General, Historia oculta — 7 enero, 2012 at 11:22 am

Entrevista con Catalina, la criada que sirvió a Hitler en Argentina 1949

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Como sé que os vais a enfadar por el sonido de la entrevista, os cuento cómo fue la aventura para obtenerla.
Mi cámara (que no tiene buen sonido, pero mejor que la que utilizamos) no cargaba por culpa de esta Torre de Babel que es la Electricidad mundial, así que el último día salimos con la cámara de fotos de Gaby por si fuera posible dar con la señora que atendió a Hitler, en el Hotel Edén, a cuarenta kilómetros de Capilla del Monte. Eran las 12 de la mañana cuando arribamos al majestuoso Hotel, claramente alemán, hoy convertido en museo; a las 6 de la tarde cogía el autocar a Buenos Aires y a las 5 había quedado con la astróloga Ana María Frallicciardi. Nos metimos en el tour turístico para verlo y, sin hablarlo, nos dimos cuenta que por ahí no íbamos a encontrar nada. Así que nos fuimos a la entrada para preguntar, directamente, a los conserjes, por la historia de Hitler en este lugar. Nadie sabía mucho: lo único que nos dijeron es que, a lo mejor, en la información turística alguien nos podría contar algo. La 1 del mediodía. Nos cuentan que Ariel (otro guía) ha participado en algún documental y que conoce a Catalina, la famosa criada. Tenemos que esperar hasta las 2, que es cuando comienza su jornada.
Nos vamos a comer (una pasta estupenda, ¿verdad, Gaby?) y aparecemos a las 2:15. Ariel nos está esperando y se pone al servicio de los periodistas de una manera… ¡fabulosa! Nos lleva hasta la casa de Catalina, avisándonos de que ya está muy vieja y no quiere más entrevistas… así que, no promete nada. (¡Estamos a puntito de lograrlo!).
Llegamos a la verja de la casa: «¡Señora Catalina! ¡Señora Catalina!» y Catalina mira por detrás del visillo al más puro estilo «José Mota» y nos dice que no quiere hablar, que está muy cansada, que ya lo ha contado todo… «Vengo desde España, para entrevistarla», le digo, pero no hay manera. No hay nada que hacer.
Ahí es cuando Gaby dice «vamos a esperar un ratito» y yo rápido le capto la idea y le animo a fumarnos un cigarrito mientras esperamos.
A los dos minutos, se abre la puerta y sale la señora Catalina y comienza a largar, por eso la entrevista no tiene una presentación. Hay que aprovechar la oportunidad, esta vez sí, HISTÓRICA (Los Madrid-Barça se repiten cada año, pero esto no).
Para seros sincero, entre su acento y su tono de voz, ni en directo le entendía mucho a la señora, así que en el vídeo… Le he subido el volumen a tope y lo que véis es lo que ha salido.
En resumen, la mujer no vio a Hitler directamente (lo cual le añade más verosimilitud al relato, puesto que no fanfarronea) pero sabe que estuvo allí porque se lo dijo el chófer y debía ser vóx pópuli en ese momento. Se sabe que los dueños del Hotel eran nacionalsocialistas y Hitler estuvo hospedado en su casa particular, resguardado de todos. Cuenta que llevaba peluca y se había quitado el bigote. Dice que eso ocurrió en 1949 y que Hitler, por tanto, se fue a vivir a Argentina.

El libro que estoy terminando de leer ahora (El exilio de Hitler en Argentina) deja muchas dudas sobre qué es lo que ocurrió en el búnker de Berlín en los últimos días de abril de 1945 porque nunca se ha aclarado si se pegó un tiro, se envenenó, si quemaron su cadáver, si los cadáveres que enterraron eran el suyo y de Eva Braun o unos dobles puesto que las versiones de los supuestos testigos se contradicen unas a otras, si los encontraron en un sofá o si los que cremaron. Lo que sí está claro es que Stalin (cuyas tropas llegaron al búnker antes que las yanquis) nunca se creyó la versión de su muerte y siempre pensó que huyó (o le dejaron huir). Su general Zhukov así lo manifestó.

Este libro es Súper-Recomendable

Abel Basti, autor del estupendo libro reseñado, repasa todos los datos de los últimos días en el búnker de Berlín y da cuenta de que un avión con dos expertos pilotos aterrizó en esas últimas horas donde supuestamente estaba el Führer. Cuenta que a Hitler se le vió «muy cambiado» en esos días, como drogado, lo que es la prueba, para él, de que era un doble quien protagonizó la famosa escena de la película «El hundimiento» que tantas versiones ha generado (¡qué gracioso, verdad? ¡una película dentro de una película). La sorpresiva boda con Eva Braun tuvo como objetivo que ella pudiera recuperar el dinero y joyas que habían depositado en Suiza y con los que se marcharían a su refugio argentino. Dos pudieron ser las vías de escape: o desde los países escandinavos que todavía estaban bajo su poder (Dinamarca o Noruega) o desde Barcelona, en donde hay un documento que recoge la llegada de un avión procedente de Alemania en esos días. Una vez allí, un submarino U-530 los llevaría a Mar del Plata (Argentina), hecho recogido en los anales de la época, que vieron a una veintena de marineros (de poca graduación) entregarse el 15 de junio de 1945 en el que faltaba un bote hinchable, con el que supuestamente habrían escapado Hitler y su mujer para resguardarse en alguna de las muchas fincas compradas por alemanes en los años treinta y cuarenta.

El propio General Perón le daría acogida y los capacitadísimos alemanes contribuirían a generar el enorme despegue tecnológico que viviría la Argentina en los años cuarenta y cincuenta, particularmente en el sector industrial y aeronáutico. Curiosamente, allí, en Argentina y Chile, se volverían a encontrar nazis y judíos (como los españoles rojos y fachas), ¿qué paradoja, verdad? (Un dato sobre el que volveré en las próximas fechas).

Hay montones de declaraciones que atestiguan estos hechos que, sin duda, son conocimiento de los servicios secretos USA e Inglaterra. Mi particular opinión es que dejaron escapar a Hitler a cambio del secreto de la bomba atómica, cuya primera prueba fue detonada apenas un mes y medio de la huida del Führer, qué casualidad, verdad?

Con estas coordenadas, creo que os daréis cuenta de la importancia histórica de esta entrevista: hubo un acuerdo entre las potencias ganadoras y los nazis para que los nazis inspiraran la derivación totalitaria de las democracias occidentales que hoy sufrimos como «Nuevo Orden Mundial». Por lo tanto, seguimos gobernados por los fascistas: no temáis la vuelta del nazismo, queridos rojeras: ¡los tenemos gobernando en todo el Mundo!