Fulford comienza su último informe explicando que los últimos terremotos en Japón han sido provocados por unas bombas que han destruido unas bases subterráneas del gobierno secreto, cerca de la península de Corea, para evitar que se desencadenara una guerra en Extremo Oriente, en contra de China.
Esta semana, el cronista canadiense sigue focalizado en Indonesia, donde se desarrolla una batalla por la posesión de toneladas de oro y, al mismo tiempo, si es China o los sionistas USA quienes se llevan ese importantísimo país a su «equipo». Tanto el vicepresidente, como el presidente del país, han visitado varios países en los últimos días reclamando ese oro.
Los norteamericanos dicen poseer vastas cantidades de oro cerca de su embajada en Yakarta, mientras el gobierno indonesio afirma tener el control de 4.000 toneladas que fueron robadas por los japoneses durante la II Guerra Mundial y que se encuentran bajo un monumento llamado «Ecuador». Mientras tanto, el gobierno chino sigue discutiendo con los militares USA cómo se va a producir el reseteo, si aceptan la oferta china para crear una agencia de planificación mundial y lo realizan ordenadamente o si «obligan» a los chinos a tumbar el dólar, comenzando a pagar, únicamente en oro denominado en yuangs.
Mientras tanto, siempre según las informaciones de Fulford, los militares brasileños se han cansado del juego de los políticos para tumbar al gobierno Rousseff y amenazan con sacar los tanques, al tiempo que la iglesia católica moviliza a sus fieles para salvar el gobierno del BRICS. Todo ello, mientras afloran documentos que prueban que los políticos han sido comprados por la mafia sionista, particularmente el banquero judío Safra, que ha sido acusado de soborno, dentro de una operación policial llamada «Zelotes» (un guiño bíblico).
En Europa, el presidente ucranio ha desaparecido durante una semana y ha vuelto «cambiado»: sustituyendo al primer ministro e implementando los acuerdos de paz, al tiempo que el oligarca judío Kolomovsky, verdadero gestor de esa falsa revolución, ha visto sus activos congelados.
En el Medio Oriente, el general Dunford (jefe del estado mayor USA) ha estado en Egipto recientemente, para ofrecer al presidente Sisi su colaboración para acabar con los terroristas wahabitas tanto en ese país como en Libia, por lo que se espera un cambio en la dinámica de los acontecimientos.
Fulford da por hecho que se van a liberar las páginas del informe sobre el 11-S que aluden a la participación saudita, pero, además, anuncia que tanto el Pentágono como el FBI están presionando para que se de relevancia a los «estudiantes israelíes» que filmaron la demolición de las torres y prueban la complicidad de ese gobierno.
El FBI también está llevando a cabo investigaciones que atañen a la policía y el ayuntamiento de Nueva York, así como a la manipulación de las elecciones demócratas en ese mismo estado, que dieron como ganadora a Hillary Clinton.
Asímismo, los papeles de Panamá también han acabado tocando a los Clinton, a través de donantes a su campaña.
Acaba relatando que el Pentágono y las agencias del gobierno están estudiando la bancarrota de los bancos que componen la Reserva Federal Americana (y con ella, la desaparición de la Corporación United States of America inc), y estudiando la oferta china de avalar la nueva moneda con oro.
