mediar en el asunto, por desgracia pasaba por alli la encargada de los planes de igualdad de género y dió la razón a la niña… a lo que yo digo, desde la educación se potencian las posturas discriminatorias al varón y eso es «impepinable». DIGAN LO QUE DIGAN. El muchacho, recibió una eprimenda por parte de mi compañera de trabajo y ahora no se atreve a hablar con ninguna niña. Me cuesta una barbaridad crear un grupo de trabajo mixto con el muchacho pues TIENE MIEDO¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡. Sí hay que educar desde la escuela en prevención de la violencia de género, pero sin amarillismos setarios. Este caso me ha dado verddera vergüenza gremial.