Ayer un amigo me invitó a la presentación del programa económico del partido Ciudadanos en el madrileño Círculo de Bellas Artes. Confiando en que mi nombre estaba en la puerta, llegué justo a la hora, pero me encontré un gentío de cientos de personas pugnando por entrar.
Me coloqué en el sector donde estaban los periodistas acreditados y, en un acto sincrónico, me abrieron las puertas junto a periodistas de El País, Antena 3… Y allí que subí en el ascensor con estos compañero que, evidentemente, no sabían quien era. jajaja.
La sala estaba abarrotadísima de gente, cámaras de televisión, periodistas de radio y papel y gente importante que se ha dado cuenta de que los partidos tradicionales están muertos y, ante el miedo a la llegada de los «radicales de Podemos», han decidido apoyar a muerte a este chico barcelonés llamado Albert Rivera que se significó al liderar un movimiento pro unidad de España alejado de las arcaicas maneras de la derecha tradicional y con un discurso que supera el tradicional modelo derecha-izquierda.
Sin duda, este es un triunfo de esta auténtica «Tercera Vía» que es el movimiento conspiranoico: hablar de derecha e izquierda suena a antiguo, al siglo XX que ya es historia.
Albert es un tipo que cae bien, listo y buena persona, que sin duda trae un aire nuevo a la caduca política española, y que está llamado a entenderse con los Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Tania Sánchez.
El discurso de sus expertos (Garricano y Conte) estuvo dirigido especialmente a un cambio de valores y al estímulo a la iniciativa individual como contrapeso a la opresión estatal.
-Primera paradoja; la «derecha» aboga por la libertad frente al Estado mientras que la «izquierda» (supuestamente libertaria) está a favor de más Estado.
Las medidas propuestas estaban cargadas de buenas intenciones pero adolecían de una falla de raíz: un país que tiene que dedicar prácticamente todo su PIB a pagar la deuda estatal es imposible que pueda generar riqueza. Por poner un ejemplo: si una familia ingresa 2000 euros y tiene que dedicar 1800 al pago de sus deudas, es imposible que pueda levantar cabeza.
El corazón del discurso de Albert y sus asesores fue claramente emocional y no intelectual, apelando a la virtud de la moderación como contrapunto a la insensatez y radicalismo irreal de Podemos. Se sitúan políticamente en base a criterios emocionales y no apelando a la Verdad, como debería ser.
Conozco a gente que va votar a Ciudadanos y, casi sin preguntarles, llegas a la conclusión de que van a votarles por miedo a un cambio radical, por miedo a ese «fantasma comunista» que podría ser Podemos.
Curiosamente, hoy mismo el lobby izquierdista ATTAC publica un artículo de un sociólogo tratando de explicar el porqué hay gente que sigue pensando en votar al PP-PSOE, aduciendo que es la emocionalidad la base de este voto, en este caso, el miedo a lo desconocido («virgencita, virgencita, que me quede como estoy»). El problema es que Miguel Fresno no es objetivo y barre claramente para casa al argumentar en base al matrimonio gay que, como todos sabemos, es una ingeniería social perpetrada por la propia élite que los izquierdistas tratan de combatir. Que está basada en mentiras.
Y ninguna idea política positiva puede estar basada en mentiras. La mentira conduce a la injusticia y a la degradación de la naturaleza humana.
Eso es lo que cuento en mi último libro «Principios para el Nuevo Mundo» y, si no me equivoco, ese va a ser el centro del debate en los próximo meses. Los valores humanos.
¿Es un valor la moderación?
Pues mira, según en qué situaciones. Si tienes una plaga de chinches en tu casa, deberás luchar radicalmente para eliminarla, ¿verdad? Pero con cuidado de no emplear químicos que dañen tu salud, claro.
La moderación y la radicalidad son valores relativos, no absolutos. Lamentablemente, mucha gente primero se sitúa emocionalmente (yo quiero estar con los que no son radicales/ yo quiero estar con los radicales) y en base a ese precepto emocional, elige el sentido de su voto. Es lo que se conoce en el argot New Age como «dualidad».
Una persona evolucionada debe elegir su comportamiento en base a la situación: hay veces que hay que ser radical, y otras moderado, pero nunca tomar comportamientos a priori, eso es señal de estar robotizado, anquilosado.
En otras palabras, que el Movimiento por la Verdad (conocido popularmente como conspiranoico) ha de ser la bisagra entre estos nuevos partidos, que ayude a la superación de la dualidad y conduzca a España a la reconciliación y el triunfo de la Justicia.
De cualquier manera, tanto Albert Rivera, como Pablo Iglesias, Alberto Garzón o Tania Sánchez representan una Nueva España que está llamada a superar esas ya ancestrales rivalidades que no nos dejan avanzar. Todo empieza desde el lenguaje: el hecho de que Rivera hablara ayer de la clase trabajadora, la clase media y los problemas de los desempleados en términos de dinero indica que sí está en contacto con la calle aunque es cierto que ni él ni sus asesores parecen estar al corriente del aspecto central del problema: la creación del dinero a través de la deuda. Su sentido emocional les impide «mirar más allá», a lo prohibido, a aquél tabú que no pueden tocar, como es el de la banca: en ese sentido, los de Podemos sí parecen más decididos a encarar el sentido profundo del problema, aunque, como todos sabemos, tienen otro tipo de infiltraciones, como demuestra el artículo enlazado de ATTAC.
PD. ¡Ah! Por otra de esas sincronías del destino, me presentaron a Albert al final de la conferencia. Da buenas vibraciones.
PD 2. Una fuente directa ligada a Pedro J. Ramírez me ha confirmado que su nuevo periódico saldrá en mayo. Ya tiene el dinero suficiente a base de suscriptores.