A un paso de la «guerra total», siempre siguiendo los acontecimientos en torno al sistema monetario y el debatido reseteo.
Ayer mismo, la Asamblea General de la ONU aprobaba con 134 votos a favor y 6 en contra la reestructuración de la deuda soberana; una medida que no ha sido explicada con claridad pero que me parece que va a ir en el mismo sentido que el tema de la «titulización» de hipotecas. «Si se vende una deuda sucesivamente y se convierte en títulos de bolsa, ¿hay acreedor legítimo?». El mismo jueves (no sé bien si antes, durante o después de esa votación) Israel atacaba Siria, en unos momentos en los que Rusia e Irán se han metido de lleno en el conflicto.
Parece completamente lógico que quienes salen perjudicados por la posible quiebra de los terroristas son los banqueros que los apoyan y quienes los utilizan como chantaje a los gobiernos.
Para Larouche, los comunicados del gobierno Obama ordenando a Putin que no acabe con los terroristas son una prueba de que Rusia ha ganado la batalla de la «legitimación».
Máxime cuando los propios espías norteamericanos se revelan contra sus jefes y les acusan de «ignorar sus informes» y «minimizar el peligro que constituyen estos grupos».
La rebelión de los servicios secretos y los funcionarios USA se materializa con las veladas amenazas que se están realizando a la familia Clinton en torno a los emails de Hillary. Un experto de Wall Street ha calificado de «vasta conspiración criminal» a la Fundación Clinton. Según Tom Heneghan, más correos que no han sido borrados están ya en posesión del FBI que relacionan a Hillary y Biden con el Mossad y los Blackwater, en al conspiración del atentado de Bengasi.
La gran batalla es ahora, sin duda.
La semana que viene se reúne la Asamblea General de la ONU; van a saltar chispas.
