Hombre y Mujer — 1 julio, 2015 at 8:00 am

Las feministas lesbianas inventan nuevos géneros: «agénero», «no binario» y «ambigénero»

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sonyxperia 1166Lo que estáis viendo es un auténtico curso de Ingeniería Social: el material para una clase práctica sobre esta disciplina.  Hay tanta información en estos carteles, tanta descodificación… que para mí son un tesoro.

Para empezar, expresan la búsqueda del feminismo lesbiano de una identidad, partiendo de la huida de la naturaleza hombre-mujer pero con esos corazones rotos en la parte superior derecha del segundo cartel que a uno le da una cierta ternura…

Como ya muchos sabéis, la ingeniería social para destruir el amor disoció el cuerpo y el alma de los que acabaron en la secta gay, asociando el primero al sexo y lo segundo, al género, acabando el género, una vez deconstruido culturalmente, por sustituir al sexo. Todo, para huir de ese amor imposible que les ha generado el trauma y, por tanto, la necesidad de generarse una nueva identidad. Con estos clarísimos ejemplos nos encontramos (como ya he repetido en unas cuantas ocasiones) que todo comienza con el lenguaje; creando nuevas palabras, nuevos conceptos, que, a su vez, devendrán en nuevas realidades: una vez creado el concepto, publicitado por estas redes pagadas por el Banco Mundial, ya tenemos la nueva realidad en la que los nuevos traumatizados por la guerra de sexos encontrarán su nueva identidad. Ya veíamos cómo hace unos meses Facebook ofrecía toda una serie de posibilidades de «género» a la hora de darse de alta en susonyxperia 1167 servicio.

Me imagino que estas lesbianas feministas han tomado nota del éxito mediático de la propuesta y han decidido crear más posibilidades de género, acorde con el estado del trauma de la interfecta/interfecto, pero que acaban, indefectiblemente (y paradójicamente, puesto que todo vino a consecuencia del sexo), en la androginia, es decir, en la anulación del sexo. Así, tenemos el «Agénero» y el muy creativo «Ambigénero» que puede situarse (palabras textuales) entre «bigénero y semichico» (!!!). A fin de cuentas todos quieren decir un poco lo mismo, ¿verdad? HUIR DE SU NATURALEZA.

Últimamente, me ha dado por ver a estas lesbianas y gays que se autocastran estéticamente (y físicamente, a través de la ideología) como víctimas en sentido estricto de La Guerra de Sexos: es decir, el otro día que, por cosas de la vida había quedado en el lugar de comienzo de la marcha del «día del orgullo de los castrados», los contemplaba como si fueran una procesión de heridos de la Guerra de Yugoslavia, pero a los que en lugar de balas, les han golpeado las paranoias*. Detrás de esas crestas, rapados y estética sadomaso, veía a la chica que sacaba dieces en matemáticas, la campeona de educación física y las adorables niñas a las que nos les dejaron amar… Su manera de protestar por esa injusticia es crearse esa otra personalidad alternativa («Alter Ego») donde pueden ser normales, aceptados.

Pero sin duda el cartel que mejor define esta paranoia es esta otra pintada que fotografié hace semanas: «Masculino y femenino: dos polos de adoctrinamiento masivo» que define a la perfección la locura en la que viven estos seres humanos. A su naturaleza la consideran adoctrinamiento, mientras que la Ingeniería Social (¡que ellas mismas están creando!) es lo «natural». De alguna manera, y si os fijáis, beben de la misma paranoia de parte de la New Age:  esa demonización de la «dualidad», como si el hecho de que la naturaleza esté compuesta de opuestos complementarios haya de ser algo malo. Por supuesto, lo que hay de fondo es una huida del amor (y un trauma gordísisonyxperia 1168mo).
Si no fuera porque hay chicos y chicas que se están creyendo esta panoplia, sería para hacer chistes… Cuando todo esto haya pasado, seguro que estos carteles formarán parte de una exposición titulada «Las locuras del final de la Era de Piscis».
sonyxperia 883
*Haz la prueba: La próxima vez que te cruces con un joven con estética agresiva, en lugar de mirar para otro lado, mírale a los ojos con ternura por el trauma que lleva encima. ¡Ya verás cómo retira la mirada!