El último informe Fulford publicado ayer lunes por la tarde (en España) coincidía con mi propio análisis en el sentido de que los sionistas no van a entregar el mando de las vitales instituciones conocidas como Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional (y ONU).
Es también harto evidente que los sionistas ya no controlan más que dos activos (los medios de comunicación con los que a su vez controlan el resultado de las elecciones y la divisa y el sistema monetario con el que se comercia mayoritariamente en el mundo), sin embargo eso no es suficiente puesto que la fuerza militar (y terrorista) con la que todavía cuentan imposibilita su derrocamiento.
Sólo una unión sólida de las «facciones benignas» dentro de esos países (USA, Francia, Reino Unido, Alemania, Italia Turquía, Arabia…) con los países que comandan esta rebelión (Rusia, China, Irán, Venezuela…) podría cristalizar en ese ansiado cambio de sistema monetario que nos liberaría, para siempre, de la presión del dinero para vivir.
Como relata en su último informe Fulford, no existe una unidad en las fuerzas del Bien y esto merece un comentario.
La Unidad se puede generar de dos maneras: te unes en contra de un enemigo común o en pro de unos Principios (del Bien).
Aunque pueda parecer lo mismo, el resultado de estas uniones son muy diferentes: la primera da lugar a una unión «light» que desaparece en cuanto desaparece el enemigo (y los antiguos aliados comienzan a luchar por el poder); mientras que la segunda es una unión sólida, que da pie -en este caso- a una Nueva Civilización.
De ahí la importancia de recuperar los Principios Eternos, que es lo que estoy haciendo en los últimos vídeos-pildoritas que estoy publicando.
Nos podemos quejar de que los ansiados cambios no fructifiquen pero estos «Caballeros Blancos» son un reflejo de nuestras propias sociedades (en esto sí acierta la New Age).
Y la prueba la tenéis en el absoluto fracaso de los movimientos sociales que sólo son capaces de generar una cierta unidad para protestar contra la injusticia ¡Pero no a favor del Bien!… Por la sencilla razón de que no creen en el Bien, obviamente, sino que odian la Injusticia, que son dos cosas muy diferentes. En estas elecciones al parlamento europeo han surgido una pléyade de nuevos partidos diciendo prácticamente lo mismo: ¿por qué no se unen? Muy sencillo: porque no está en pro del Bien, la Verdad y la Justicia sino en contra de los corruptos, que son dos cosas, como hemos visto, muy diferentes.
Existe otro problema aquí, común a los movimientos sociales y en estos movimientos de la «élite benigna» y es la desconfianza hacia los otros y la falta de un líder que aglutine países con diferentes religiones y culturas.
Un cambio de las proporciones que esperamos deberá llegar de un gigantesco acuerdo que a su vez sólo puede llegar de la confianza, y ello sólo lo puede generar alguna persona (o personas) intachables, que hayan logrado generar esa confianza a lo largo de sus vidas.
Pero claro, el estado de cosas que hemos tenido que vivir ha hecho que muchos hayan llegado a confundir «líder» con «corrupto», de manera que hay una gran parte de la población que, simplemente, no confía en las personas que se destaquen y siguen pensando que de un grupo de personas va a surgir, mágicamente, un acuerdo transformador, cuando la realidad es que de un grupo numeroso solo salen acuerdos «a la baja»: un «mínimo común múltiplo», una protesta, no una propuesta. Y a las pruebas me remito: decidme una sola manifestación donde se vean propuestas y no protestas. ¿Verdad que no hay?
Así pues, los retrasos en la llegada de ese nuevo sistema monetario pueden servir a muchos para mirarse a sí mismos y comprobar si es su propia desconfianza hacia el Bien la que nos tiene metidos en este atasco.
Es preciso recuperar, urgentemente, los Principios Eternos a nivel de la sociedad. Eso es lo que generaría las condiciones objetivas (el clima de confianza mundial) para un rápido cambio de paradigma, de modelo de vida.