Opinión y Noticias Externas — 9 abril, 2013 at 9:03 am

Un mexicano explica por qué los hombres se van de putas: (Sufrimiento masculino II)

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[Este segundo y completo testimonio sobre el Sufrimiento Masculino me llega desde Méjico. Con las peculiaridades de aquella cultura, es muy aleccionador sobre la falsa cultura del éxito, sobre la frivolidad con la que algunas mujeres tratan a los hombres y cómo -en contra de lo que dicen las películas- a menudo eligen al hombre de su vida, no por amor sino por dinero, y cómo ello trastorna al hombre, que se ve abocado a buscar el contacto con la mujer, por ejemplo, en la prostitución. La gran pregunta: ¿por qué los hombres se van de putas? puede ser contestada a partir de esta trascendental declaración. Mucha atención].

Rafael,
Antes que nada agradecer todo tu valor y esfuerzo. Soy mexicano y desde mi monitor en alguna parte de la ciudad de México te sigo desde hace ya casi 3 años.
Es la primera vez que te escribo.
El sufrimiento del hombre. Te iré contando de apoco, aquello de lo que me ha tocado vivir.

Niño. 5 años. El Kinder.
“Los hombres no lloran”. Típica frase de todo adulto y que los compañeritos repetían cada que un niñito quería llorar por cualquier motivo.
Y la respuesta acuñada? “Yo no lloro porque soy muy macho”. Con ello queríamos decir que éramos muy hombrecitos. Muy valientes. Muy CAPACES (a esa reducida edad y estatura!) de defender a NUESTRAS MUJERES…
“Préstale tus juguetes a tu primo” decía alguna fémina o mi propia madre. Y a huevo había que prestar aquellos compañeros de juegos que eran más que un tesoro. ¿Cuántas veces los juguetes nos eran devueltos rotos, maltratados?… y eso cuando no los extraviaban!
“Debes ser compartido…!” Pero nadie compartía tu dolor ni te decían cómo compartir o por qué compartir… y ¿cómo pretendían que quisiera compartir algo que me habían dicho en mi cumpleaños o en navidad o con los reyes magos que era MIO????

Niño crecidito. 10-12 años.
Mientras que las niñas de esa edad ya comienzan a desarrollar una marcada diferenciación sexual y sus curvas se vuelven más potentes y pronunciadas, un porcentaje muy bajo de niños comienzan su desarrollo sexual. Aquellos ‘pocos’ afortunados a los que les empieza a cambiar la voz o que exhiben cualquier carácter marcadamente masculino, se vuelven los reyes de la montaña, sin tardar en recibir las atenciones y miradas de las compañeritas… MIENTRAS que aquellos niños que aún no inician su pubertad sufren en silencio y con mucho miedo, sintiéndose increíblemente aislados y sin valía… sintiéndose POCO HOMBRES.
¿Y con quién podía acudir?, ¿Con mi mami como cuando me raspabas las rodillas a los 6 años para que me consolara como sólo ella o la abuela o la tía o la hermana sabían hacerlo???
Ya ni me acuerdo a qué edad (8 años aprox.) me caí raspándome las rodillas y del dolor no pude contener las lágrimas, tan solo para recibir aquella dura reprimenda de las mujeres de mi casa: “ aguántate!”, o el típico “ay! Ni aguantas nada!, Ni pareces hombre!”, o el típico “Aguántese como los machos!”
Y la solución? La única disponible: llorar a solas. En el baño, o camino a casa después de la escuela, o en mi cama sin hacer ruido antes de quedarme dormido.

Puberto. 12-14 años.
Por fin la testosterona empieza también a obrar su magia en aquellos que nos habíamos quedado rezagados. Las niñas cada vez nos gustan más… pero gracias a la magia de la Biología las niñas de nuestra misma edad ni por asomo se fijan en nosotros. Siempre se fijan en los chavos de mayor edad… Y esto hermano, duele! Te hace SUFIR en silencio una impotencia que sientes pero no entiendes, porque sencillamente no sabes qué hacer para gustarle a las niñas…

Yo no sé si por su naturaleza o porque las mismas madres las inducen, la mayoría de las niñas a esa edad ya saben bailar de todo un poco. Ellas “jamás hacen el ridículo bailando” aunque tengan dos pies izquierdos, porque sencillamente son “mujercitas” y “están aprendiendo las cosas de la vida necesarias para poder desenvolverse socialmente”. Por lo menos ese era el rollo que me recitaban en reprimenda porque, en contraposición, yo ni por puto error sabía bailar porque sencillamente ni me interesaba. Nada se comparaba a andar corriendo como chivo loco de acá para allá con mis amigos. O en la bici, o jugando sóccer, o basket, o lo que fuera!
Y cuando la presión era tal que por fin decidimos a esa edad aprender a bailar, PUM! Quién te enseña??? Los amiguitos de la edad están casi todos igual! Nadie sabe bailar. Las tías, amigas de mamá o cualquier mujer a la que tímidamente me acerqué para insinuar que quería aprender a bailar me recibieron (y no sólo a mí!) con un exagerado… “No sabes bailar???? Que aburrido eres!!!” O sea que era mi obligación saber algo que nadie se molestaba en enseñarme sin juzgarme y herirme… por lo que terminé odiando cualquier cosa alusiva al baile.

Una frase que escuchaba a menudo decir a las mujeres adultas era “los hombres son unos cabrones”. De a poco fui escuchando, espiando, tratando de desentrañar el significado de esa palabra tan despreciativa y que inspiraba tanta rabia entre las mujeres adultas que me rodeaban.
Cabrón… alusión al patán, sin vergüenza del esposo de Fulanita, que no la valora ni la saca a pasear aún cuando fulanita le ha ofrecido los mejores años de su vida.
Cabrón… aquel marido holgazán que el domingo sólo existía para jugar y/o ver el fútbol.
Cabrón… aquel desobligado sin vergüenza que en el bautizo de no sé quién se había pasado de copas.
Cabrón… aquel marido que cómo jodía porque todos los días quería sexo.
Cabrón… aquel marido que anda de mujeriego cuando “en su casa no le falta nada”.
Y sí… Cabrón… MI PADRE, que hacía sufrir y llorar a mi mami… (sí, a los 14 años Mi madre no era mi madre, era mi mami…)
Conclusión a esa edad: Yo no quiero ser un CABRóN. Y CUALQUIER COSA EN MÍ QUE PROVOCASE DESAPROBACIÓN DE UNA MUJER DE INMEDIATO LA CONFUNDÍA CON SER CABRÓN.
Ahí las mujeres me enseñaron a estar siempre pendiente y DEPENDIENTE de su aprobación. ¿¿¿Hay acaso algo más castrante psicológicamente para un hombre que esto???

Adolescente 14-17 años.
A esta edad las mujeres suponen (y exigen!) que un hombrecito ya debe estar lo suficientemente vividito como para saber qué y cómo SATISFACER a una mujer en la cama.
Debe conocer cómo tratar a toda princesita. El baile debe estar entre sus numerosos atributos.
Debe cumplir como menos con las 3 efes: ser Feo, Fuerte y Formal.
Debe ser responsable. Ayudar en casa. Vestirse bien. Ser aseado y tener estilo.
Debe ser hombrecito de mundo: conocer y tener bagaje como para invitar a un lugar adecuado a la princesa que le interese.
Por supuesto debe ya estar trabajando y estudiando. Y debe sacar buenas calificaciones.
Debe debe debe debe debe… Las mujeres se la pasaban mencionando todos los “debes” que tenía que llenar. Y si no, no me bajaban de inútil “poco hombre”.
Yo sufrí mucho en silencio porque como apenas y podía con el Colegio y sus exigencias, por secuencia lógica yo era poco hombre bajo la lupa de las mujeres.

Yo, como muchos amigos, era un “buen chico” y mi ocupación era ser estudiante.
Sencillamente no tenía tiempo de trabajar. Luego, no tenía dinero más que el estrictamente necesario para ir y volver del colegio. A veces, si ahorraba caminando el pasaje de un autobús, podía juntar en una semana para comprarme una torta y hacer más llevadera la larga mañana de estudio en el colegio.
Por ende, invitar a una chica un café sencillamente estaba vetado. No podía aunque quisiera.
No tenía dinero ni para emborracharme con mis amigos. Entonces, ¿¿¿cómo iba a conocer bares y discos y cafés como para tener ese bagaje y ser un hombrecito de mundo???

Gracias al estigma del CABRON, yo me esforzaba por ser un CHICO BUENO a toda costa: responsable y siempre caballeroso, acomedido y listo para ayudar en todo.
Poco importaba que ni comía, que muchas veces de las 2 hrs. Que dormía por la noche me despertaba sólo para ponerme a estudiar aquella materia que me daba pánico la sola idea de que la fuese a reprobar.
Recuerdo cuando en el colegio, recién ingresado, en la primer clase de matemáticas, REPROBÉ el primer exámen… tras conocer el resultado, iba de regreso a casa en un trayecto de 1 hr. De la escuela a mi casa… en alguna banqueta de mi colonia me senté y me puse a llorar aterrado por ese examen no aprobado.
No. No había nadie que me tendiera la mano. No había nadie que me explicara el puto examen ni la puta materia. No había nadie que me diera ánimos y que me enseñara a creer en mí. Así que me puse a estudiar como loco devorando libros y libro y libros, y gracias a Dios le entendí y las matemáticas se convirtieron en mis amigas.
Ah por cierto! Esto me tomó casi 6 meses, tras los cuales, me encontré un día de regreso del colegio a la que había sido mi novia de la secundaria con un nuevo Novio, medio metro más alto que yo, con look rockero, cabello largo, era chofer de un autobús de pasajeros. No, él ya no estudiaba, pero eso no importaba, porque tenía dinero para pagar un hotel y tirarse a mi ex cuando le viniera en gana.
Sufrí… sufrí mucho. Porque no sólo era poco hombre por no ser capaz de ser algo más que solo un estudiante… ahora, ya ninguna chica se fijaba en mí ni por error, porque sencillamente yo no poseía una sola de las muchas características que la sociedad femenina decía que yo debía tener…

18 -23 años. Adulto … joven?
Siendo la necesidad la madre de todos los grandes logros, me metí a trabajar medio tiempo en mil cosas, y me aseguré de ser el mejor estudiante de mi clase, grupo y año para lograr una beca económica que tanta falta me hacía. A punto de ingresar a la carrera de ingeniería civil, dejé de tener cualquier asomo de vida social, ya de por sí casi inexistente.
En mi cuadra ya ni me conocían los amigos de la adolescencia. Sólo yo estaba estudiando una carrera. Mis vecinas ya casi todas se estaban casando o estaban ya embarazadas. Yo era el único bicho raro “poco hombre”.
Ya con un poquito de dinero por la beca y el empleo de medio tiempo, pude pagar mis primeras borracheras. Con los amigos de la carrera cuya situación era muy parecida a la mía, fuimos haciendo desmadres de a poco. Y fue como conocí mi primer burdel. Mi primer disco. Mi primer Bar. Mi primer… todo: Mi primer prostituta. (ojo que digo primer protituta porque no fué la única…).
Y sí, fué una prostituta la primer mujer que me trató como a un hombre. La primera que se compadeció de ver a un pobre estudiante con cero experiencia y de brindarle la suavidad de su pecho para consolar años de dolor.
“No te enamores de mí”, me lo advirtió, pero era ya demasiado tarde…

Hoy tengo 36 años. Soy ingeniero civil, soltero. Gracias a Dios me va bien ejerciendo mi carrera.
Pero hasta aquí quiero hacer una pausa y una…

Recapitulación.

· De los 6 a los 23 años la primer mujer que me trató como hombre fue una prostituta. Tuve algunas novias durante ese lapso de edades, pero dado que ninguna era una mujer ya desarrollada, el trato que recibí de ellas era el estereotipado del medio en el que se desenvolvían.
· Los “deberes” con que tenía que cumplir señalados por las mujeres, me castraron psicológicamente.
· Lo último que quería ser era un Cabrón, por lo que aprendí a a ser dependiente de la aprobación femenina.
· Por dedicarme a hacer lo único que sabía y podía (estudiante!), las mujeres se habían encargado de hacerme creer que era poco hombre.

Estos 4 puntos supusieron durante esos años muchísimo sufrimiento en mi vida. Yo no culpo a las mujeres por ello, pero sí sé que ellas son las responsables de al menos el 95% del sufrimiento que me tuve que beber.

Gracias por tomarte el tiempo de leer esto Rafa. Espero que te sea de utilidad.

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Me he dejado la segunda parte en el tintero, la que va de los 23 a los 36 años, porque, mientras escribía lo que te mandé, ya no pude seguir haciéndolo al revivir esos dolores.
Pero no soy un perdedor ni una víctima.
Hoy por hoy, soy un hombre, MASCULINO, orgulloso de mi testosterona.
Si me lo permites amigo, considero que esta segunda parte es tan importante como la primera, porque, sí, hoy soy un CABRÓN en toda la extensión de la palabra.
23 -25 años. Ingeniero «junior».
(‘Junior engineer’ le llaman los gringos).
A los 23 años terminé con honores la carrera de ingeniero civil, con el primer lugar de aprovechamiento en mi escuela y generación, logro que me permitió graduarme y obtener mi cédula profesional sin necesidad de desarrollar una tésis profesional o cualquier otra de las tantas opciones de titulación.
Durante toda mi carrera (5 años), me vendieron la idea de que «siendo alguien en la vida» (es decir, teniendo una carrera), las puertas del mundo se abrirían a mis pies. Y si era un excelente estudiante, pues con más ganas!
Cumplí. Sí.
Yo cumplí… pero la sociedad no.
Me fuí de bruces durante los primeros 6 meses de egresado en mi carrera porque nadie me quería dar trabajo. Yo era demasiado joven como para que cualquier despacho de ingeniería se arriesgase a confiar en mis habilidades.
Sirva mencionar que durante TODA mi carrera, trabajaba por las mañanas y en las tardes atendía mis clases. Con esto y al graduarme, tenía ya 5 años de experiencia en mi ramo. Cosa que por supuesto no bastó ni sirvió para otra cosa que no fuera abultar mi curriculum.
Tomé las migajas que me ofrecieron de trabajo… por necesidad. Me pagaban apenas el salario mínimo oficial de mi país en aquel entonces… que frustante fué confrontar que tras una vida de estudiante, un albañil 5 años menor ganaba el doble de lo que yo, con todo y honores!
Yo no tenía tíos, hermanos, primos o algún familiar de dinero o con un puesto político que me ayudase a colocarme en un buen empleo, y para mi decepción y sorpresa, el 80% de mis compañeros de la carrera, todavía sin titularse, se colocaron en superpuestos de trabajo porque sí tenían a alguien que los apadrinó.
¡¡¡¿¿¿Dónde estaba toda esa mierda de ser el mejor estudiante para lograr que el mundo se abriera a mis pies????
«Un hombre con carrera es muy codiciado por la mujeres». No sé cuántas veces escuché esta frase durante mi carrera, tanto en mi familia como en la escuela, en boca de los profesores, en boca de medio mundo.
Pues nada! Que yo estaba con carrera terminada, era MUY CAPAZ, y sin embargo, ni tenía chamba ni chicas que se interesaran en mí. <<<— Nueva faceta de sufrimiento masculino!
Los 5 años de la carrera me habían convertido en un robot humano sin habilidades sociales, con una mente muy aguda, eso sí. Yo estaba bastante gordo y era muy torpe en actividades físicas.
Así que, con la carrera terminada y un trabajo de mierda, decidí picar piedra y hacerme un lugar en la enorme maquinaria de la matrix social, PERO también empezaría a hacer y vivir todo aquello que tanto anhelaba y que me había perdido en mi adolescencia.
Gracias a Dios, en mi casa no me corrieron porque había sido el PRIMERO EN GENERACIONES que logró terminar una carrera. Por supuesto, mis padres ya no me daban ni un centavo, pero para mis adentros me sentía agradecido con que no me obligasen a mudarme a vivir yo solo.
Entré al gym. Por fin!!! Y empecé a aprender el mundo de los fierros…
Compré mi primer PC. y de a poco me fuí comprando ropa. Fui conociendo lugares simples y sencillos dónde comer. Museos, bibliotecas, exposiciones. Bailes, una que otra fiesta.
Recuerdo que asistía a cuantas conferencias y cursos me lo permitía mi precaria condición.
Gracias a Dios durante la carrera me había terminado completo el curso del idioma inglés, por lo que aquel idioma para mí ya no era una limitante.
Los chat rooms estaban muy de moda en aquellos años del 2000 y 2001. y comencé a ligarme a una que otra chica,  a las que luego conocía en la vida real, para llevarme los fiascos más grandes y de todo tipo que me pude haber imaginado en mis fantasías más locas! <<<— Nueva faceta de sufrimiento masculino!
Tantos golpes y decepciones de la vida me habían dado, sin que yo lo notase, un ‘temple’ muy peculiar. Ya con la carrera, me cayó el veinte de que, A PESAR DE LO QUE LAS MUJERES DECÏAN, yo valía y valgo mucho, no por lo que la puta sociedad se empeñaba en decirme, si no por lo que sabía y hacía.
Pero para toda edad la sociedad femenina tiene con qué meternos caña!
Como ya era ingeniero y estaba trabajando, todos los días me bombardeaban con frases del tipo «Cómo???? Todavía no tienes coche????? qué??? que todavía vives con tus padres!!????, «no que eres ingeniero??? LOS INGENIEROS GANAN MUY BIEN. POR QUE TU NO????»
Já! por primera vez en la vida los comentarios de las féminas me comenzaron a parecer lo que eran: absurdos y carentes de conocimiento de causa.
Los burdeles y prostíbulos mas renombrados de mi ciudad me los conocía al 100. Entablé amistad con una que otra prostituta, y, para mi sorpresa, ellas resultaban bastante más racionales y REALISTAS que sus contemporáneas no prostitutas.
Producto de los chat room y de tener al fin «algo de bagaje», comencé a tener noviecitas por aquí y por allá. Me rompieron el corazón infinidad de veces.
No lograba entender por qué, invariablemente, si era BUEN CHICO, terminaban cortándome. Y cuando sólo andaba de ligoncete, las chicas se clababan conmigo.
Llegó entonces una chiquilla de 17 años a mi vida que encendió mis pasiones más ocultas. Yo de 23… pufff!
Era un cuerazo de mujer. Por primera vez entendí lo que era ser el chico mayor que se la tiraba cuando le venía en gana en cualquier hotel porque yo tenía $$ con qué hacerlo! Y sus contemporáneos de 17 años no! Qué vueltas da la vida!
En la empresa en la que laboraba en aquel entonces, se presentó la oportunidad de tomar unos cursos en los EEUU. Sobresaliente y capaz como siempre fuí de estudiante, resulté como el primer seleccionado para asistir a esos cursos junto con otros 3 compañeros. Lo paradójico era que sólo yo dominada el inglés en un 95%. Los demás no llegaban ni al 50%!
Esta compañía era una empresa familiar, y todos los puestos ejecutivos estaban ocupados por chavitos fresa egresados de escuelas y colegios de paga, hijos ó sobrinos y/o algun parentesco con el dueño de la empresa. Por consiguiente, TODOS ganaban el triple de lo que yo, trabajando la mitad del tiempo del que yo.
Y cuando fuí seleccionado para ir a los USA, me los gané a todos de enemigos. y claro! Como yo era el jodido pobretón, NINGUNA mujer me hacía ni puto caso en nada. Pero no me importaba. <<<— Nueva faceta de sufrimiento masculino!
Septiembre 11 del 2001 lo viví en el estado de Nevada en los USA… viví en carne propia la paranoia de aquel autoatentado, aunque gracias a Dios, arropado por lo lejano del estado de Nevada del Estado. de Nueva York. Y aquellos cursos que de origen durarían 4 semanas, se prolongaron a 14 semanas dada la cancelación de todos los vuelos en los USA.
Viví de todo en los USA durante esos días…
Cuando regresé a México, yo ya no era el mismo. Sin tenerlo consciente, yo ya era un hombre de mundo. Sin novia, pero de mundo al fin y al cabo! CON BAGAJE. <<<— Nueva faceta de sufrimiento masculino!
A los 3 meses de regresar del extranjero, mandé por un tubo a mis jefes y renuncié en ese trabajo, harto y fastidiado de tantos abusos.
Me fuí a una de las playas Mexicanas en una chamba que agarré como residente de obra en la construcción de un hotel de 5 estrellas. La paga era una mierda, pero yo estaba dispuesto a sólo sobrevivir con migajas de la vida con tal de conocer y vivir.
Me gasté 6 meses en la paradisiaca Cd. de Puerto Vallarta, Jalisco, México!!!
Un lugar hermoso, con cientos de bares, antros y garitos, y CON CHICAS AL POR MAYOR!
Por fin la vida nocturna y social que tanto me hacia falta la integré a mi vida!
Me junté con el equipo de ventas de tiempos compartidos del hotel en el que laboraba como residente de obra y le aprendí cuanto pude DE TODO. Les aprendí sus vicios y virtudes.
Yo flipaba todos los días con sus habilidades como vendedores. Y me invitaron a sus capacitaciones semanales de ventas y negociación que tenían en el área de ventas.
Ahí me dí cuenta de la GRAN MENTIRA SOCIAL en la que había vivido: «…No importa lo que sepas o seas, importa que sepas decir ciertas cosas, de cierta manera, al momento indicado».
Esos 6 meses de desmadre, de chicas y libertinaje, de capacitación en ventas y explotando mis habilidades sociales fraguaron en el crisol de mi interior una combinación explosiva.
25 -27 años. Senior Engineer.
Regresé a la Cd. de México.
El año: 2004.
No. Ya no era el mismo. Ya no era una víctima del feminismo social. TODOS LOS calificativos de las mujeres y los «deberes» me resbalaban por los costados.
Casi de inmediato agarré chamba en un despacho para unos arquitectos. Yo ya era un puto crack con verbo como producto de mi estancia en los USA y en aquel paradisíaco puerto. Y todo me valía un sobrano cacahuate.
Comencé a subir como la espuma.
Al año (2005) me salió una oportunidad de chamba en una empresa transnacional y PUM! brinqué sin dudarlo.
Las féminas no paraban en recriminarme «lo que haces no tiene ética!!!«, o el trillado «por qué dejas una trabajo seguro??? Y si no lo logras en la nueva empresa y te corren???«.
Me pegué con los altos ejecutivos de aquella empresa y rápidamente me dieron la jefatura del depto. de ingeniería; no había junta a la que no me invitasen los directores de área.
Compré mi auto y andaba donde me daba la gana. Andaba con la chica que se dejaba. Y nunca me faltaban opciones. Yo lo que quería era sexo y ni por asomo me interesaban las chorradas de las tías!
27-31 años. Rompiendo mi realidad.
Y en el 2007, llego mi oportunidad de oro para una empresa aún mayor y con un sueldo bastante decoroso. Como en el pasado, sin pensarlo dos veces dí el salto.
Sí. Ya las chicas me buscaban. Me acosaban.
Entré como gerente de ingeniería en infraestructura en Ericson México. wow!!!
Justo cuando creí que las mujeres ya nunca lograrían hacer mella en mí, la conocí a ella: Mayra.
…!!!
Me enamoré de ella.
Decidí ser un Buen chico, porque con ella quería ‘algo serio’.
Hice las cosas lo mejor que pude.
Yo, sin pretenderlo, ya contaba con todos los «deberes» que como estudiante me habían dejado clasificado como ‘poco hombre’ ante el ojo inquisidor de la sociedad femenina.
Ya no existía una razón por la que ser descartado.
Hice TODO lo mejor que pude… TODO.
Y a pesar de ello, terminé siendo rechazado y humillado por Mayra, al grado tal que, en la fiesta de fin de año de la empresa de aquel 2007, a las 11 p.m. y en la soledad de mi auto lloré como aquel chiquillo de 5 años con las rodillas raspadas… Le telefoneé a una  amiga buscando consuelo, un hombro donde llorar… y lejos de conseguir un apoyo, sólo le provoqué ASCO y LASTIMA a la primera, a la segunda… a la Octava chica a la que le marqué…
Qué estaba haciendo mal???
Por qué, siendo un cabrón – robot social, las chicas SE MOJABAN conmigo? (literal!)… y con el hombre lleno de lágrimas sólo sentían asco???   <<<— Nueva faceta de sufrimiento masculino!
Algo andaba mal… MUY MAL.
ALGO NO CUADRABA.
Laboralmente el mundo por fin se abría a mis pies! mi principal cliente: Telefónica Movistar, que en el 2007 estaba en pleno Bum de expansión en México.
Conocí a muuuchos españoles de Movistar… y a través de ellos concocí el mundo de la seducción, concretamente con el equipo de valencianos de «Sex code: Seducción Científica».
A principios del 2008 fue cuando ocurrió… y, gracias a los conceptos de SexCode y la seducción científica de aquellos valencianos EMPECÉ A VER LA MATRIX  en toda su extensión.
Me percaté de a poco de TODOS LOS ERRORES QUE DESDE QUE TENÍA USO DE RAZÓN HABÍA COMETIDO.
Entendí por qué las mujeres adoraban al CRACK en mí… y por qué DESPRECIABAN al CHICO BUENO en mí.
«Las mujeres CREEN o PIENSAN que quieren una cosa. Lo que es MUY diferente a lo que DICEN que quieren. Y lo que es todavía MAS DIFERENTE a aquello a lo que RESPONDEN».
Esa fue una de tantas verdades que aprendí con Sex Code, que como cubetada de agua fría había comprobado en un sin fín de ocasiones.
31-36 años. EL camino del guerrero silencioso.
Y en junio del 2008 presenté mi renuncia en Ericcsson.
Sobra decir que las mujeres que me rodeaban no me bajaron de tonto y pendejo. (pendejo es algo así como gilipollas a la ‘n’ potencia).
Ya en mi vida independiente y desde entonces, aparte del mundo de la seducción, me he metido de lleno a muchas cosas para LIBERARME de tantos años de mierda y programación feminista que muy en el fondo me habían producido tanto sufrimiento y experiencias non gratas.
Hoy gracias a Dios sigo soltero, con mi trabajo y una cartera de clientes maravillosa, que me permiten tener una vida ‘independiente’ dentro de esta Mátrix.
Soy un «bicho raro», pero ya no «poco hombre» a la luz de las féminas.
Sí, sigo buscando a esa chica especial que esté lista para ser mujer y no una fémina programada con tanta y tanta mierda.
Como sé que atraigo lo que quiero para mí, sé y estoy cierto de que esa chica especial existe y que ya viene en camino.
Y sé que, esto que soy, este hombre DE CARNE Y HUESO, consciente de su naturaleza interna; que llora cada vez que le duele el alma; con su bagaje y experiencia; con todos su debrayes y cosas locas, es, hoy por hoy un HOMBRE orgulloso de la fábrica de testosterona que lleva en los huevos. Con mis temores y una que otra inseguridad, pero también con mis certezas y mis seguridades.
Ya va siendo hora que las féminas se porten a la altura.
Gracias mil por tu tiempo y espacio Rafa.
Un abrazo!