General — 10 mayo, 2010 at 1:22 pm

Sionistas en el movimiento marxista internacional

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Más abajo, la sinopsis de un poderoso libro sobre  el sionismo dentro del movimiento marxista, hecho que he contado en mi último  libro «Cómo nos robaron la salud, el dinero, el amor… y el tiempo».

La obra de Juri Lina,»Bajo el signo del escorpión», es un libro de tremenda importancia y ha sido ‘auto-publicado’ en inglés, sueco y ahora en español por este valeroso autor. Juri Lina ha sido vetado o considerado persona ‘non grata’ en los E.E.U.U. y Canadá. Igualmente, las editoriales y grandes librerías están tan espantadas por la materia de su libro que literalmente se echan atrás y se esconden. Pero ahora los valientes miembros de Texe Marrs y Power of Prophecy que de entrada ya cuentan con la desaprobación del gobierno y acoso por grupos que de ninguna manera quieren que vea la luz la detallada información concentrada en «Bajo el signo del Escorpión»; están encantados en ofrecer este extraordinario libro de Mr. Lina. La obra de Lina revela que las sociedades secretas y las más altas autoridades están desesperadas tratando de ocultar a los revolucionarios judíos del Illuminati tanto en los E.E.U.U., como en Inglaterra y Alemania incluyendo a Marx, Lenin, Trotsky y Stalin quienes conspiraron para derrocar al zar de Rusia. También detalla cómo esos monstruos tuvieron éxito sentando las bases para el sangriento reinado del comunismo Illuminati en el imperio soviético y la mitad de la población de la Tierra. «Bajo el signo del escorpión» revela la completa y siniestra Historia nunca contada sobre cómo una diminuta pandilla de matones judeo-masones inspirados por Satán, creados por los peces gordos Illuminati y envalentonados por su odio Talmúdico fueron capaces de masacrar más de 30 millones de seres humanos por medio de la inanición, palizas brutales y prisión con millones más sufriendo en los Gulag soviéticos o campos de concentración. Todavía hay más, la cruel e inhumana élite Illuminati, artífices incuestionables y indiscutibles de estas atrocidades, hoy día siguen en el poder, operando tras bastidores con su mortífero poder escorpión en U.S.A., en Europa y por todo el mundo.

Unas citas del libro:

«Los partidos judíos, Bund y Po’alei Sión tenían permiso para funcionar, aún cuando los otros
partidos fueron prohibidos en 1920. El último se unió al Partido comunista en diciembre de 1928.Ni siquiera una sola sinagoga fue destruida o convertida en un retrete público o almacén,
como pasó con las iglesias. Ni un solo rabino fue crucificado. Muchas iglesias en Moscú fueron demolidas en 1922 y en cambio, una sinagoga con espacio para dos mil personas fue construida. Un total de 60.000 iglesias fueron destruidas.
Los ejecutores de justicia judíos gritaban: «¡Larga vida al Terror Rojo!» «¡ Muerte al burgués! » Pronto comenzaron a hacer efectiva la ley ‘trabajo-deber». Los vagabundos eranejecutados en el acto.

The Times admitió el 18 de septiembre de 1920: «El régimensoviético confía en las mentes judías, en letones [es decir alemanes], en las bayonetas chinas y en la terrible ignorancia rusa». En 1922, el corresponsal para el periódico británico The Morning Post, Víctor Marsden, publicó los nombres de todos los 545 funcionarios dentro de la administración gubernamental. 477 de ellos eran judíos y sólo 30 eran rusos (5.5 por ciento).En 1920, un total de 500.000 judíos ya trabajaban en el partido soviético, en el aparato de estado, en varias instituciones, como líderes de empresas y en todos los otros posibles campos de práctica dentro del régimen soviético. Muchos de esos judíos se habían mudado a Rusia,
principalmente de Polonia y Lituania.
(“El Libro del Judaísmo ruso, Nueva York, 1968, pág. 137.) La mayoría de los diplomáticos más importantes en la Unión Soviética tambiéneran judíos. También había funcionarios judíos dentro de la primera representación soviética en Estocolmo, porejemplo, Aaron Zimmermann. Aquí sigue una lista de sólo unos pocos de los judíos más poderosos en una de las primeras administración soviética.»

«El pueblo ruso recuerda con horror a sus verdugos judíos, todos los cuales tenían sus propiosmétodos para librarse de sus enemigos. Ashikin en Simferopol hizo que sus víctimas marcharan completamente desnudos ante él, después de lo cual cortaba sus brazos y orejas con su espada antes de que les arrancara personalmente sus ojos y cortara sus cabezas. El jefe de los verdugos en Nikolaiev, Bogbender, tapiaba vivas a sus víctimas. Deutsch y Wichman trabajaron en Odessa. Ellos afirmaban que no sentían ganas de comer hasta que ellos hubieran matado varios cientos de Goys. Los Chekistas en Voronezh cometían asesinatos rituales. Entre otras cosas, hervían a sus víctimas vivas. Ése era un método común para librarse de goys y de los renegados judíos. Casi todos los
habitantes de Pyatigorsk fueron exterminados, Toda esta información fue publicada en el periódico
ruso Russkoye Vosskresenye, No. 3, 1991.

Es imposible, por falta de espacio, describir a todos los carniceros y sus crímenes. Mencionaré simplemente algunos números. Durante un solo año en el poder, los Bolcheviques
exterminaron a 320.000 clérigos (ni un solo rabino) (Molodaya Gvardiya, No. 6, 1989).»

«La compañera de Trotsky, Clara Sheridan, escribió bastante abiertamente en ‘The New York World’ el 13 de diciembre de 1923: «Los líderes comunistas son judíos y Rusia es completamente dominada por ellos. Ellos están en cada pueblo, en cada escritorio gubernamental, en las oficinas y en las redacciones de los periódicos. Ellos sacan a los rusos y son responsable por la creciente actitud antisemita.

John Gates (en realidad Israel Regentreif), uno de los líderes comunistas en los Estados Unidos, también ha confirmado en su autobiografía que los judíos tenían una posición completamente dominante en el movimiento ruso y Marxista internacional. (John Gates, «La Historia de un Comunista norteamericano», Nueva York, 1958.) Aquí yo debo señalar que los judíos extremistas rusos y sus compañeros de viaje eran sólo herramientas en las manos de banqueros internacionales judíos, que quisieron transportar tanta riqueza como fuese posible fuera de Rusia.

El banquero Jacob Schiff, le había dado 20 millones de dólares a León Trotsky para organizar la toma del poder Bolchevique. Esa apuesta ciertamente pagó. Entre 1918 y 1922, 600 millones de rublos oro, se transfirieron a los Estados Unidos de América, según el historiador Gary Allen.
En la primera mitad de 1921, sólo, la casa bancaria de Kuhn, Loeb y Cía. hicieron una ganancia de 102.290.000 de dólares en la riqueza que los bolcheviques habían robado, según el New York Times, 23 de agosto de 1921. Multiplique esa suma por cien y tendrá el valor actual de ese dinero.»

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