Opinión y Noticias Externas — 5 marzo, 2011 at 9:53 am

Últimas noticias del Congreso del Amor, Madrid 12-M

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Cartel que provocó un ataque de heterofobia

Anteayer estuvimos viendo la sala junto a varios de los artistas y colaboradores y dando los últimos toques al programa. El hecho de que el evento se produzca el 12-M, al ladito de la estación de Atocha, es un claro indicativo de que allí se va a producir «algo» a muchos niveles. Una catarsis, un acto psicomágico y, por eso, no es extraño que los magos y las hadas se vayan sumando a la convocatoria.

Yendo al programa, vamos a contar con la participación del rumbero gaditano Charly de «Raíces y Puntas» y la bailarina Clara Bueno, además del ya mencionado Ramón Prendes y la pintora Larisa Hancu. María, del Oeste Celeste, recién llegada de Chipre, donde ha estado con el mayor maestro sufí de la actualidad, pondrá su puestecito de tés (y su mágica presencia).

Por la tarde, me comunico sincrónicamente con Fulvio Carbone y Miyo, que me proponen lo mismo en cuestión de minutos y me hacen ver que los magos están ya conectados para el mágico evento.

Ayer, después de 5 años esperando su momento, he publicado «El Arte de Ligar en la era de Acuario», que ya se puede comprar por Internet.

También ayer, salía de tomarme un té del Oeste Celeste y justo me cruzo en la puerta con tres chavalas bastante majas (20 y tantos) pero con pinta de moderrrnas. Ya sabéis.

Una se queda mirando el cartel del Congreso, que está en el corcho de la entrada y dice en voz muy alta.

-Congreso-del-Amor… Hombre-y Mujer. ¡QUÉ HORROR! ¡QUÉ ASCO!

(Yo, detrás de ellas, me aguantaba la risa, por supuesto).

Se queda un ratito meditando el horror de que un hombre y una mujer se amen y remacha:

¡QUÉ HETERONORMATIVO!

«Qué anticuaos», debió pensar.

De verdad, esta demostración de HETEROFOBIA es tan buena que estoy pensando en grabar un gag en vídeo que serviría de promoción del Congreso.

Bueno, simplemente, como recordatorio de quienes son Fulvio Carbone y Miyo os pongo una entrevista con Fulvio y, más abajo, un precioso texto de Miyo titulado «Encarnamos para disfrutar el amor».

Algo especial va a pasar ese 12-M en la castigada ciudad de Madrid…

Entrevista a Fulvio Carbone

Miyo (extraído del Libro «peldaño a peldaño»). Ve a su blog, y sigue su diario.

29 de Octubre: Encarnamos para disfrutar del amor

El amor aterroriza al ego, siempre temeroso ante los sentimientos pro-

fundos y las emociones intensas. Pero un buen día llamamos al amor

desde el corazón, como si fuera un globo aerostático que nos mueve

peligrosamente en medio de la tormenta. Es el fruto de una decisión

compartida en libertad que expresa el deseo de seguir unido al ser ama

do más allá de la vida y de la muerte, aunque realmente se traduzca en

un intento de fusión sin condiciones en este instante que es eterno.

¿Cuándo se niega el amor? Cuando rechazamos el cambio continuo

nuo de la existencia y queremos congelar lo que ahora sentimos y vivi-

mos para que nunca cambie, O también cuando nos consideramos tan

avanzados que creemos no necesitar a nadie más cerca de nosotro

Pensamos que podemos hacer todo el camino solos, sin necesidad

una mano amiga o una mirada de amor en los ojos de la pareja.

detenemos el amor que otro nos quiere entregar, cuando no nos senti-

mos con fuerzas suficientes para ser vulnerables a ese amor.

También negamos el amor cuando rechazamos conectar con

quien nos está amando de manera sincera, o cuando nos entregamos a

medias en el juego amoroso en vez de estar totalmente presentes

aquí y ahora del amor. Dando lo que somos plenamente, con nuestros

sueños, pensamientos, ilusiones y realidades materiales. Y negar el amor

nos debilita, nos hace perder integridad. Porque el amor está en todas

partes, e inunda cada partícula del universo. Negarse a un encuentro es

poner barreras al amor, un encuentro que quizás sea sólo para agradecer

cer o para mostrarnos parte de nuestra sombra no resuelta. Para rega-

larnos algo o para mirarnos a los ojos. La clave es entregar nuestro amor

a todos los que nos ofrecen el suyo, e incluso a todos los que por un

otra situación decidan aceptarlo en cualquier momento.

Guardar el amor esperando que llegue la persona perfecta para

recibirlo es fermentarlo en el corazón y pudrir sus manifestaciones

futuras. Cuando después de largos aflos llega el momento de sacarlo

a la luz, ya no es brillante ni ligero sino una pesada carga que intenta

agarrar como una ventosa, que busca la seguridad de congelar el fu-

turo y obtener promesas incumplibles… Sobrevivir como humano es

amar, ya que el amor es una herramienta de vida. Es sentir el placer

de la unión y es la fuerza material que mueve la creación y la plasma-

ción de nuestra vida en los planos de la materia-energía.

Para eso encamamos en la tierra, para sentir el amor en nues-

tros cuerpos, en nuestros huesitos, en la sangre y a través de estruc-

turas hormonales complejas. El amor se siente en las emociones y en

las sensaciones, y por eso los seres de las estrellas tienen que contem-

plarlo y sentirlo a través de nosotros y de nuestros límites, que son

realmente trampolines para encarnar el amor. Los cuerpos humanos

pueden y deben manifestar el amor en sus gestos, en sus movimien-

tos creativos, en sus células, porque han sido disefiados por grandes

maestros y dotados de enormes cualidades de expresión sensible.

Desde el palpitar del corazón a las lágrirnas, desde el flujo interno del

yoni femenino hasta el sudor, desde los escalofríos hasta los abrazos,

todo en el cuerpo humano es capaz de manifestar la luz con la que

esta construido.

Puedes alejarte del amor por miedo a sus consecuencias, pue-

des tratarlo como una mercancía monetaria, puedes transformarlo en

frialdad y rigidez de gestos para dominar a la otra persona, puedes

degenerarlo con impulsos contra natura para satisfacer tus traumas

infantiles, puedes esconderlo como un tesoro codiciado y no ense-

fiarlo a nadie… Pero en cada uno de estos ejemplos estas destruyen-

do el amor. Simplemente invoca el amor desde tu sagrada presencia y

que llegue con toda la sensibilidad que tu ser sea capaz de admitir en

este instante, para el mayor bien de todos los implicados.