Lo de que el asesino de la discoteca gay en Orlando era un homosexual reprimido era algo que no me acababa de cuadrar; el que su padre fuera un agente de la CIA en Afganistán explica bastante bien que aquí hay algo más que un crimen «homófobo» (o tal vez sí, pero en otro sentido, como veremos).
A la luz de todo lo que sabemos sobre las violaciones a niños como método de adiestramiento (y que comenté el otro día en entrevista con CSI Juan), se me ocurrió si el tal Mateen, el asesino de Orlando, no habría sido violado como forma de reclutamiento para ser un agente doble.
No hacía más que una hora que se me había ocurrido esta hipótesis cuando un lector me envía la siguiente noticia: el 40% de los niños palestinos detenidos por los israelíes son violados por sus captores.
Como ya he contado en infininidad de ocasiones, la violación a un niño puede modificar su identidad sexual y volverle «marica» (o por lo menos con esa tendencia). Al mismo tiempo, el saber que ha sido forzado a soportar ese acto contra natura puede que le genere una agresividad u odio sobre todo ese ambiente, asociándolo con su propia violación.
Lo cual podría explicar la extraña conducta del tal Mateen: habría sido violado de niño como forma de adiestramiento terrorista, lo que le habría generado un odio sobre esa tendencia que albergaba en su interior.
