Monarcas, políticos, jueces, policías, obispos y militares se encuentran al parecer en la lista de 2 millones de afiliados a la masonería que la judicatura inglesa va a publicar en el marco de la reapertura del caso sobre el hundimiento del Titanic, en el año 1912, que costó la vida de 1200 personas. Las personas que dieron el visto bueno al barco dentro de los servicios de controles de seguridad naval eran todos masones, razón por la cual, la investigación ha requerido que se hagan públicos esos archivos hasta ahora secretos y que recorren la historia de Inglaterra.
Los expertos creen que estos datos que estarán disponibles on line en breve cambiarán la visión sobre la historia, y deberá reexaminar casos como los asesinatos de Jack el Destripador, que en realidad fue una obra de la masonería.
Una vez más, parece que nuestro amigo Benjamin Fulford va a tener finalmente razón y nos acercamos a las ansiadas detenciones de la élite (o por lo menos, la exposición de la conspiración en la forma de masonería).
