Opinión y Noticias Externas — 21 mayo, 2014 at 9:53 am

Excelente texto sobre la Sabiduría

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[Anda circulando por el facebook: desconozco el autor].
L A S A B I D U R I A

“aunque podamos ser eruditos por el saber de otro, sólo podemos ser sabios por nuestra propia sabiduría” (Montaigne)

La etimología es bastante clara: philosophia; en griego, es el amor o la búsqueda de la sabiduría.

La sabiduría está definida por el diccionario de la lengua española como “la conducta prudente de la vida” y la prudencia es una virtud que consiste en discernir y distinguir lo que es bueno o malo para seguirlo o huir de ello”; es también la templanza, la cautela, la moderación, la sensatez y el buen juicio. Esta conducta es inseparable de la filosofía, definida etimológicamente como “el amor a la sabiduría” es por ello que Diderot menciona: “¡apresurémonos a popularizar la filosofía!”.

Pero a todo esto ¿Qué es la sabiduría? ¿Acaso es un saber? Este es el sentido habitual de la palabra, tanto en los griegos (shopia) como en los latinos (shapienta) y es lo que la mayoría de los filósofos, desde Heráclito, han confirmado continuamente. Ciertamente, tanto para Platón como para Spinoza, tanto para los estoicos como para Descartes o Kant, tanto para Epicurio como para Montaige o Alaín, la sabiduría tiene mucho que ver con el pensamiento, con la inteligencia, con el conocimiento.

Se trata de un saber particular, de un saber que ninguna ciencia expone, que ninguna demostración prueba, que ningún laboratorio puede comprobar o verificar, que ningún diploma acredita. Y es que no se trata de una teoría, si no de práctica, No se trata de pruebas, si no de experiencia, no se trata de experimentos, si no de práctica. No se trata de ciencia, si no de vida.

En algunas ocasiones, los griegos opusieron la sabiduría teórica contemplativa (Shopia) a la sabiduría práctica (Phronèsis). Pero ambas son inseparables dice André Comte o mejor dicho, la verdadera sabiduría sería su conjunción, “juzgar correctamente para obrar correctamente” Decía Descartes, esto es la sabiduría.

Es probable que algunos estén mejor capacitados para la contemplación y otros para la acción. Pero ninguna facultad garantiza ser sabio: éstos deberán a prender a ver, aquellos a querer, la inteligencia no basta. “la sabiduría no puede ser no una ciencia ni una técnica” subraya Aristóteles: se refiere menos a la verdad o a la eficacia que al bien, Para si mismo y para los demás. Es un saber, ciertamente pero un saber vivir.

Aristóteles hace mención sobre la sabiduría: » Evidentemente la habilidad sabia o sabiduría debe ser considerada como el más alto grado de la perfección en todas las cosas que es posible saber. Es preciso, que el hombre verdaderamente hábil y sabio, no sólo conozca las verdades que se derivan de los primeros principios, sino que debe saber con toda verdad los principios mismos. Síguese de aquí, que la sabiduría es un compuesto de la inteligencia y de la ciencia, y que es, puede decirse, la ciencia de las cosas más elevadas, la cual está a la cabeza de todas las demás ciencias. En efecto, sería un absurdo creer, que la ciencia política, o la prudencia política, es la más alta de todas las ciencias, si no se creyese al mismo tiempo que el hombre de que se ocupa es lo más excelente que hay en el universo. Pero ciertos atributos, por ejemplo, lo sano y lo bueno, pueden variar según los diferentes seres a que se aplican; y así pueden variar de los hombres a los pescados, mientras que en otro orden de ideas lo blanco es siempre blanco y lo recto es siempre recto. Pues de igual modo en el presente caso habrá de convenirse en que lo que es sabio es siempre sabio, y que lo que no es más que prudente puede variar según los casos. Así, siempre que un hombre, sabe discernir bien su interés en todo lo que le toca personalmente, se le llama prudente, y se siente uno dispuesto a confiarle el cuidado de las cosas de este género. Se van más hijos aún, y se concede igualmente el nombre de prudentes a ciertos animales, que al parecer tienen una previsión segura respecto de las cosas que se refieren a su propia subsistencia » (Aristóteles).

En sus obras Feijoo dice: “Tiene la ciencia sus hipócritas no menos que la virtud; y no menos es engañado el vulgo por aquellos, que por estos. Son muchos los indoctos que pasan plaza de sabios. Esta equivocación es un copioso origen de errores, ya particulares, ya comunes. En esta Región que habitamos, tanto imperio tiene la aprehensión, como la verdad. Hay hombres muy diestros en hacer el papel de doctos en el teatro del mundo, en quienes la leve tintura de las letras sirven de color para figurar altas doctrinas; y cuando llega a parecer original la copia, no hace menos impresión en los ánimos la copia que el original. Si el que pinta es un Zeuxis, volarán las avecillas incautas a las uvas pintadas, como a las verdaderas”. Y hablando sobre los verdaderos sabios Feijoo subraya esto: “Por el contrario los sabios verdaderos son modestos, y cándidos; y estas dos virtudes son dos grandes enemigas de su fama. El que más sabe, sabe que es mucho menos lo que sabe, que lo que ignora; y así como su discreción se lo da a conocer, su sinceridad se lo hace confesar; pero en grave perjuicio de su aplauso, porque estas confesiones, como de testigos que deponen contra sí propios, son velozmente creídas; y por otra parte el vulgo no tiene por docto a quien en su profesión ignora algo, siendo imposible que nadie lo sepa todo”.

La sabiduría esta estrechamente ligada con el conocimiento “los ojos pueden conocer la naturaleza de las cosas” (Lucrecio) por que… ¿será posible ser sabio sin conocer? Creo que no, la sabiduría esta ligada con el saber, con el conocimiento con la ciencia. Sócrates no ha creado ciencia: ha creado un nuevo tipo de vida intelectual, de Sabiduría. Sus discípulos han recogido el fruto de esa nueva vida. Y como aconteció en su hora a Parménides y Heráclito, acontece también a Sócrates: al despertar a una vida nueva, ésta se entiende, en sus comienzos, en función de la antigua. Por esto, para unos, Sócrates era un sofista más; para otros, un buen hombre. Para su descendencia fue un intelectual. En realidad, inauguró simplemente un nuevo tipo de Sofía. Nada más, pero nada menos.

Conocer es pensar lo que es: el conocimiento es cierta relación de conformidad, de similitud, de adecuación entre el espíritu y el mundo, entre sujeto y objeto. Así conocemos a nuestros amigos, nuestro barrio, nuestra casa: lo que hay en nuestro espíritu pensamos en ellos, corresponde aproximadamente de lo que existe en la realidad.

Éste aproximadamente es lo que distingue al conocimiento de la verdad. Pues sobre nuestros amigos, podemos equivocarnos. Sobre nuestro barrio nunca lo sabremos todo incluso sobre nuestra propia casa, podemos ignorar muchas cosas. ¿Quién puede jurar que no ha sido invadida por las termitas o que, por el contrario, esta construida sobre un tesoro oculto? No hay conocimiento absoluto, conocimiento perfecto conocimiento infinito. ¿Conoces tu barrio? ¡Naturalmente! Pero para conocerlo totalmente, habrías de poder describir todas y cada una de las calles que hay en él, el último de los apartamentos de cada edificio, el último rincón de cada apartamento.

Y con Dios, podemos encontrar en la Biblia a salomón autor de los libros: Proverbios, Eclesiastés y Cantares, hijo de David, que al morir le heredó el trono, la Biblia menciona que el le pidió sabiduría a Dios y Dios se la concedió “Y le dijo Dios: Porque has demandado esto, y no pediste para ti muchos días, ni pediste para ti riquezas, ni pediste la vida de tus enemigos, sino que demandaste para ti inteligencia para oír juicio, he aquí lo he hecho conforme a tus palabras; he aquí que te he dado corazón sabio y entendido, tanto que no ha habido antes de ti otro como tú, ni después de ti se levantará otro como tú.” (1 Rey 3:11-12) Salomón escribe plasma la sabiduría que Dios le dio en el libro de los proverbios que no es un código de obligaciones, sino un tratado de felicidad. Salomón citado como el mas sabio de los hombres hace tratarla en su libro como una sabiduría eminentemente practica

Casi todos los pueblos antiguos han tenido su sabiduría, distinta de la ciencia, y síntesis de la experiencia que enseña a vivir con provecho para ser feliz, aún hoy reescriben tratados sobre el secreto del triunfo de la vida, del éxito en los negocios, etc. Son sabidurías psicológicas, humanistas y como tales muy falibles.

Varios autores a coincidido que la sabiduría es el arete del saber vivir, del ser feliz, la sabiduría es una delicia, es prudencia, los insensatos la aborrecen Salomón dice “adquiere sabiduría, adquiere inteligencia… sabiduría ante todo, adquiere sabiduría, y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia,” también exclamaba: “recibe mi enseñanza y no plata, y ciencia antes que el oro escogido, porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas” deja claro que la sabiduría es el saber pensar, André Comte-Sponville dice: esto es lo que distingue a la sabiduría de la filosofía, que consistiría más bien en saber pensar. Pero la filosofía solo tiene sentido en la medida en la que nos acercamos a la sabiduría: se trata de pensar correctamente para vivir rectamente, y sólo esto es verdaderamente filosofar. La filosofía nos enseña a vivir” escribe Montaigne ¿acaso no sabemos vivir? Ciertamente: ¡necesitamos filosofar por que no somos sabios! La sabiduría es la meta; la sabiduría el camino.

Aragón decía: “para aprender a vivir, ya es demasiado tarde…” Montaigne expresa una idea similar (“se nos enseña a vivir cunado la vida ya ha pasado”), pero de forma mas estimulante: de este modo el autor de los ensayos no expresaba tanto una fatalidad de la condición humana cuanto un error de educación, un error que podía y debía corregirse. ¿Por qué esperar para filosofar, si la vida no espera?

El vivir con la filosofía es vivir feliz, San Pablo escribe: “y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche le será dada” San Pablo y salomón coincidían que la sabiduría es dada por Dios, Ludwig Wittgenstein dijo: “creer en Dios significa comprender que la vida tiene un sentido” —“limitar el saber, para dejar espacio a la fe”— decía Kant, pero el saber es de hecho limitado: no solamente por que jamás lo conoceremos todo, esto es obvio, si no porque siempre se nos escapa de lo fundamental. Ignoramos tanto las primeras causas como los fines últimos. ¿Por qué que hay algo, y no mas bien nada? No lo sabemos. Nunca lo sabremos. ¿Para qué (con que fin)? Tampoco lo sabemos, ni siquiera sabemos si hay un fin. Pero si bien es verdad que de la nada no nace nada, la mera existencia de algo, el mundo el universo, parece implicar que siempre ha habido: que el ser es eterno, increado, es esto lo que llamamos Dios, ¿existiría desde siempre? Mas bien fuera del Tiempo, creándolo como crea todas las cosas a esto Salomón redacta que la sabiduría estuvo presente en la creación, a esto surge una incógnita ¿Qué hacia Dios antes de la creación nada, responde el autor De Los Ensayos Pascal (San agustín) pero es que en verdad antes no había nada (pues todo <<antes>> presupone el tiempo): sólo había el perpetuo hoy de Dios, que no es un día “con que sol medirlo —exclama André Comte— si todo sol depende de Dios. No es la eternidad la que esta en el tiempo, es el tiempo el que está en la eternidad. No es dios el que está en el universo; es el universo el que está en Dios. ¿Creer en Dios? Parece ser lo mas natural del mundo. Sin Dios, nada tendría razón de existir, así pues, ¿Cómo no habría de existir?

Dios esta fuera del mundo, en tanto que su causa y su fin. Todo procede de Él, “nuestro ser nuestro movimiento y nuestra vida están en Él” decía san Pablo, todo tiende hacia Él, dios es el alfa y omega del ser: el ser absoluto—absolutamente infinito, absolutamente perfecto, absolutamente real— si el cual nada relativo podría existir. ¿Por qué hay algo, y no mas bien nada? Por Dios.

Conociendo que la filosofía es el amor a la sabiduría y es el camino para poder obtenerla surge una incógnita que se plantea Heidegger. Como causa de si, responde: <<El ser del ente, en el sentido de fundamento, no puede concebirse si no como causa sui. Éste es el concepto metafísico de Dios>>. Pero… ¿Qué es Dios? Es el ser absolutamente necesario (causa de si) absolutamente creador (causa de todo), absolutamente absoluto (no depende de nada, todo depende de Él): es el ser de los seres, y el fundamento de todos ellos. ¿Cómo se define a Dios? Como el ser supremo (san Anselmo: <<el ser en relación con el cual es imposible concebir nada mas grande>>), el ser soberanamente perfecto (Descartes), el ser absolutamente infinito (Spinoza, Hegel). Ahora bien si no existiera, no ni el mas grande ni realmente infinito: a su perfección, esto es lo menos que se puede decir, le faltaría algo. Por lo tanto, existe por definición: pensar en Dios (concebirlo como ser supremo, perfecto, infinito…) es pensarlo como existente <<de la esencia de Dios no puede separarse su existencia —escribe Descartes—

Dios su existencia es inseparable de su esencia, inseparable de Él, púes, y por eso existe necesariamente. El concepto de Dios, escribirá Hegel, <<incluye en el ser>>: Dios es el único ser que existe por esencia. Es ahí donde muchos filósofos a discutido, pero la filosofía es mas que jugar conceptos, Voltaire que critica demasiado a los filósofos dice que no es necesario preocuparnos tanto como es que vivimos, si no preguntarnos como vivimos… la filosofía auque se trata de un saber muy particular, el fin es una vida mas lúcida, es obvio que hemos de ganarnos la vida —hace mención André Comte— pero esto no nos dispensa de vivirla.

¿Hasta cuando o simples amareis la simpleza? Decía Salomón al exhortar a buscar la Sabiduría y la inteligencia, san pablo decía: hablamos sabiduría entre los que han alcanzado la madurez” — <<el hijo sabio alegra al padre, pero el hijo necio es tristeza de su madre>>— afirmaba Salomón, demostrando que en la sabiduría se encuentra el deleite, y en el conocimiento la verdad, a esto habla Comte el conocimiento y la verdad son, pues, dos conceptos muy distintos. Pero también están interrelacionados. Ningún conocimiento es la verdad; pero un conocimiento que no tiene nada que ver con la verdad ya no sería conocimiento alguno (sería un delirio, un error, una ilusión…). Ningún conocimiento es absoluto; pero solo es conocimiento —y no meramente creencia u opinión— en virtud de la parte de absoluto que comporta o permite. Consideramos, por ejemplo, el movimiento de la Tierra alrededor del sol. Nadie puede conocerlo absolutamente, totalmente, perfectamente. Pero sabemos que este movimiento existe, y que es un movimiento de rotación. Ningún conocimiento es absoluto, por eso necesitamos filosofar, la sabiduría esta ligada con la inteligencia y el conocimiento, y por lo tanto a la ciencia.

Pero volviendo a lo que hemos dicho, es claro que la sabiduría es la unión de la ciencia y del entendimiento, aplicada a todo lo que es por naturaleza más admirable y elevada. Y así se llama a un Anaxágoras, a un Tales y a los que se les parecen sabios, y no sólo hombres prudentes, porque en general se observa que son muy abandonados en lo referente a su propio interés, y se les considera como muy sabios en una multitud de cosas que no tienen utilidad inmediata, que son maravillosas, difíciles de conocer y hasta divinas, pero de las cuales ningún uso provechoso puede hacerse; porque estos grandes espíritus no buscan los bienes puramente humanos. La prudencia, por lo contrario, sólo se aplica a las cosas esencialmente humanas, y a aquellas en las que es posible la deliberación para la razón del hombre; porque al parecer el objeto principal de la prudencia es deliberar bien. Mas nunca se delibera sobre cosas que no pueden ser de otra manera que como son, ni sobre cosas en las que no hay un fin a que aspirar, es decir, un bien que pueda ser objeto de nuestra actividad; pudiendo decirse de una manera general y absoluta, que es hombre de buen consejo el que sabe encontrar mediante un razonamiento infalible lo que la humanidad debe hacer con más acierto en las cosas sometidas a su acción.

Ningún <<no>> es suficiente, y por eso necesitamos la sabiduría. Retrata de decir si: sí a uno mismo, sí a los otros, si al mundo, si a todo, y esto es la sabiduría.

Los filósofos si están de acuerdo, casi todos, en la idea de que la sabiduría se reconoce en cierta felicidad, en cierta serenidad, digamos que en cierta paz interior, pero gozosa y lúcida; la cual no es posible sin uso rigoroso de la razón. Es lo contrario de la angustia, de la locura, de la desdicha, por eso necesitamos la sabiduría. Por eso hemos de filosofar por que no sabemos vivir. El mal mas contrario a la sabiduría —escribía Alaín— es la estupidez. Esto nos dice que debemos tender: hacia una vida lo mas inteligentemente posible. Pero la inteligencia no basta. Los libros no bastan. La inteligencia solo se aproxima a la sabiduría en la medida en que transforma nuestra existencia. No basta con saber manejar conceptos; éstos son solamente medios. El fin, el único fin, es pensar y vivir y un poco mejor, o no tan mal.

El sabio es un hombre de acción, mientras que normalmente nosotros sólo sabemos esperar y temblar. El sabio afronta lo que es, mientras que normalmente nosotros solo sabemos esperar lo que todavía no es, y echar en falta lo no es o lo que ya no es.

¿Qué es la sabiduría? El máximo de felicidad en el máximo de lucidez. Es la vida buena, como decían los griegos, pero una vida humana o, dicho de otro modo, responsable y digna. ¿Gozar? Sin duda. ¿Alegrarse? Tanto como se pueda, pero no de cualquier forma. Pero no de cualquier precio. <<Todo lo que da gozo es bueno>>, decía Spinoza; pero no todos los goces son válidos. No se filosofa para pasar el tiempo, ni para lucirse, ni para juguetear con conceptos: se filosofa para salvar la piel y el alma.

La sabiduría es el fin: la vida es el fin, pero una vida más feliz y mas lúcida; la felicidad es el fin, pero una felicidad vivida en la verdad. La sabiduría no es otra vida que hallamos de esperar o alcanzar. Es la verdad de esta vida que hemos de conocer y amar.

<<el signo mas claro de la sabiduría —decía montaigne es un gozo constante; asimismo podría citar a Sócrates, a Epicuro (<<hemos de reír cuando filosofamos…>>), a Descartes, a Spinoza, a Diderot o a Alain… Todos ellos han dicho que la sabiduría está del lado del placer, del gozo, de la acción, del amor. Y que la suerte no basta.

El sabio no ama mas la vida porque sea más feliz que nosotros. Es mas feliz porque la ama mas.

Nosotros que no somos sabios mas que aprendices de la sabiduría esto es filósofos, todavía hemos a aprender a vivir, a pensar, a amar. Nunca se acaba de aprender, y por eso necesitamos siempre filosofar.

En la filosofía el placer marcha al mismo ritmo que el conocimiento: no es después de aprender cuando gozamos de lo que sabemos, sino que aprender y gozar van juntos.