Opinión y Noticias Externas — 23 octubre, 2014 at 9:30 am

Descansa en paz, samurai Alfredo Embid: ¡te lo has merecido!

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Antes de lanzar mi web, sólo había dos en castellano que tuvieran información secreta de calidad. Una de ellas era «freenews», donde escribía un tal Alfredo Embid cosas tan inauditas, en aquel tiempo, como la falsedad del virus del sida (Lluís Botinas y Campoy al margen). Fue el primer «contacto» que tuve con él.
Tiempo después me lo fui encontrando en actos por la verdad del 11-S, donde resaltaba con su dignidad de caballero de otra época, tan extraña en estos tiempos donde la deslealtad y el oportunismo son la nota dominante. Cuando tuve la oportunidad de colaborar en la organización de un congreso sobre salud, le llamé para que nos diera una conferencia.
La sorpresa fue mayúscula cuando utilizó la mayor parte de su tiempo ¡para hablar del 11-S! Su justificación fue sencilla: «esta es una batalla informativa que se gana con información, y en este momento eso es lo que la gente debe conocer».
Al año siguiente, decidí hacer un documental sobre la Libertad (que finalmente no salió adelante) y fuimos a entrevistarle a su casa, donde nos recibió con su kimono de karateka y nos deleitó con su sabiduría taoísta de la vida, en su esplendoroso jardín.
Aquel día me di cuenta de que Embid era en realidad un samurai, un hombre sabio que había decidido utilizar la verdad como única arma, de ahí el nombre de sus excelentes informes del «Boletín armas contra la guerra». Pero Embid era mucho más pues él fue uno de los introductores del arte de la acupuntura en España y contribuyó poderosamente a extender su práctica desde la revista que fundó y con los maestros que formó.
Embid no era hombre que buscara el aplauso fácil de tanto encantador de serpientes como hay ahora, razón por la cual, seguramente, se haya muerto bajo un, a todas luces, injusto anonimato dentro del ámbito de los investigadores de la conspiración.
Su labor introduciendo estos temas tan polémicos en los ámbitos izquierdistas y anarquistas será una de las muchas aportaciones que dejará para la posteridad este auténtico samurai español.

Un ejemplo para las próximas generaciones.