Opinión y Noticias Externas — 14 septiembre, 2011 at 10:10 am

Anécdotas rafapalianas: el chiste de la nave nodriza, el submundo de la cerrajería 24 horas y el código «Susana Grisso»

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La indescriptible Sara Jedi, que pronto vendrá a España de gira con sus calaveras de cristal: ¡estáte atento a la página!
La indescriptible Sara Jedi, que pronto vendrá a España de gira con sus calaveras de cristal: ¡estáte atento a la página!

Ayer, celebrando el cumpleaños de la nueva amiga, Ana «calaveras de cristal» junto a los viajeros galácticos, co-(i)nspirando con nuevos amigos y contactos de alto nivel, compartíamos anécdotas de estos meses de verano. Entre el trajín de los viajes y los artículos, se me pasa contar muchas cosas mágicas y graciosas que me pasan (y a veces aparecen en algún artículo tiempo después) y que a partir de ahora contaré de vez en cuando.
Lo primero es el chiste de la «nave nodriza«. Este verano, compartiendo con la ya mítica bruja céltica-galáctica Sara, con su tremenda alegría y simpatía que tantos buenos ratos me hizo pasara, soltó una con la que me partí de risa.
Estábamos esperando a Kike y a Bea en nuestro camping improvisado, cada uno en su casa (caravana o tienda), después de días como buenos vecinos en situaciones similares en las que quedabas a las… 12… y al final salías… a la 1:30.
Bueno, pues en una de éstas, coge Sara y suelta algo así como:
-¡Oh my god, these hippies… Wait and see what happens when the mothership lands..
(Oh, dios mío, estos hippies… Vamos a ver lo que pasa cuando baje la madre nodriza). Es decir, ¡van a llegar hora y media tarde cuando vengan los extraterrestres a buscarnos!!
Eso me recuerda a mi amiga conchera Gema, especialista en llegar siempre siempre siempre tarde (pero no una hora, dos!),a la que empecé a coger manía hasta que me enteré que, una vez, que llegaba un tornado a Tulún, en Méjico, donde reside, ¡perdió el autobús que les sacaba de la catástrofe! Ese día comprendí que mi amiga Gema no lo hacía aposta: ¡ella es así!
No en vano hay un chiste que corre por estos ambientes arcoirícos que dice «todos los hippies llevan el mismo reloj» (es decir, que todos viven en el no-tiempo).
Bueno, pues cambiando de tercio, ayer, contando lo sucedido en Antena 3 el otro día, con el rastrero reportaje de cámara oculta sobre Fulvio y el producto de Alóe (a ver si tenéis huevos a ponerle una cámara así a un banquero: ¡cagones!) en el que aparecía una y otra vez las imágenes del Congreso del Amor Hombre y Mujer en el que yo daba paso a Fulvio (estamos pensando en demandarlos, pues no me pidieron permiso para usar esas imágenes), me di cuenta de que se me pasó contar la parte más mágica del asunto.
El tema es que fue el otro día, volviendo de pasar un maravilloso día en Segovia, donde han montado una tertulia galáctica, en el coche descapotable de Ana (uno de esos pequeños placeres de la vida, con un día hermosísimo y el aire fresco entrando por tós laos) tenía un periódico El Mundo que me dispuse a hojear para ver qué cuenta el lado oscuro.
-Está atrasado, Rafa -me dice Ana.
-No, importa -le respondí- yo los periódicos no los leo por las noticias.
En esto que doy la vuelta al periódico, y en la contraportada veo una entrevista con la presentadora de Antena 3, Susana Grisso, que me caía aceptablemente porque Estulin me habló bien de ella, y veo que dice que «cree en los ovnis».
Hombre, mira que maja, digo en voz alta, me gustaría conocerla y entrevistarla. Vamos a ver cuanto tarda en materializarse la idea: ahora que todo va a toda hostia.
Bueno, pues a los dos días ¡aparece lo de Fulvio y Susana Grisso da paso a las imágenes en las que aparezco yo en el congreso del Amor dando paso a Fulvio.
¡No la querías conocer, Rafapal! Jajajaa.
Bueno, pues ayer me di cuenta de que el productor del programa (lo vi el otro día en los títulos de crédito) es Néstor Barreiros, que fue ¡mi compañero de piso cuando me fui de casa, cuando tenía 23 años!!
Increíble, ¿verdad? Pues ese tipo de cosas me pasan a diario (y darán pie a mi libro del 2012, «El libro de magia de Rafapal», aunque antes sacaré otro).
Para acabar, llegamos a eso de las 2 de la madrugada al barrio, estamos despidiéndonos por las calles del Rastro, cuando vemos a un par de chicos con pegatinas («adhesivos» en Iberoamérica), podrían ser colombianos o ecuatorianos, decidiendo donde van a poner estas pegatinas de «Cerrajeros 24 horas» que abundan en las tuberías de la calle, farolas y cierres de las tiendas.
Tras escuchar su interesante conversación, decidiendo si la colocan en esta curva del cierre o en esta otra más abajo, me doy cuenta de que el tema tiene «chicha» y nos ponemos a hablar.
Me cuentan que hay un código ético de los que ponen ese tipo de pegatinas que impide colocarlas unas encima de otras, que trabajan ¡20 personas para esta empresa en particular! ¡y que tienen jornadas de 10 a 8 de la mañana colocando esas pegatinas!
(Curiosamente, hace como un mes y medio a una amiga se le quedaron las llaves en casa y tuvimos que llamar a un cerrajero, y ahí me di cuenta de que, dado que había una centralita y de ahí llamaban al cerrajero ¡cobrando una pasta!, tenía que haber una empresa potente detrás).
Bueno, pues los chicos nos cuentan que tienen un supervisor que por la mañana mira a ver si las pegatinas han sido colocadas a las normas ISO 900 (esto ya es broma, obviamente) y que si alguno coloca una tapando otra de otra empresa (esto ya va en serio) a veces viene un coche del que se bajan cuatro rumanos y la emprende a palos con los que se saltaron el código.
¿Increíble, verdad? ¿Quién iba a pensar que había todo este submundo alrededor de los cerrajeros…!
(Ahora, qué os jugáis a que este reportaje aparece en un periódico o televisión… Por ejemplo, ¡En Espejo público, de Antena 3″: jajajajajaa!).

PD: ¡Se me olvidaba! El otro día le contaba a Bea-Galáctica, que está muy interesada en la sanación con cristales, sobre la famosa cueva de Nayca, en Méjico, y trataba de describirle la majestuosidad de los cuarzos que allí se ven. A los dos días, aparece una noticia sobre el tema en varios periódicos españoles (evidentemente, venía de una agencia).