Antes de que leáis la siguiente información, os recuerdo que estamos a sólo 100 días del comienzo «oficioso» del reseteo del sistema monetario y que diferentes fuentes como Jim Willie o Benjamin Fulford están confirmando que el primero de los grandes fondos encargados de traer la prosperidad a la humanidad (conocido como Golden Lily o Black Eagle) ha sido liberado.
Teniendo esto en cuenta, comprenderéis mejor que la «carta Hillary Clinton» es la última que le queda a una facción de la mafia jázara (sionista) para evitar su derrota, y por ello, que la campaña propagandística contra Rusia se recrudezca en los medios oficiales: acusándoles de provocar disturbios en Francia (en realidad, son ucranios, como os conté ayer) o del dopaje organizado (en realidad, TODO el deporte profesional es dopaje).
Las noticias de RT demuestran que la OTAN y Rusia se están enseñando respectivamente los dientes en la frontera Este europea, y sus barcos están pasando a escasos cientos de metros en aguas del Mar Negro y por el Golfo Pérsico. La última provocación de la OTAN ha llegado cuando su secretario general, el danés Stoltenberg, que esta organización ha creado una unidad específica de ciberguerra, para luego acusar a Rusia de haber penetrado en los archivos del partido demócrata y recuperar documentos sobre su batalla contra Trump. Un hacker autodenominado Guccifer 2.0 ha reivindicado, sin embargo, este robo de información.
Todo ello ocurre -recordadlo- mientras tanto el FBI como Wikileaks están anunciando la liberación de una tanda de correos electrónicos de Hillary Clinton que la deberían llevar al juzgado.
El asunto se pone más interesante cuando nos enteramos de que el dueño de Amazon (a la sazón, propietario de The Washington Post), que el año pasado desarrolló una «nube de información» por valor de 600 millones de dólares para la CIA, pero que servirá para el resto de 17 agencias de espionaje norteamericanas. La explicación que los rusos dan para esto es que Bezos es miembro del Club Biderberg y es pues parte de la inteligencia del Nuevo Orden Mundial, y enemigo declarado de Donald Trump, que a su vez está acusando subrepticiamente a Obama de la masacre de Orlando, mientras que éste lo hace sobre la comunidad cristiana.
Un funcionario del departamento de seguridad nacional, llamado Haney, ha contado en TV que Obama destruyó en el año 2009 un archivo que contenía los nombres de todos los terroristas islámicos residentes en Estados Unidos y que hubiera evitado la masacre. Lo sabe porque él mismo lo confeccionó, cruzando información de distintas agencias; una información de tal importancia que el FBI le condecoró por haber ayudado a evitar un centenar de atentados.
La razón de esta obstrucción a la acción de la Justicia es que Obama necesita a esos terroristas en libertad para crear el caldo de cultivo para desencadenar la III Guerra Mundial que, como vemos, está siendo agitada desde el deporte, con esta campaña propagandística contra Rusia, que ya hemos visto con Venezuela, Irak, Siria o Libia.
Nadie dijo que iba a ser fácil. Estos 100 últimos días van a ser de infarto.
