Ciencia, General — 11 febrero, 2010 at 10:36 am

Las llamaradas solares y su influencia en la conciencia colectiva (e individual)

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A veces os he contado que las personas «sensibles» son uno de mis mejores indicadores para mi «periodismo chamánico». Tengo cuatro sensores para detectar cuán cerca estamos de vivir acontecimientos planetarios (en principio, trágicos). Uno es observar el número de locos que hacen chaladuras por la calle. Antes y después de los atentados del 11-S y el 11-M observé que ese indicador se salía «de madre»: estar despierto durante esos años a la Realidad de la Conspiración y la conciencia me permitió disponer de un ángulo de observación muy efectivo hasta el punto que he llegado a asociar a ese estado de la conciencia colectiva… y a eventos como las explosiones solares. El segundo es mi propio hermano, minusválido físico y cerebral a raíz de un coma, y que pierde el norte con una frecuencia; sus locuras cíclicas son otro de mis indicadores que correlaciono con el resto . El tercero es comprobar entre mis propias relaciones con la «gente normal» esta correlación: escuchar sus historias y ver comportamientos que incluso me afectan en forma de personas que quedan y no van, llegan tarde, sus nervios, etc. El cuarto es, obviamente, uno mismo; mis propias alteraciones en forma de nerviosismo y esa sensación de que tienes que acabar algo (o muchas cosas) rápidamente. Son esos días, ya sabéis (porque nos pasan a todos) en los que se te olvidan las llaves de casa o te las dejas puestas en el coche, pierdes las cosas en tu propia casa… Los días en que lo quieres acabar todo muy rápido, que te mosqueas si los demás no van al mismo ritmo… Y que generan conflictos, claro está, por esa diferente percepción del tiempo, obviamente.
Hoy día, nos avergonzamos de esos estados de ánimo porque creemos que sólo nos pasan a nosotros pero os puedo asegurar, y cada vez lo voy comprobando más a menudo, que es una reacción a dos factores. En poco tiempo, deberíamos convertirlo en un tema de conversación tan común como hablar del tiempo: «¿qué tal llevas la última mancha solar?». «De los nervios, este ciclo me tiene a mil por hora». (En realidad, sí es hablar del tiempo, pero en lugar del tiempo local, el planetario o el cósmico). Sigo con los factores.
1-Momentos de gran tensión política antes de un autoatentado (o después de él, lo que es más obvio, pues estos trágicos acontecimientos producen un daño en nuestro subconsciente aún incluso si no lees la Falsimedia).
2-Explosiones solares, eclipses y, en menor medida, las lunas llenas; por ejemplo, el profetizado por los mayas eclipse de julio de 1999 que marcó el último ciclo de 13 años antes del 2012 fue un momento de ruptura para muchas vidas, incluida la mía, que dio inicio a todo lo que estoy haciendo ahora en un viaje al Africa negra. Cuando escribo estas líneas el sol está produciendo una mancha que podría estallar en una llamarada y, curiosamente, aparte de que mi hermano está desbocado, me han contado varios casos de personas alteradas. Uno, la mujer de un amigo que de en cuando en cuando le echa de casa. Otro, un amigo que no puede controlar su energía. Yo mismo, estoy notando una alteración de la energía. Otro amigo me ha contado que los niños a los que da clase están muy nerviosos. Ayer noche, otro amigo me cuenta diversas historias de conflictos sufridas en los últimos días. Sería bueno que habláramos abiertamente de estos estados porque podríamos entender porqué hay gente que, de repente, te llama obsesivamente, envía muchos mails, o se mosquea contigo sin sentido. Son esas personas más sensibles (y menos conscientes) quienes más los sufren pero acaba repercutiendo a la colectividad porque si sufrimos un cabreo injusto se lo repercutimos al siguiente y así, sucesivamente.
Hay por ahí un experimento de la Universidad de Princeton con un máquina generadora de códigos binarios que ha llegado a establecer una correlación entre el estado de la conciencia colectiva y acontecimientos trágicos como los citados atentados o fenómenos como el tsunami del Océano Índico. Ello indicaría que el Ser Humano, como conciencia colectiva, tiene un sensor como lo tienen los animales cuando intuyen que va a haber un terremoto.

Ayer me vino a la cabeza que las explosiones solares mueven tal cantidad de energía que la razón de estos estreses y ansiedades bien podría ser la incapacidad personal de canalizar esa energía, sobre todo, si estás inconsciente y viviendo en el miedo prefabricado. Imaginaos una lavadora a la que le suben la cantidad de electricidad que recibe, de 220 Watios a… un gigawatio. En realidad, es muy probable que esas «epidemias» en los electrodomésticos que muchos experimentamos en nuestras casas (se fastidian en cadena) estén relacionados con este asunto (por no hablar de los automóviles, claro). Como ya he escrito y contado en las últimas semanas, las frecuencias son capaces de crear geometría sagrada en un puñado de sal y, según los científicos rusos, pueden ordenar de acuerdo a un código sintáctico nuestro «ADN basura», es decir, la llave al desarrollo de otras hélices del ADN. Esa reordenación de nuestros códigos puede hacer que sintamos un acelere del tiempo ocasionado por la incapacidad de la mente para comprender la nueva «información» en forma de ondas electromagnéticas que le llega (eso, sin contar con que esa cantidad de electromagnetismo pueda modificar la órbita de la Tierra y acelerar de verdad el tiempo, cosa que todos estamos percibiendo en los últimos años).
Otro de los elementos a tener en cuenta son la veces que te despiertas por la noche (casi siempre, a la misma hora).
Ojo, a partir de ahora, cada vez que hable de llamaradas solares. Insisto, nuestro cerebro funciona con ondas y no sólo las telecomunicaciones se ven afectadas por esas llamaradas electromagnéticas sino nuestro propio sistema neuronal. Y esto no ha hecho más que comenzar de aquí al 2012.
Convirtamos nuestros estados emocionales en una cuestión de diálogo natural. Nos hará bien a todos y evitaremos muchos disgustos que luego es difícil arreglar (en la pareja, entre amigos, en familia…).

Esto ocurrió el pasado lunes en nuestro sol.

Consejos para manejar esos momentos que nos conectan con el ahora.

1-Meditación con la vela. Repasad una información sobre fosfenos de hace unos días.

2-Flores de Bach. Castaño blanco, Remedy. Superefectivo.

3-Respirar. Acordarse de la respiración.

4-Pasear por el campo.

5-Frecuencias del solfeggio. Hay un amigo que las ha grabado en un Cedé; deberíamos ponerlas en casa.