España — 14 mayo, 2016 at 8:02 am

«Si el cementerio de neumáticos arde, no hay dinero para apagarlo» (Y ardió)

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Esto vale para contestar al filósofo que niega la conspiración como explicación de los sucesos que ocurren hoy día.
Para situarnos, en Seseña (Toledo) reinó un especulador llamado «El Pocero» que construyó una ciudad fantasma, tras hacerse rico con la burbuja inmobiliaria.
Casualidades de la vida; una semana después de que el alcalde se planteara lo que sucedería si ardiera el cementerio de neumáticos, ardió. Y el tipo tiene la caradura de anunciarlo con las siguientes palabras: «lo voy a decir bajito: el problema sería nacional».
Se convertirá en un clásico de la conspiración «Bomberos que encienden fuegos».