Opinión y Noticias Externas — 18 julio, 2011 at 9:06 am

«Todos y Todas, sí… Pero empresarios y empresarias, banqueros y banqueras, NO»

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IMAG0048El sábado acompañé a una amiga a la Asamblea Popular de Lavapiés y estuve siguiendo el burocrático orden del día con interés, porque a pesar de que no se diga nada muy interesante, la verdad es que es un «reality show» que engancha: los estilos al hablar, la estética, las intervenciones… En fin, que aunque el debate intelectual no pasa de los lugares comunes de la izquierda del siglo XX, por lo menos se mueven algo las neuronas… A pesar de la tortura de la corrección política, del «todos y todas», «nosotros y nosotras», etc.

En realidad, no pasó nada especial hasta que se leyó un comunicado sobre, creo, las redadas en el barrio de Lavapiés, con la carga emotiva y contra el racismo que os podéis imaginar. El comunicado estaba redactado en los términos de la corrección política arriba mencionados y, como hacía alusión al poder económico, a los redactores se les ocurrió, para ser «inclusivos» sexualmente, hacer mención a «los empresarios y empresarias, y a los banqueros».

(!!!!)

Una mujer tomó inmediatamente la palabra para denunciar que no podía ser que se incluyera el término «las empresarias» cuando la realidad es que casi no hay mujeres de esta casta y ella no podía permitir, venía a decir, que se hiciera partícipe a las mujeres de ese poder negativo. Entonces, surgieron algunas voces aludiendo a Ana Patricia Botín (sólo habían escrito «banqueros», en masculino), por lo que habría que incluir el término «banqueras».

Ahí fue cuando Rafapal se levantó y tomó la palabra para preguntar si todos los males del mundo son masculinos y las cosas buenas son femeninas, añadiendo que él no se sentía responsable de lo que unos hombres malos hicieran: «Por qué me tengo que sentir yo responsable del mal del mundo, por el mero hecho de ser hombre?». Ello originó un revuelo entre los asamblearios y una llamada a la mujer que había creado el disenso que se zanjó en un corrillo en el que decidieron hablar de «la banca» (en genérico) y «las personas del mundo de la empresa».

Solo como argumentario, que podéis utilizar si se os presenta la ocasión, me faltó lanzar este koan:

-¿El Mal es masculino y el Bien es femenino o  el Mal y el Bien carecen de género?