A ver qué opináis.
Hace sólo una semana que volví de Inglaterra y otra vez en carretera… La edición de este año, a mi modo de ver, ha sido inferior a la de otros años, pero quedará para la historia, sobre todo, por el cómico extraterrestre fumando en pipa, del que se han hecho unas camisetas que han sido todo un éxito.
Nuestro viaje fue tan intenso que parece que fue un día… muy largo. Visitar la comarca de Cornwall y los míticos lugares donde se recuerda la leyenda de Arturo fue uno de los grandes alicientes aunque, sin duda, la estrella de viaje, para mí, fueron las calaveras de cristal.
Fuimos tres veces a casa de Steven, coleccionista de estas calaveras, que reúne una cincuentena de ellas. En estas semanas, he podido tomarle el pulso a este pujante movimiento espiritual, que podría calificarse de «Ultrafreak» y cuyos seguidores llevan sus calaveras a todo lugar espiritual a donde vayan, convencidos de que se cargan de energía en ellos.
Es como si, ya adultos, volvieras a la época de los Geyperman y la Nancy y no pudieras salir sin ellos. Eso sí, entre risas y bromas.
La leyenda de las 13 calaveras de cristal y su reunión es, quizás, la última de las profecías que queda por cumplirse para dar por finalizada esta era, razón por la cual, verme inmerso en este mundillo (como digo, sin pretensiones ni egos y, más bien, con un gran sentido del humor) ha rodeado este segundo viaje a la región de los crop circles de un tinte de película de Indiana Jones.
Como os he comentado, las aventuras han sido tantas que mis amigos Kike y Bea ya se han puesto a preparar los próximos viajes a Egipto (primavera) y las catedrales góticas francesas (otoño), de los cuales os iré contando en los próximos meses.