Cada vez está más claro que la policía permitió la masacre de Oslo.
La policía cogió un camino de 3,5 kilómetros para llegar cuando había otro tres kilómetros más corto. No utilizaron un helicóptero que les hubiera venido estupendo y, para colmo, Breivik les llamó 10 veces para que le arrestaran antes de seguir matando.
En resumen, otra operación como el «Bar Faisán». Alguien desde dentro torpedeó la acción de la policía.
