En otra más que agradable sincronía, el escritor y profesor israelita, Shlomo Sand, quien se convirtió en un éxito de ventas en su país con el libro «La invención del pueblo judío», ha declarado que deja de considerarse judío para reclamarse israelita como parte de una «identidad universal». Es decir, se reclama parte de la Humanidad, que es lo que yo mismo exhortaba el otro día a que hicieran en la entrevista de Pili Reyes y Victoria Kent. (¿Os acordáis del «efecto mariposa»? ¡Funciona!).
Como ya os he contado, esta web tiene seguidores en Israel que me comunican sus noticias. En concreto, una seguidora sudamericana me rectifica asegurando que los usureros les cobran intereses a los judíos israelitas (lo que contradice la ley de Yahwé, por cierto).
También me comenta la importancia del «sinat jinam» en la educación a los niños judíos: en hebreo significa «el odio gratuito y sin razón» que los no judíos les profesan.
Mi amiga me comenta que esa es la razón por la cual los jóvenes judíos hacen «grupo aparte» entre la «nación mochilera de cultura planetaria», confirmando lo que también os decía en la entrevista. Como decía al final de la misma, hay que conseguir llegar a esa gente y exponerles la verdad: no tenemos nada contra ellos pero sí contra los usureros a los que sirven (y quienes les manipulan y les utilizan para sus planes).
Ayer, me llegó un vídeo de unos activistas encarando a Jacob Rothschild (número 1 de la dinastía en la actualidad) y justamente en el mismo día el parlamento británico dice que va a reconocer el estado palestino.
Me ha decepcionado mucho: parece retrasado mental.
¡Ah, se me olvidaba! En su informe de ayer lunes, Benjamin Fulford revela lo que altos cargos de los Iluminati y la logia P2 le respondieron cuándo les preguntó «quién está en la cúspide de la pirámide»: es decir, quién es el jefe total de la conspiración». Leed, leed.
