Historia oculta — 25 abril, 2014 at 8:39 am

Leo Wanta: el agente que hizo caer la Unión Soviética (y testaferro de los fondos de prosperidad mundial)

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Todos los que llevéis más de cinco años visitando esta web o hayáis leído el periódico El Jaque Mate conoceréis al menos una parte de la increíble historia de este agente especial del presidente Ronald Reagan que viene reclamando la suma de 47 billones de dólares de la que él es testaferro, fruto de unas cuentas procedentes del final de la guerra fría.
Lo que vais a conocer hoy hará temblar algunas de vuestras creencias conspiranoicas, pues os obligará a matizar la opinión generalizada de que todas las sociedades secretas han estado al servicio del Mal, por no hablar de elementos como Ronald Reagan.
La historia que la biógrafa de Leo -o Lee- Wanta (utiliza los dos nombres), Marilyn Barnewall, relató en un programa de radio hace tres años se convertirá, de seguro, en una película algún día, pero hoy es vital para entender la situación actual geopolítica actual porque explica -nada más y nada menos- cómo cayó la URSS y, por extensión, el bloque comunista.
Hasta ahora, como sabéis, la historia oficial no ha explicado nada más que la URSS vivió una crisis financiera y, de repente, como un castillo de naipes, tras la acción de Gorbachov, se sucedieron MÁGICAMENTE revolución tras revolución en Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Checoslovaquia, y todos sus dirigentes fueron depuestos.
Es evidente que estas «revoluciones» fueron calcadas a las «primaveras árabes» o el mismo golpe de Ucrania, por lo que es fácil deducir que la CIA estuvo detrás de estos acontecimientos.
Lo que vais a obtener de este largo relato es una explicación coherente de estos hechos que os ayudará a entender la situación actual y cómo puede caer, a su vez, el bloque capitalista, con Estados Unidos e Inglaterra a la cabeza: el mismo modus operandi de hace 20 años puede que esté actuando hoy día.
Una de las pruebas de la verosimilitud este relato, que nos conduce a los míticos «Caballeros Blancos» o la conspiración de los buenos, es que en él aparece el general Vernon Walters, al que el escritor español JJ Benítez ha nombrado en repetidas ocasiones como uno de sus informadores. Los directores de la CIA Bill Colby y Bill Casey, ambos muertos en extrañas circunstancias son otros actores importantes en esta trama.
Esta historia comienza en 1980, cuando el presidente Ronald Reagan quiere hacerse con un equipo de personas en las que pueda confiar al 100% para acabar con la guerra fría (es decir, el bloque comunista) y, a través de los directores de la CIA William Colby y Bill Casey, contacta con Leo Wanta,a quien incorpora en un equipo en el que también participan militares cuyo objetivo será hacer caer la Unión Soviética mediante ingeniería financiera. Es decir, desestabilizando su moneda, el rublo.
Reagan le dio a Leo Wanta 150.000 millones de dólares con la promesa de que debería devolver ese dinero al Tesoro en el plazo de 6 meses. Cosa que hizo, lo cual es muy importante para conocer quién posee actualmente el dinero del que más tarde hablaremos.
Wanta se fue a Viena, donde se comenzó a realizar contactos con diplomáticos y empresarios que realizaban negocios con la URSS, como los iraníes e iraquíes, que le vendían su petróleo en rublos, para saber cómo desestabilizar el país. Para ello, creó una compañía, con un nombre muy sugerente: El Grupo Financiero de la Nueva República USA. [No puedo dejar pasar por alto el hecho de que la escuela de economistas Antinuevo Orden Mundial está radicada en Viena, conocida precisamente como «Escuela austríaca». Con bastante probabilidad, fueron ellos los que formaron a Leo Wanta].
Wanta se dio cuenta de que el rublo sólo se podía utilizar en el bloque comunista, y allí encontró el punto flaco de la URSS.
Empezó a vender productos alimenticios al bloque comunista obteniendo rublos y utilizó el ya mítico software Promise (que como recordaréis, tenía un agujero de seguridad) para abrir cuentas bancarias por todo el mundo.

Así fue como Wanta fue obteniendo rublos a un cambio de 18-28 céntimos de dólar en un momento en el que los fondos de pensiones soviéticos estaban en un momento tan complicado como los de los países occidentales hoy día. Por eso todos (militares, fondos de inversión, KGB, bancos) estaban encantados de obtener dólares a cambio. Con la ganancia del dólar que le había prestado el Tesoro, se hizo con una gran cantidad de rublos.
En diciembre de 1981, Ronald Reagan firmó el decreto 12333 que autorizaba a los agentes de inteligencia a crear compañías en el extranjero que podían firmar contratos con el propio gobierno USA. Leo Wanta se convirtió así en «el perro de presa favorito» de Ronald Reagan, y le reportaba directamente al presidente. Era lo que hoy día conocemos como un «economic hit man», en la terminología del ya conocido John Perkins.
Leo Wanta y sus socios hablaron también con países como Alemania del Este, China, Polonia, Paquistán o Hungría que les debían dinero a los soviéticos y les intercambiaron rublos a 32 céntimos de dólar, con lo que pudieron pagarles sus deudas a los soviéticos, desestabilizando de esa manera la moneda rusa, que pasó a cotizarse en el mercado a esos 32 céntimos de dólar.En otras palabras, los rusos se lo habían prestado a 1,20 dólares el rublo, mientras que se lo devolvían a un precio de 32 céntimos de dólar. Así, varió la cotización del rublo frente al dólar, desestabilizando su sistema financiero.
Ello provocó la caída de la divisa rusa-soviética, y como necesitaban dinero, vendieron su oro, que Wanta les compró: 2.000 toneladas a un precio de 1,08 dólares el rublo, pero que a él le había costado nada más que entre 18 y 28 céntimos cada uno.
La biógrafa de Wanta recalca que todo ese oro fue comprado directamente por el agente, puesto que ya había devuelto los 150.000 millones que el Tesoro le había prestado.
Acto seguido, Wanta se metió en el negocio de las garantías bancarias, y así fue como ganó la fabulosa cifra de 27 billones de dólares, que dio origen a los famosos fondos Wanta. En ese tiempo, su prestigio era tan grande que e senador Chuck Grassley y el congresista Roth recomendaron a Wanta para el puesto de inspector general del departamento de defensa, lo cual aparece en el memorándum del periodo Reagan en la Casa Blanca.
Wanta se unió a los chinos en contra de la Unión Soviética y compró un banco de Singapur (Aneko Point Credit) en colaboración con el hijo de un alto mandatario chino, apellidado Howe. El asunto es que un buen día apareció por las oficinas el vicepresidente de los Estados Unidos y ex jefe de la CIA George Bush Senior y se quedó de piedra cuando vio a Leo Wanta al frente del banco: Reagan y Bush eran mortales enemigos a pesar de compartir el poder. Bush ordenó un pago al banco de ese dinero que Wanta decía poseer y el socio de Wanta le respondió que sólo lo haría a instancia del presidente Reagan.
El tal Howe apareció muerto a los pocos días fruto de un envenenamiento. Wanta también fue envenenado pero se salvó.
Dan Quayle ayudó a escapar a Wanta y le consiguió asilo en Canadá donde ejerció de embajador de Somalia durante la era Reagan.
Tiempo después, Wanta fue asignado en una misión a Ginebra donde debía arrestar al mafioso judío Marc Rich por cuenta del FBI pero él mismo fue arrestado en torno a un ridículo asunto de unos impuestos locales, pasando 134 días en una prisión suiza, de donde fue sacado gracias a un mensaje en clave del presidente israelí, Isaac Rabin, que moriría víctima de un atentado a los pocos días…
La razón del arresto es que los hombres que le quería fuera (Los Iluminati, para hablar claro) querían impedir que Wanta restituyera el dinero ganado al Tesoro USA, pagando sus correspondientes impuestos.
Wanta fue interrogado por una fiscal en Nueva York, a quien el agente de Reagan mostró las 14 órdenes de pago por valor de 1.000 millones de dólares cada una. Esos fondos desaparecieron.
Aunque salió como hombre libre de ese juzgado, fue nuevamente detenido a la salida, sin cargo alguno, y colocado bajo arresto durante tres meses, de donde fue enviado a Wisconsin (donde supuestamente no había pagado los impuestos).
Le condenaron a 22 años de cárcel por unos impuestos que había pagado. ¿Sabéis a cuánto ascendía la cifra del supuesto fraude?
14.000 dólares.
Como lo oyes.
Evidentemente, todo el juicio fue una farsa suprema para impedir que la tremenda cantidad de dinero que Wanta había ganado revirtiera en el interés del pueblo americano.
Wanta fue encarcelado en Wisconsin de 1993 a 1998 y confinado en una celda de aislamiento durante otros 3 años, hasta que fue liberado en el año 2001.
Pero el tipo está hecho de una pasta especial, y en cuanto salió rellenó un impreso ante el Juzgado de Alexandria para recobrar su dinero, que había desaparecido de sus cuentas, pero como disponía del software Promise pudo rastrear donde estaba.
El juez que le tocó en su suerte (llamado «Bruce Lee», por cierto) reconoció como suyos los 27’5 billones de dólares que había ganado tras pagar al Tesoro los 150.000 millones que le habían prestado.
Tras rastrear sus cuentas, comprobó que habían desaparecido 23 billones.
En mayo del 2006, el Banco Central de China reconoció su propiedad sobre el dinero y le envió 4’5 billones a una cuenta en el Banco de América, en Richmond, dinero que desapareció «en un agujero negro del Tesoro, vía la Reserva Federal». El dinero fue enviado, el dinero fue recibido, y el dinero desapareció.
El secretario del Tesoro Snow y el jefe de la Reserva Federal en ese tiempo (año 2006), Greenspan, son los responsables del robo.
Actualmente (año 2011) Wanta es el poseedor legal de esas cuentas pero no puede acceder a ella porque los testaferros son el presidente de la Reserva Federal, el presidente de los Estados Unidos y el jefe del Tesoro.
Cuando pague los impuestos, Wanta pondrá en el Tesoro 1.575 billones de dólares.
Wanta planeaba construir trenes de alta velocidad para todo norteamérica.
El mencionado general Vernon Walters, embajador USA en la ONU por un tiempo y más tarde, embajador en Alemania cuando cayó el muro y se produjo la reunificación, confirmó en esta entrevista que la caída del bloque comunista fue gracias a operaciones financieras.
De todo lo expuesto, se comprende que los llamados «Caballeros Blancos» o militares patriotas están envueltos en una guerra frente a los iluminati desde hace décadas (o siglos): se comenta que tienen una alianza con los militares franceses y rusos conocida por el nombre en clave de «Michigan».
Podemos deducir que el intento de asesinato de Reagan en 1980 y el conseguido de Isaac Rabin tienen que ver con el tema Leo Wanta y, por tanto, los movimientos que se están llevando a cabo ahora mismo para tumbar el dólar y traer un sistema monetario basado en oro los están llevando a cabo esta misma alianza de militares y agentes de inteligencia patriotas, que están coaligados con los rusos desde tiempos de Gorbachov.
Frente a ellos: los Bush, Rockefeller y Kissinger que todos conocéis.
PD. El artículo del que he obtenido esta información aparece en la web oficiosa de los militares patriotas USA, por lo que podemos deducir que la cúpula de este ejército conoce la verdad sobre este dinero.
PD 2. Es prácticamente seguro que el intento de asesinato de Reagan (30 marzo 1981) por parte del loco MK Ultra John Hinckley fue obra del entonces vicepresidente Bush Sr. Hoy se conoce que el padre de Hinckley era buen amigo de Bush.
Con el mismo razonamiento, el intento de asesinato de Juan Pablo II (13 mayo 1981) tuvo por objetivo que desistiera de su plan (junto a Reagan y otros Caballeros de Malta) de acabar con la guerra fría, anulando al bloque comunista. Como es sabido, él dirigió la caída del régimen polaco, apoyando al sindicalista Lech Walesa, que se convertiría en presidente cuando cayó el muro de Berlín.
PD 3: Otra curiosidad. El asesinato de Lennon y los intentos de asesinato de Reagan y Juan Pablo II sucedieron en solo ¡seis meses! Entre el 8 de diciembre de 1980 que murió Lennon y el 13 de mayo de 1981 que intentaron matar al papa polaco.